LA VEJEZ (1970)
INTRODUCCIÓN
ERMG
1
Simone de Beauvoir(1908-1986) en su ensayo La vejez empieza hablando de la
anécdota de Buda cuando conoció la existencia de la vejez y decidió prepararse
para su llegada, algo que la mayoría de nosotros no hacemos. Un amigo me dijo :
—No estoy preparado para la vejez. Primera vez que me
llega.
2
Una vez leí un libro de Adriano González León llamado
“Viejo”,donde el autor retrata todas las dificultades y deficiencias que nos
esperan en la vejez. Vargas Llosa alabó el libro y dijo que muy pocos
escritores han abordado el tema.
3
El comienzo de la vejez está mal definido. Cada pueblo
tiene sus propios parámetros. Nos negamos a reconocer que seremos viejos. Nadie
prevee la vejez. Nos comportamos como si nunca seremos viejos. Se prefiere la
vejez a la muerte. Nadie se vuelve viejo en un instante.Hay algo aterrador en
cada metamorfosis. La vejezsolo concierne a los demás. No sabemos quiénes somos
si ignoramos lo que seremos. Después de los 55 años las personas son
arrumbadas.
Viejo y pobre es un pleonasmo.
La autora menciona el relato “El abuelo y el nieto”
que se encuentra en muchas civilizaciones con algunos cambios.
4
EL ABUELO Y EL NIETO
Hermanos Grimm
Había una vez un pobre muy viejo que no veía apenas,
tenía el oído muy torpe y le temblaban las rodillas. Cuando estaba a la mesa,
apenas podía sostener su cuchara, dejaba caer la copa en el mantel, y aun
algunas veces escapar la baba. La mujer de su hijo y su mismo hijo estaban muy
disgustados con él, hasta que, por último, le dejaron en un rincón de un
cuarto, donde le llevaban su escasa comida en un plato viejo de barro. El
anciano lloraba con frecuencia y miraba con tristeza hacia la mesa. Un día se
cayó al suelo, y se le rompió la escudilla que apenas podía sostener en sus
temblorosas manos. Su nuera le llenó de improperios a que no se atrevió a
responder, y bajó la cabeza suspirando. Compráronle por un cuarto una
tarterilla de madera, en la que se le dio de comer de allí en adelante.
Algunos días después, su hijo y su nuera vieron a su
niño, que tenía algunos años, muy ocupado en reunir algunos pedazos de madera
que había en el suelo.
-¿Qué haces? preguntó su padre.
-Una tartera, contestó, para dar de comer a papá y a
mamá cuando sean viejos.
El marido y la mujer se miraron por un momento sin
decirse una palabra. Después se echaron a llorar, volvieron a poner al
abuelo a la mesa; y comió siempre con ellos, siendo tratado con la mayor
amabilidad
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