FILOSOFÍA

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lunes, 2 de diciembre de 2024

EL ARTE DE SOBREVIVIR

 

EL ARTE DE SOBREVIVIR

ERMG

 


 

 


FRASES Y PÁRRAFOS QUE ME GUSTARON.

1

El arte de sobrevivir de Schopenhauer está en Parerga Paralipómena (1851)[ “Aforismos de la sabiduría de la vida”, capítulo 6.]

En sus aforismos ,Schopenhauer habla de las etapas de la vida. Las primeras son las del aprendizaje, de la poesía. Las segundas son las del remordimiento y la poesía.

La infancia es la Arcadia de la humanidad.

​En la juventud buscamos la felicidad,porque no sabemos que no existe. Esto lo comprobaremos en la vejez.

2

En la medida en que la vida se vuelve, pues, cada vez más inconsciente, en que se va acercando a la total inconsciencia, su paso se va haciendo precisamente cada vez más rápido. […] Las horas del muchacho duran más que los días del anciano. Por tanto, el tiempo de nuestra vida se halla en un movimiento acelerado, como el de una bola que rueda pendiente abajo; e igual que en un disco que gira cada punto se mueve más rápido cuanto más dista del centro, de la misma manera transcurre el tiempo cada vez más veloz para cada uno en función de la distancia que lo separe de sus primeros años. […] El tiempo nos parecerá siempre demasiado corto y los días pasan veloces como flechas. Entiéndase que hablo de seres humanos, no de ganado envejecido.

3

En la juventud domina la intuición, en la madurez el pensamiento: de ahí que aquella sea la edad de la poesía; y esta la de la filosofía.

4

Solo el que se hace viejo alcanza a representarse la vida de manera completa y adecuada, puesto que la contempla en su totalidad y curso natural y, sobre todo, no, como hacen los demás, única y exclusivamente desde su punto de partida, sino también desde su punto de llegada, razón por la cual reconoce en particular a la perfección su completa vanidad, mientras que el resto de hombres siguen atrapados en el delirio de que lo mejor todavía está por llegar.

5

La vejez, sin embargo, tiene la alegría propia de quien se ha librado de una cadena arrastrada largo tiempo y ahora se mueve libremente. Por otro lado, empero, podría decirse que tras la extinción del impulso sexual se ha consumado el núcleo propiamente dicho de la vida y que tan solo queda la cáscara de la misma o que esta se asemeja a una comedia que fuera iniciada por personas, pero concluida finalmente por marionetas vestidas con sus ropas.

 

6

La diferencia básica entre la juventud y la vejez consiste en que aquella tiene ante sí la perspectiva de la vida y esta la de la muerte; que, por tanto, aquella posee un breve pasado y un amplio futuro, y esta al revés. La vida en los años de la vejez se asemeja al quinto acto de una tragedia: se sabe que un desenlace trágico se avecina, pero aún no se sabe cómo será. Ciertamente, cuando se es mayor, ya solo se tiene la muerte ante sí; pero cuando se es joven, se tiene la vida por delante y uno se pregunta, en último término, cuál de las dos cosas será más preocupante y si, visto en general, no será la vida algo que es mejor tener a nuestras espaldas que delante de nosotros.

7

uno llega a conocerse y comprenderse incluso a sí mismo, entender el objetivo y la meta de su propia vida, solo cuando ya se aproxima el fin, y más aún en lo que a su relación con el mundo, con los demás, se refiere.

8

La muerte, que es el verdadero resultado y, por tanto, el objetivo de la vida.

9

Hay que considerar precisamente el morir como el objetivo moral primordial de la vida.

10

No hay por qué calificar propiamente la vida humana de larga o corta, puesto que, en el fondo, es la medida en función de la cual se calculan todos los demás períodos de tiempo. En las Upanishads de los Vedas, se señalan los 100 años como la duración natural de la vida del hombre. Pienso que con razón, pues ya he reparado en que solo aquellos que sobrepasan los 90 años consiguen la eutanasia, es decir, morir sin enfermedad, también sin apoplejía, sin convulsiones ni estertores, de cuando en cuando incluso sin palidecer, las más de las veces sentados, y eso después de haber comido; eso no es tanto morir cuanto sencillamente dejar de vivir. A cualquier edad más temprana, se muere únicamente por enfermedad, es decir, antes de tiempo.

11

Lo que se opone a que los hombres lleguen a ser más sabios y prudentes es, entre otras cosas, la brevedad de la vida. Cada treinta años llega una generación nueva que no sabe nada y tiene que empezar desde el comienzo.

12

Hay muchos que viven demasiado el presente: son los despreocupados; otros viven demasiado pendientes del futuro: los asustadizos y preocupados. Pocas veces encontrará uno la justa medida. Aquellos que, por aspirar y esperar permanentemente, viven solo en el futuro, miran siempre hacia delante y se precipitan con impaciencia hacia las cosas que aún están por llegar, como si únicamente estas trajeran la verdadera dicha.

13

Hay muchos que viven demasiado el presente: son los despreocupados; otros viven demasiado pendientes del futuro: los asustadizos y preocupados. Pocas veces encontrará uno la justa medida. Aquellos que, por aspirar y esperar permanentemente, viven solo en el futuro, miran siempre hacia delante y se precipitan con impaciencia hacia las cosas que aún están por llegar, como si únicamente estas trajeran la verdadera dicha, yque nuestro juicio aprueba la victoria del conocimiento sobre la voluntad.

14

La vida es un negocio que no cubre los gastos.

15

Hay una desproporción entre los esfuerzos y las penalidades de la vida y la utilidad o ganancia de la misma.

16

Se suele considerar la juventud la época feliz de la vida, mientras que de la vejez se dice que es la fase triste.

17

En la vejez se sabe mejor cómo prevenirse de las desgracias; en la juventud cómo soportarlas.

18

Con mucho mayor acierto considera Platón (al comienzo de la República) la vejez como la época feliz, en cuanto que en esta nos hallamos liberados ya del impulso sexual, que hasta entonces nos altera sin cesar. Incluso podría afirmarse que los variados e innumerables antojos que el impulso sexual genera y las afecciones que de ellos resultan producen una constante y suave locura en el hombre mientras se encuentre bajo la influencia de esta pulsión o este demonio, del cual se halla siempre poseído, de modo que solo tras la disolución de dicho impulso se vuelve completamente razonable.

19

La vida del hombre fluye incesante entre el querer y el alcanzar. El deseo es, por naturaleza, dolor: satisfacer el deseo acarrea de inmediato saturación, la meta era solo una apariencia, la posesión anula el estímulo; el deseo y la necesidad vuelven a hacer su aparición, bajo una nueva forma; y si no ocurre así, entonces aparece la monotonía, el vacío, el tedio, contra los cuales es tan doloroso luchar como contra la necesidad.

20

La vida no está ahí propiamente para ser saboreada, sino soportada.

21

Por tanto, si el carácter de la primera mitad de la vida estriba en la aspiración insatisfecha a la felicidad, el de la segunda consiste en el miedo a la desgracia. Pues con ella ha entrado, más o menos claramente, la conciencia de que toda felicidad es quimérica, mientras que el sufrimiento es real. Entonces, al menos por parte de los caracteres de mayor raciocinio, se aspira más a una simple ausencia de dolor y un estado imperturbable que al placer.

22

Solo hay un error innato y consiste en que creamos que estamos aquí en el mundo para ser felices.

23

Nadie es feliz, sino que anhela durante toda su vida una supuesta felicidad, que raramente alcanza y, cuando lo hace, es solo para verse decepcionado. Por norma general, al final cada cual llega al puerto haciendo agua y desarbolado. Y entonces resulta completamente indiferente si fue feliz o infeliz, en una vida que no fue más que un presente fugaz y que en ese momento llega a su fin.

24

La vida puede considerarse un sueño y la muerte, el acto de despertar.

25

«Esto es samsara: el mundo del placer y del deseo, y por tanto, el mundo del nacimiento, de la enfermedad, del envejecimiento y de la muerte; es el mundo que no debería ser. Y esta aquí es la población del samsara. ¿Qué podéis esperar, pues, que sea mejor?». Quisiera prescribir que cada cual se repitiera esto con consciencia cuatro veces al día.

26

Con bastante claridad el conjunto de la existencia humana apunta al sufrimiento como al verdadero rasgo determinante de la misma. La vida está profundamente arraigada en él y no puede evitarlo: nuestra entrada en ella sucede entre lágrimas, su desarrollo es en el fondo algo siempre trágico y más aún lo es la salida de la misma.

27

El sufrimiento es, efectivamente, el único proceso de purificación mediante el cual, en la mayoría de los casos, el hombre es salvado, es decir, rescatado de haberse perdido por el falso camino de la voluntad de vivir.

28

Que no se piense que la fe cristiana sea adecuada al optimismo; pues, muy al contrario, en los Evangelios el mundo y el mal se usan prácticamente como expresiones sinónimas.

29

Mediante el sufrimiento, el hombre es aleccionado y finalmente salvado, es decir, liberado de la voluntad de vivir.

30

Ahora bien, la muerte es, además de todo, la gran oportunidad de dejar de ser yo; feliz aquel que la aprovecha.

31

La serenidad y los ánimos de vivir de nuestra juventud se basan en parte en el hecho de que nosotros, ascendiendo la montaña, no vemos aún la muerte, porque esta se encuentra al otro lado del pie de la montaña. Pero una vez pasada la cima, alcanzamos a divisar de veras la muerte, de la que hasta entonces solo habíamos oído hablar, razón por la cual, puesto que al mismo tiempo empiezan a disminuir las fuerzas vitales, decaen también los ánimos de vivir, de modo que entonces una sombría seriedad sustituye la alegría desbordante juvenil y se refleja asimismo en el rostro.

32

La vida de la mayoría es solo una lucha permanente por esta pura existencia misma, con la certeza de que finalmente saldrán derrotados. Empero, lo que los hace persistir en esta lucha tan esforzada no es tanto el amor a la vida como el temor a la muerte, que, no obstante, se halla al fondo como algo inevitable y puede acercarse en cualquier momento. La vida misma es un mar lleno de acantilados y remolinos, que el hombre evita con sumo cuidado y prevención, pese a que sabe que incluso cuando logre con todo su esfuerzo y su arte surcarlo, cada paso que dé lo aproxima más al mayor, al total, inevitable e insalvable naufragio; es más, se dirige directo a él, a la muerte: he aquí la meta final de tan esforzada travesía y más grave para el hombre que cuantos acantilados ha sorteado.

33

Cada día es una pequeña vida, cada despertar y levantarse un pequeño nacimiento, cada fresca mañana una pequeña juventud y cada irse a la cama y dormir una pequeña muerte.

34

El sabio reconoce durante su vida lo que otros comprenden solo a la hora de la muerte: es decir, el sabio sabe que toda la vida es muerte.

35

Así, la muerte aún tiene de bueno que es el fin de la vida y nos consolamos de las penas de la existencia con la muerte y de la muerte con las penas de la vida. La verdad es que las dos son inseparables, en cuanto que forman una equivocación de la que salir es tan difícil como deseable.

 

viernes, 29 de noviembre de 2024

TRATADO TEOLÓGICO-POLÍTICO (1670)

 

TRATADO TEOLÓGICO-POLÍTICO (1670)

ERMG

Spinoza, en este tratado, de veinte capítulos, dice que la Biblia no es diferente a otros libros de los pueblos de la Antigüedad donde se expone su mitología. Defiende la libertad de expresión, la separación de la religión de los poderes públicos. Habla de la filosofía y la religión como dos formas del conocimiento que se complementa, pero ninguna está por encima de la otra. Escribe sobre las funciones del estado, y toma las ideas de Hobbes sobre ese tema. Está de acuerdo con Martín Lutero en lo referente a la lectura e interpretación de la Biblia: cada uno puede hacerlo sin la asesoría de una autoridad religiosa.

Los milagros son fenómenos naturales sobre los cuales no tenemos todavía una explicación, pero las tendrán dentro de los parámetros del raciocinio. El lenguaje de la Biblia es metafórico. Los profetas hacían sus vaticinios de acuerdo a su temperamento. Duda de la autoría de algunos libros de la Biblia, haciendo un riguroso examen hermenéutico de los textos. Habla de que en algunos libros se hablan de acontecimientos, de los cuales el autor no pudo tener conocimiento por razones cronológicas.

 

 

1

Si los hombres pudieran conducir todos sus asuntos según un criterio firme, o si la fortuna les fuera siempre favorable, nunca serían víctimas de la superstición.

2

Me ha sorprendido muchas veces que hombres que se glorían de profesar la religión cristiana, es decir, el amor, la alegría, la paz, la continencia y la fidelidad a todos, se atacaran unos a otros con tal malevolencia y se odiaran a diario con tal crueldad, que se conoce mejor su fe por estos últimos sentimientos que por los primeros.

3

DE LA PROFECÍA:

I.                La profecía o revelación es el conocimiento cierto de una cosa, revelado por Dios a los hombres. Y profeta es aquel que interpreta las cosas, por Dios reveladas, a aquellos que no pueden alcanzar un conocimiento cierto de ellas, sino que solo pueden aceptarlas por simple fe.

II.              En cuanto a las palabras del Decálogo, hay algunos judíos que opinan que no fueron pronunciadas por Dios, sino que los israelitas sólo escucharon un ruido, que, por supuesto, no profirió palabra alguna, y que, mientras duró ese ruido, percibieron con la pura mente los preceptos del Decálogo.

III.            El espíritu de Dios, espíritu de Jehová, no significa, en algunos lugares, sino un viento muy fuerte, muy seco y fatal. Por ejemplo, en Isaías, 40,7: el viento de Jehová sopló sobre él, es decir, un viento muy seco y fatal; y en Génesis, 1,2: y el viento de Dios (o un viento fortísimo) se movía sobre las aguas. Significa, además, gran ánimo, y así el ánimo de Gedeón y de Sansón se denomina en las Sagradas Escrituras espíritu de Dios.

IV.            Podemos afirmar sin escrúpulos que los profetas no han percibido las revelaciones de Dios, sino en virtud de su imaginación, es decir, mediante palabras o imágenes, reales o imaginarias.

V.              Los profetas percibieron y enseñaron casi todas las cosas en forma de parábolas y en términos enigmáticos, y por qué expresaron todas las cosas espirituales corporalmente: porque todo ello está en perfecta consonancia con la naturaleza de la imaginación. No nos sorprenderá, por tanto, que la Escritura o los profetas hablen tan impropia oscuramente acerca del espíritu o mente de Dios.

VI.            Como la imaginación es vaga e inconstante, la profecía no permanecía largo tiempo en los profetas ni era frecuente, sino sumamente rara, es decir, que se daba en muy pocos hombres e, incluso en estos, muy raras veces.

4

DE LOS PROFETAS:

I.      Mostraré que las profecías han variado, no sólo según la imaginación y el temperamento corporal de cada profeta, sino también según las opiniones de que habían estado imbuidos, y que, por tanto, la profecía nunca hizo más doctos a los profetas, como enseguida explicaré con más detalle. Pero antes hay que tratar de la certeza de los profetas.

II.    Si nos fijamos ahora en las revelaciones de Moisés, comprobaremos que fueron adaptadas a sus opiniones. Y así, como creía que la naturaleza de Dios era susceptible de las condiciones antes señaladas, a saber, la misericordia, la benignidad, etc., Dios se le reveló de acuerdo con esta opinión suya y bajo estos atributos (ver Éxodo, 34,6-7, donde se cuenta de qué forma se apareció Dios a Moisés, y vv. 4-5 relativos al Decálogo). Se nos dice, por otra parte (Éxodo 33, 18), que Moisés pidió a Dios que le permitiera verle; pero, como Moisés no había formado (como ya he dicho) en su cerebro ninguna imagen de Dios, y Dios tan sólo se revela a los profetas (como también he probado) según la disposición de sus imaginaciones, Dios no se le apareció bajo ninguna imagen.

III Las profecías o representaciones variaban según las opiniones adoptadas por los profetas, y que estos abrazaron opiniones distintas e incluso contrarias, así como prejuicios diversos (me refiero a las cosas puramente especulativas, ya que, en lo que concierne a la honradez y a las buenas costumbres, hay que pensar de modo muy distinto).

 

5

De la vocación de los hebreos y de sí el don profético fue peculiar de los hebreos.

I.                La verdadera felicidad y beatitud de cada individuo consiste exclusivamente en la fruición del bien y no en la gloria de ser uno solo, con exclusión de los demás, el que goza del mismo.

II.              La verdadera felicidad y beatitud del hombre consiste únicamente en la sabiduría y en el conocimiento de la verdad y no, en absoluto, en ser más sabio que los demás o en que éstos carezcan del verdadero conocimiento; puesto que esto no aumenta en nada su sabiduría, es decir, su felicidad.

III.            El poder de todas las cosas naturales no es más que el mismo poder de Dios.

6

PONER LA OTRA MEJILLA.

 

 

“Cuando alguien   te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la otra”. Si Cristo prescribiera esto como un legislador a los jueces, hubiera destruido con este precepto la ley de Moisés, siendo así que advierte claramente lo contrario.

Hay que ver, por tanto, quién dijo eso, a quiénes y en qué momento. Lo dijo Cristo, el cual no establecía leyes cual un legislador, sino que enseñaba doctrinas como un doctor; puesto que  (como hemos expuesto antes) no quiso corregir tanto las acciones externas, cuanto la disposición de ánimo. Por otra parte, esto lo dijo a hombres oprimidos, que vivían en un Estado corrompido, en el que la justicia estaba totalmente descuidada y cuya ruina veía inminente.

En un estado justo, una persona que ha sufrido un daño no debe tomar la justicia en sus propias manos ni está obligada a "poner la otra mejilla". En su lugar, la obligación es denunciar las injurias a un juez, no por venganza, sino con la intención de ser justo.

7

SEPARACIÓN DEL ESTADO DE LA RELIGIÓN

Es muy pernicioso, tanto para la religión como para el Estado, otorgar a los sagrados

ministros algún derecho de legislar o de administrar los asuntos del Estado.

8

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

 He demostrado: 1.º) que es imposible quitar a los hombres la libertad de decir lo que piensan; 2.º) que esta libertad puede ser concedida a cada uno, sin perjuicio del derecho y donde la autoridad de las potestades supremas, y que cada uno la pueda conservar, sin menoscabo de dicho derecho, con tal que no tome de ahí licencia para introducir, como derecho, algo nuevo en el Estado o para hacer algo en contra de las leyes establecidas; 3.º) que cada uno puede gozar de la misma libertad, dejando a salvo la paz del Estado, y que no surge de ahí ningún inconveniente que no pueda ser fácilmente reprimido; 4.º) que cada uno puede tener esa misma libertad, sin perjuicio tampoco para la piedad; 5.º) que las leyes que se dictan sobre temas especulativos son inútiles del todo; 6.º) y finalmente, que esta libertad no solo puede ser concedida sin perjuicio para la paz del Estado, la piedad y el derecho de las supremas potestades, sino que debe ser concedida para que todo esto sea conservado.

 

domingo, 27 de octubre de 2024

SPINOZA VISTO POR BELTRAND RUSSELL.

 

SPINOZA VISTO POR BELTRAND RUSSELL.

ERMG


1

Spinoza (1634-1677) es el más noble y el más amable de los grandes filósofos. Intelectualmente, algunos le han superado, pero éticamente es supremo.

 


2

Judío de nacimiento, los  judíos le excomulgaron. Los cristianos le aborrecieron igualmente; aunque toda su filosofía está dominada por la idea de Dios, el ortodoxo le acusaba de ateísmo.

3

El mismo Spinoza fue educado en el saber judío, pero se encontró con que le era imposible seguir siendo ortodoxo. Se le ofrecieron cien florines al año para que mantuviera ocultas sus dudas; cuando los rehusó, se intentó asesinarle; cuando esto falló, se le maldijo con todas las maldiciones del Deuteronomio.

4

Vivió tranquilamente, primero en Amsterdam y luego en La Haya, ganándose la vida puliendo lentes. Sus necesidades eran pocas y sencillas, y toda su vida mostró una rara indiferencia por el dinero.

5

Sobre sus libros  Tractatus Theologico-Politicus y el Tractatus Politicus.  El primero es una curiosa combinación de crítica bíblica y teoría política; el segundo se ocupa sólo de teoría política.

6

 Escrituras pueden ser interpretadas de modo compatible con una teología liberal. La teoría política de Spinoza deriva, en lo esencial, de Hobbes.

7

Sostiene que en un estado de naturaleza no hay nada lícito ni ilícito, pues lo ilícito consiste en desobedecer la ley.

8

 Coincide con Hobbes en que la Iglesia debe estar subordinada por entero al Estado.

9

Se opone a toda rebelión, incluso contra un Gobierno malo, y pone los ejemplos de las perturbaciones de Inglaterra como prueba del daño que resulta de resistir por la fuerza a la autoridad.

10

Considera importante la libertad de opinión.

11

La Ética de Spinoza trata de tres materias diferentes:

Metafísica.

Psicologíade las pasiones y de la voluntad.

 Ética basada en la metafísica y en la psicología precedentes.

12

La metafísica es una modificación de la de Descartes, la psicología tiene reminiscencias de Hobbes, pero la ética es original y lo más valioso del libro.

13

Spinoza, aunque no dejaba de tener interés por la ciencia, e incluso escribió un tratado sobre el arco iris, se sentía principalmente atraído por los problemas religiosos y morales.

14

El sistema metafísico de Spinoza es del tipo iniciado por Parménides. Hay sólo una sustancia, «Dios o Naturaleza»; nada finito subsiste por sí mismo.

15

Descartes admitía tres sustancias: Dios, espíritu y materia.

16

 Para él, pensamiento y extensión eran atributos de Dios. Dios tiene también un número infinito de otros atributos, puesto que Él tiene que ser en todos los aspectos infinito, pero esos otros son desconocidos para nosotros.

17

Las almas individuales y los trozos separados de la materia son, para Spinoza, adjetivales; no son cosas sino, meramente, aspectos del Ser divino.

18

 

No puede existir la inmortalidad personal en que creen los cristianos, sino sólo aquella inmortalidad impersonal que consiste en hacerse más y más uno con Dios.

19

Sólo puede haber un Ser que sea totalmente positivo, y tiene que ser absolutamente infinito. De esta forma se ve arrastrado Spinoza a un panteísmo completo y sin atenuaciones.

20

Todo, según Spinoza, es gobernado por una necesidad lógica absoluta. No hay libre albedrío en la esfera mental ni azar en el mundo físico. Todo lo que ocurre es una manifestación de la inescrutable naturaleza de Dios, y es, lógicamente, imposible que los acontecimientos fueran diferentes de lo que son.

Esto lleva a dificultades en relación con el pecado, que los críticos no fueron remisos en señalar.

Uno de ellos, observando que, según Spinoza, todo está decretado por Dios y es, por lo tanto, bueno, pregunta indignado: ¿Fue bueno que Nerón matara a su madre?

21

La Ética está redactada en el estilo de Euclides, con definiciones, axiomas y teoremas; todo lo que aparece detrás de los axiomas se supone que está rigurosamente demostrado por razonamiento deductivo. Esto hace difícil su lectura.

22

No podemos creer que las mutuas relaciones de las partes del Universo sean lógicas, porque sostenemos que las leyes científicas tienen que ser descubiertas por la observación, no por el razonamiento solo.

23

«El entendimiento humano tiene un conocimiento adecuado de la eterna e infinita esencia de Dios».

24

La psicología del libro tercero es enteramente egoísta. «Quien concibe que el objeto de su odio es destruido, sentirá placer». «Si concebimos que alguien tiene deleite en algo que solamente una persona puede poseer, trataremos de hacer lo posible para que el hombre en cuestión no se posesione de ello».

25

«El odio aumenta al ser correspondido y puede, por otra parte, ser destruido por el amor».

26

 La autoconservación es el motivo fundamental de las pasiones, según Spinoza.

27

Los dos últimos libros de la Ética titulados, respectivamente, «De la servidumbre humana, o la fuerza de las emociones» y «Del poder del entendimiento, o de la libertad humana» son los más interesantes.

28

 Somos esclavos en la medida en que lo que nos ocurre está determinado por causas exteriores y

somos libres en la medida en que nos determinamos a nosotros mismos. (Estoicismo puro. ERMG)

29

«El más alto bien de la mente es el conocimiento de Dios y la más alta virtud de la mente es conocer a Dios».

30

Las emociones se llaman pasiones cuando brotan de ideas inadecuadas.

31

«El que se arrepiente de una acción es doblemente perverso o enfermo».

32

«Un hombre libre en lo menos que piensa es en la muerte; y su sabiduría es una meditación no de la muerte, sino de la vida».

Spinoza vivió por completo de conformidad con este precepto. El último día de su vida estaba enteramente tranquilo, no exaltado, como Sócrates en el Fedón, sino conversando, como hubiera hecho cualquier otro día, sobre asuntos de interés para su interlocutor. A diferencia de otros filósofos, no sólo creía en sus propias doctrinas, sino que las practicaba.

 

33

«Nosotros somos una parte de la naturaleza universal y seguimos su orden. Si tenemos un entendimiento claro y distinto de esto, esa parte de nuestra naturaleza que está definida por la inteligencia —en otras palabras, la parte mejor de nosotros mismos— asentirá seguramente en lo que nos sobrevenga, y en tal aquiescencia debemos tratar de persistir».

34

«Una emoción que es una pasión deja de ser una pasión tan pronto como nos formamos una idea clara y distinta de ella». Comprender que todas las cosas son necesarias ayuda a la mente a adquirir poder sobre las emociones.

35

«El que clara y distintamente se entiende a sí mismo y a sus emociones, ama a Dios, y tanto más cuanto más se comprende a sí mismo y sus emociones». Esta proposición nos introduce en el «amor intelectual de Dios», en que consiste la sabiduría. El amor intelectual de Dios es una unión de pensamiento y emoción: consiste —creo que puede decirse así— en el pensamiento verdadero

combinado con el goce de la aprehensión de la verdad.

36

 Todo goce del pensamiento verdadero forma parte del amor intelectual de Dios, pues éste no contiene nada negativo.

37

«El amor intelectual de la mente hacia Dios es parte del amor infinito con que Dios se ama a sí mismo».

38

Todo incremento en la comprensión de lo que nos ocurre consiste en referir los acontecimientos a la idea de Dios, puesto que, en verdad, todo es parte de Dios.

39

Hay una mayor ventaja en el amor de Dios comparado con el amor de los seres humanos: «La falta de salud espiritual y las desventuras pueden, generalmente, atribuirse al amor excesivo de algo que está sujeto a muchas variaciones». Pero el conocimiento claro y distinto «suscita un amor hacia una cosa inmutable y eterna», y tal amor no tiene el carácter turbulento e inquietante del amor hacia un objeto que es pasajero y cambiante.

40

Aunque la supervivencia personal después de la muerte es una ilusión hay, sin embargo, en la mente humana algo que es eterno. La mente puede sólo imaginar o recordar mientras el cuerpo existe, pero hay en Dios una idea que expresa la esencia de este o de aquel cuerpo humano bajo la forma de eternidad, y esta idea es la parte eterna de la mente. El amor intelectual de Dios, cuando es experimentado por un individuo, está contenido en esta parte eterna de la mente.

41

La Ética termina con estas palabras: «El hombre sabio, en la medida en que es considerado como tal, apenas sufre una turbación de espíritu, pues siendo consciente en sí mismo, de Dios y de las cosas, por cierta necesidad eterna, nunca deja de serlo, sino que siempre posee la verdadera aquiescencia de su espíritu. Si el camino que he indicado como conducente a este resultado parece excesivamente difícil puede, no obstante, ser descubierto. Tiene que ser difícil, puesto que rara vez se le encuentra. ¿Cómo sería posible, si la salvación estuviera al alcance inmediato de nuestra mano, y pudiera hallarse sin gran esfuerzo, que la descuidaran casi todos los hombres? Pero todas las cosas excelentes son tan difíciles como raras».

42

La metafísica de Spinoza es el mejor ejemplo de lo que puede llamarse monismo lógico, es decir, la doctrina de que el mundo como conjunto es una sola sustancia, ninguna de cuyas partes es capaz, lógicamente, de existir sola.

43

El conjunto de su metafísica es imposible de aceptar; es incompatible con la lógica moderna y con el método científico. Los hechos tienen que ser descubiertos por la observación, no por el razonamiento; cuando inducimos con éxito el futuro, lo hacemos por medio de principios que no son lógicamente necesarios, sino que han sido sugeridos por datos empíricos. Y el concepto de sustancia, sobre el que se basa Spinoza, es un concepto que ni la ciencia ni la filosofía pueden aceptar hoy.

44

Hablando en términos generales, Spinoza se ha preocupado de mostrarnos cómo es posible vivir noblemente, aun cuando reconozcamos los límites del poder humano.

45

 

LA MUERTE Y LA ENFERMEDAD

La muerte : nada de lo que un hombre puede hacer le hará inmortal, y es, por lo tanto, vano perder tiempo en lamentaciones y temores respecto al hecho de que tenemos que morir. Estar obsesionado con el miedo a la muerte es una especie de esclavitud; Spinoza tiene razón al decir que «el hombre libre en lo menos que piensa es en la muerte». Pero aun en este caso, sólo es lamuerte en general la que debe ser tratada de ese modo; la muerte por cualquier enfermedad determinada debe, en lo posible, evitarse, sometiéndose a los cuidados médicos. Lo que, aun en este caso, hemos de eludir es cierto tipo de preocupación o terror; las medidas necesarias han de tomarse con tranquilidad y nuestros pensamientos habrían de dirigirse, en lo posible, a otros asuntos.

46

No se puede aceptar la actitud de algunos de los estoicos, que decían: «¿Qué me importa si mi familia sufre? Yo puedo todavía ser virtuoso». El principio cristiano «Amad a vuestros enemigos» es bueno, pero el principio estoico, «Sed indiferentes respecto a vuestros amigos» es malo. Y el

principio cristiano no inculca la calma, sino un amor ardiente, incluso hacia el peor de los hombres. No hay nada que decir contra él, salvo que es demasiado difícil para la mayoría de nosotros practicarlo sinceramente.  La reacción primitiva contra tales calamidades es la venganza.

47

Una vida dominada por una sola pasión es una vida estrecha, incompatible con toda clase de sabiduría. La venganza como tal no es, pues, la mejor reacción contra la ofensa.

48

Como hemos visto, cree que el odio puede ser superado por el amor: «El odio aumenta al ser correspondido y puede, por otra parte, ser destruido por el amor; el odio completamente vencido

por el amor, se convierte en amor, y el amor es a consecuencia de ello mayor que si no lo hubiera precedido el odio». Desearía poder creer esto, pero no puedo, salvo en casos excepcionales, cuando la persona que odia está completamente a merced de la persona que se niega a odiar a su vez. En tales casos, la sorpresa de no ser castigado puede tener un efecto reformador. Pero mientras el perverso tiene poder, no es muy útil asegurarle que no se le odia, puesto que atribuirá vuestras palabras a un motivo torpe. Y no podéis privarle del poder por la no resistencia.

49

El problema para Spinoza es más fácil que para el que no tiene ninguna fe en la bondad última del Universo.

 

50

Es, a veces,  confortador pensar que la vida humana, con todo lo que contiene de mal y de sufrimiento, es una parte infinitesimal de la vida del Universo. Tales reflexiones pueden no ser suficientes para constituir una religión, pero en un mundo lleno de dolor son una ayuda para el buen sentido y un antídoto contra la parálisis de la desesperación extrema.

 

Fuente:

Russell B. Historia de la filososofía Occidental. 1.ª ed. Madrid: Ed. Espasa-Calpe; 1947.