JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ:CULTIVADOR
DE LA FILOSOFÍA Y LAS ARTES.
Edgardo Rafael
Malaspina Guerra
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Afirmaba José Gregorio Hernández que la
cultura espiritual es más necesaria que la cultura intelectual, y explicaba:
“Todo hombre puede vivir sin conocimientos humanos, pero es muy posible que le
desaliente la vida si carece de los rudimentos que le expliquen las razones de
su existencia”.
Hernández otorgaba gran importancia a la
filosofía: “Ningún hombre puede vivir sin tener una filosofía. La filosofía es
indispensable para el hombre, bien se trate de la vida sensitiva, de la vida
moral, y en particular de la vida intelectual”.
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JGH
Cultivaba también el estudio de las diferentes artes, gusto que le viene desde
muy niño. “No jugaba como los otros de
su edad, tocaba bien el piano y leía a Plutarco y a Kempis”, escribió Juan de
Dios Villegas en 1919. Durante su estadía en París, en los tiempos, durante el
postgrado, de ocio, tocaba el violín y asistía a los conciertos. Luego, al
regresar al país, solía tocar el piano de en vez en cuando. Antes de ese
periodo, en Isnotú, se dedicó a la pintura e hizo varios cuadros.
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Sus
ideas sobre filosofía y estética las recogió en el libro “Elementos de
filosofía”, publicado en 1912. Por ese motivo, Arturo Ayala escribió: “Cuando
lo suponíamos con la vista fija en la lente del microscopio para arrancarle
los signos característicos de nuestras entidades patológicas, lo vemos ascender
en majestuoso vuelo a las serenas regiones de la filosofía, y en sintético
lenguaje con independencia de criterio que lo honra y revela al hombre de
ciencia, aborda los más abstrusos problemas filosóficos”.
Fray Andrés Mesanza dijo que el texto no
contenía la dialéctica, pero no era escolástico, en cambio, lo consideraba
católico.
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Ya que
tocamos la religión es bueno hablar de su posición firme, clara y honrada con
respecto al origen de la vida. Era un tema que no podía eludir como
investigador y al cual supo responder con elegancia, argumentando principios,
filosóficos, científicos y religiosos.
JGH
estudió en París con el profesor Mathías Duval, evolucionista difusor de las
ideas de Darwin. Imperaba en Europa, en esa época, el positivismo de Augusto
Comte, y en Venezuela esas nuevas corrientes del pensamiento filosófico eran
difundidas por Adolfo Ernst, Rafael Villavicencio y Luis Razetti.
Se
estableció una polémica en el país sobre el origen de la vida. Hernández
intervino con la siguiente posición: “Hay dos opiniones para explicar la
aparición de los seres en el universo: el creacionismo y el evolucionismo. Yo soy creacionista”. No podía reaccionar de otra manera un hombre con una sólida
formación cristiana como la suya. Sin embargo, como investigador era un
evolucionista que aceptaba el desarrollo de los procesos biológicos. Esta
convicción se desprende de sus razonamientos posteriores: “La segunda
hipótesis es la teoría de la evolución universal, o aplicada especialmente al
hombre, la doctrina de la descendencia. Hipótesis mucho más admirable desde el
punto de vista científico, es decir que tomando en consideración los hechos
observados hoy, explica mejor el encadenamiento de los seres vivos que pueblan
el mundo, su desarrollo embriológico, la existencia de ellos de órganos
rudimentarios, la unidad de estructura y la unidad funcional de los órganos
homólogos; y puede armonizarse perfectamente con la revelación”. ¡Admirable ! El Vaticano, a través de su
Academia de Ciencias, adoptó ese criterio en los años ochenta del siglo pasado.
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Sobre “Elementos de filosofía” de José
Gregorio Hernández, el Dr. Dominici expresó: “No he leído libro alguno de más terso estilo ni que penetre más
espléndidamente en el corazón”.
En
Elementos de filosofía las definiciones son certeras, precisas. Citamos algunas
entre muchas:
1- La filosofía es el estudio racional del alma,
del mundo, de Dios y de sus relaciones.
2- El sentimiento estético es desinteresado,
universal y necesario.
3- La poesía es de todas las artes la más
excelsa ,es el arte divino. Nada escapa a su jurisdicción; ella expresa en
grado sublime la belleza toda, la belleza natural, la intelectual y la moral.
Su instrumento, que es la palabra, es lo más bello que hay en el universo
después del hombre. La poesía penetra en el fondo del alma humana, pone en
movimiento todas sus actividades, y la engrandece, porque satisface todas sus
aspiraciones artísticas.
4- La música tiene el misterioso poder de
expresar uno a uno todos los sentimientos, todas las pasiones que se anidan en
el corazón del hombre; su lenguaje es entendido por todos en la expresión
sentimental, y alcanza el supremo esplendor en la belleza, al expresar su
sentimiento religioso.
5- La pintura, aunque silenciosa, expresa
elocuentemente la belleza; su jurisdicción no es solamente la belleza sensible,
sino que por medio de ella se levanta hasta la belleza intelectual y moral. Una
obra maestra de pintura es semejante a un poema; contemplándola el alma
experimenta grandes emociones que engendran el verdadero éxtasis estético.
De esta importante obra filosófica de
Hernández , Pedro Pablo Bartola dijo: “Su estilo es propio , terso y expresivo
dentro de una encantadora sencillez de formas y de vocabulario.”
Sobre Hernández y su actividad
en general, Monseñor Antonio Ramón Silva escribió: “Filósofo eximio, poseía
extensos conocimientos en ciencias y artes”.