FILOSOFÍA
FILOSOFÍA
domingo, 28 de diciembre de 2025
sábado, 27 de diciembre de 2025
jueves, 25 de diciembre de 2025
WU WEI
WU
WEI
1
Wu
wei es un concepto de la antigua filosofía
china que literalmente significa no actuar o no hacer , interpretado y
traducido de diversas maneras como falta de acción , inacción o acción sin
esfuerzo
2
En
el taoísmo , denota la naturaleza del Dao , lo que significa que si bien el Dao
(el camino, sendero o flujo de la naturaleza) es la fuente de toda existencia y
manifestación de todos los fenómenos, su esencia intrínseca sin forma es que
actúa o se mueve de una manera silenciosa, invisible, inefable, a menudo
desapercibida, que incluso puede parecer inmóvil y sin esfuerzo. En
consecuencia, los taoístas aspiran a vivir sus vidas en consonancia con ese
estado armonioso de actividad fluida y sin esfuerzo. En un contexto político,
también se refiere a una forma ideal o principio de gobierno espontáneo y no
agresivo.
3
Wu
wei aparece como una idea ya en el período de Primavera y Otoño , con ejemplos
literarios tempranos en el Clásico de la poesía . Se convirtió en un concepto importante en las
Analectas confucianas , vinculando una ética confuciana de moralidad práctica a
un estado del ser que armoniza la intención y la acción. Se convertiría en un concepto central en el
arte de gobernar legalista y el taoísmo , en el taoísmo como un concepto que
enfatiza la alineación con el Dao natural en acciones e intenciones, evitando
la fuerza o la prisa contra el orden natural.
4
El
sinólogo Jean François Billeter describe el wu-wei como un "estado de
perfecto conocimiento (comprensión) de la coexistencia de la situación y el
perceptor, de perfecta eficacia y de la realización de una perfecta economía de
energía".
(Wikipedia)
domingo, 14 de diciembre de 2025
"La vejez natural es debilidad, pero la vejez espiritual es su madurez perfecta"
Hegel,
el filósofo indispensable: "La vejez natural es debilidad, pero la vejez
espiritual es su madurez perfecta"
Hegel,
uno de los grandes pensadores, nos invita a hacer una segunda lectura de
nuestra propia vida. La vida interior no tiene que hundirse al mismo ritmo que
el cuerpo se deteriora. Al contrario, en la madurez alcanza su plenitud.
Pablo
Cubí del Amo
Periodista
especializado en actualidad, bienestar y estilo de vida
12
de diciembre de 2025 · 20:00
Hegel
Si
te hablan de Hegel, quizá pienses en tomos imposibles, frases interminables y
una fama de filósofo duro. Hegel no es un autor fácil, eso no lo va a negar
nadie. Sin embargo, en medio de toda esa maquinaria conceptual, hay también
reflexiones sencillas e inspiradoras.
Entrar
a fondo en la obra de este filósofo alemán, figura clave del idealismo, no es
tarea de este artículo. Pero vamos a abordar una de sus grandes obsesiones, el
espíritu, porque nos da consejos muy útiles de crecimiento personal.
No
es el espíritu entendido como espectro o alma, sino como la suma de nuestra
vida consciente, nuestra cultura y nuestra historia. Es decir, vamos a hablar
de quiénes somos en verdad. Para él, el espíritu tiene infancia, juventud,
madurez y vejez. Es como el cuerpo. Pero funciona a un ritmo muy diferente.
Hegel
y la historia del hombre
Por
aportar una pincelada histórica, diremos que Hegel, que vivió la revolución
francesa, las guerras napoleónicas y la reorganización de Europa, se hizo
famoso por aportar la idea de conflicto a la filosofía.
Su
manera de entender la realidad como un proceso: nada está quieto, todo se mueve
dialécticamente, a través de conflictos y superaciones. La famosa idea de
dualidad hegeliana.
Respecto
al espíritu del hombre, el geist alemán, plantea que es una entidad que va
creciendo en nosotros, pero no en la misma forma que lo hace el cuerpo. Es al
contrario.
—0—
Thich
Nhat Hanh, filósofo y maestro budista: “Para ser feliz tienes que dejar de
culpar a los demás de lo que te pasa".
—0—
"La
vejez natural es debilidad, pero la vejez espiritual es su madurez perfecta",
nos dice. Esta frase, que se ha hecho célebre, procede de Lecciones sobre la
filosofía de la historia. No es una obra escrita por él en sí, sino que son
apuntes que recogieron estudiantes y que se publicaron tras su muerte.
Hegel
lo utilizaba para hablar de historia. Creía que el momento del mundo
germánico-cristiano, en el que vivía, había llegado por fin a su plenitud. Tras
guerras e imperios, el hombre ata cabos y se entiende mejor a sí mismo.
La
sabiduría que hay en la vejez
Si
lo traducimos a lenguaje de ahora, Hegel nos está diciendo que el cuerpo
envejece y se debilita. Eso es inevitable: tenemos menos energía, nos duelen
las articulaciones, perdemos vista. Nada de eso tiene por qué pasar en la
“vejez de espíritu”.
En
la vejez podemos encontrar los momentos de mayor lucidez, cuando todo lo vivido
encaja de otra manera. Todos vamos acumulando años, cicatrices, cambios de
opinión.
—0—
Qué
quería decir el filósofo David Hume al afirmar: "La razón debe ser esclava
de las pasiones"
—0—
La
idea hegeliana sugiere que ahí puede haber algo más que desgaste: la
posibilidad de una segunda lectura de nuestra propia vida, más serena, más
integrada, menos esclava del “tengo que demostrar cosas”.
Lo
importante no es solo cuánto aguanta el cuerpo, sino qué haces con todo lo que
has vivido. Puedes alcanzar una comprensión más honda de todo el camino
recorrido.
Europa
como reserva moral
Vamos
al sentido original de la frase. Hay que recordar que Hegel nos hablaba desde
la historia. Hegel decía que también las sociedades tienen edad. El filósofo
hacía su análisis para explicar una vieja Europa en declive. ¿Te suena actual
la definición?
Sin
embargo, esa Europa podía haber llegado a su apogeo “espiritual”, es decir,
moral. La historia no le dio la razón. Europa volvió a caer en guerras
fratricidas. Pero hoy nos vuelve a apelar. ¿Es esta “vieja Europa” el último
baluarte de la moral, de los derechos humanos, de la democracia? Somos lo que
Ghandi en India.
Francesc
Miralles: "La mayoría de nuestras preocupaciones son fantasías dolorosas
sobre lo que podría pasar"
Francesc
Miralles
Cuando
discutimos sobre si Europa o todo Occidente está en decadencia, repetimos el
debate hegeliano. Para él, las culturas pasan por fases: entusiasmo
juvenil, rigidez imperial, crisis… La cuestión es si ese ocaso es pura
ruina o puede ser una oportunidad para volverse más consciente y más libre.
Solo
la misma Historia podrá contestar con el tiempo si somos mejores que
imperialismos, dirigentes dictatoriales y el poder del más fuerte. O, por el
contrario, nuestro espíritu colectivo de democracia y respeto a los derechos
humanos era una hipocresía y nuestra moral no es mejor que la de otros pueblos.
Cómo
aplicar esa “vejez espiritual”
Pero
vamos a pensar de una manera más práctica y personal en la frase de Hegel. Si
seguimos saliendo del siglo XIX y lo miramos desde hoy, el mensaje se puede
leer casi como un consejo vital:
No
todo declive es pura pérdida. Hegel nos apunta que hay etapas en las que, desde
fuera, todo parece “a la baja”, pero que pueden ser también momentos de
claridad. La pregunta no es solo “cuánto aguantamos”, sino “qué hemos
aprendido”.
Madurar
no es repetir la juventud con canas. La “vejez
espiritual” no consiste en intentar ser eternamente joven, sino en integrar la
propia historia, con sus fracasos, culpas y decisiones. Hegel diría que el
espíritu madura cuando no huye de sus contradicciones, sino que las asume y las
transforma.
Quedémonos
con estas ideas. Y en cuanto a la historia, apliquémonos en votar en conciencia
a quien creamos que representan mejor esos valores morales de Europa.
domingo, 7 de diciembre de 2025
LA FELICIDAD
LA
FELICIDAD SEGÚN VARIOS FILÓSOFOS.
Celia
Pérez León
Redactora
especializada en estilo de vida, bienestar y cultura
1
Los
grandes filósofos de la historia coinciden sobre dónde hallar la felicidad: “Es
imposible encontrarla en ningún otro lugar”
La
filosofía puede orientarnos en un mundo en el que poseemos pocas certezas, en
especial si hablamos de aquellos grandes filósofos que han acompañado a la
humanidad a lo largo de toda la historia. Y una de sus mayores lecciones es un
mapa emocional que nos conduce hacia la felicidad.
2
Cuando
uno estudia filosofía se encuentra con una revelación curiosa. En lugares
distintos del mundo, casi al mismo tiempo, personas muy diferentes llegaban a
conclusiones similares sobre la felicidad. Incluso la sabiduría oriental y la
filosofía occidental, que tanto se ha insistido académicamente en separar,
encuentran puntos comunes.
3
Lo
descubrimos, por ejemplo, al estudiar a Buda y a Aristóteles. O a
Confucio y Epicteto. Separados por siglos y kilómetros, sin un acceso a
internet que los conectase, sus ideas acaban viéndose entrelazadas en la
historia.
Cuando
esto sucede, es fácil llegar a la conclusión de que algo especial se esconde en
sus enseñanzas. Son lecciones transversales, que sobreviven al tiempo y al
espacio, y que se revelan ante aquellos que se atreven a reflexionar, a aceptar
la verdad y a mirar el mundo sin contarse mentiras. Son esas certezas, esas
lecciones ancestrales, las que en este presente tan incierto pueden guiarnos
hacia la felicidad.
4
Una
de esas grandes lecciones, con la que comenzamos este viaje y que abarca todas
las enseñanzas que podemos extraer de otros tantos filósofos, nos la dejó Schopenhauer.
El filósofo del pesimismo nos dijo: "Es difícil encontrar la felicidad
dentro de uno mismo, pero es imposible encontrarla en ningún otro lugar".
Así, este viaje a través de la filosofía es, en cierta medida, un viaje hacia
el centro de uno mismo.
5
Reflexionar
sobre la felicidad, su origen, forma y definición ha sido tarea de la filosofía
desde el comienzo de los tiempos. Ya Confucio, en el siglo VI
a.C., nos dejó algunos proverbios y frases que adivinan lo que otros
confirmaron con el tiempo. La felicidad no es una emoción temporal, no es como
la alegría, fugaz e intensa. Es algo más profundo, algo imperecedero que se
instala en aquel que aprende a buscarla en los lugares indicados. El resultado
de una actitud correcta ante las circunstancias.
Y
es que, si la felicidad debe ser imperecedera, no puede depender jamás de
aquello que permanece ajeno a nuestro control. La felicidad, por tanto, nos
pertenece, y depende de nuestra actitud ante la vida.
“Solo
puede ser feliz siempre, aquel que sabe ser feliz con todo”, escribió el
pensador chino. Con esta sencillez puso sobre la mesa uno de los debates
eternos de la humanidad, y que sin duda ha acabado corroborándose en el
presente.
6
Si
Confucio nos advertía que la felicidad se reserva en exclusiva para aquel que
sabe ser feliz con todo, Epicteto, nacido casi 500 años después,
daba un giro nuevo a la idea. “No pretendas que las cosas sucedan como tú
quieres, desea que sucedan como suceden y serás feliz”, dijo el filósofo
latino.
La
clave no es, por tanto, contentarse con lo que sucede, sino amar al destino. ‘Amor
fati’, esa fue una de las grandes lecciones de los estoicos.
Estos
pensadores nos advertían que, en realidad, no conocemos el futuro. No podemos
saber si lo que hoy nos parece trágico, mañana acabará convirtiéndose en motivo
de alegría. Y en cualquier caso, incluso en la más compleja de las
circunstancias, contamos siempre con nuestra actitud para salir adelante.
Podemos convertir las adversidades en lecciones, saliendo así fortalecidos.
La
lección de Epicteto para hallar la felicidad es, por tanto, aprender a amar el
destino. Aceptarlo, suceda lo que suceda, creyendo firmemente que era lo mejor
que podía suceder.
Para
poder aplicarnos en la enseñanza de Epicteto debemos vencer a uno de los
grandes enemigos de la felicidad, según todos los grandes pensadores de la
historia: el deseo. Nuestros deseos nos alejan de esa actitud estoica que
acepta sin más las circunstancias, y que nos recomendaban los dos pensadores
mencionados.
8
Este
giro lo introduce, por ejemplo, Jean-Paul Sartre, filósofo existencialista, en
alguno de sus estudios. “La felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino
querer lo que uno hace”, sentencia el pensador.
Su
mensaje era potente. Somos esclavos de nuestras heridas y de nuestro deseo, en
tanto no seamos conscientes de que impulsan nuestras acciones. Esta toma de
conciencia, reconocer que nuestra voluntad puede verse sometida a nuestra
emocionalidad, nos permite liberarnos. Y la forma de hacerlo es comprender que
todo aquello que haces y crees aborrecer, es en realidad una elección libre.
9
La
última lección vital de Oscar Wilde: "La humildad es lo último
que me queda y el mejor descubrimiento. El punto de partida de un camino
nuevo"
Así,
ir a trabajar puede ser algo que no te apetezca, algo que no obedece a tu
deseo. Pero eres consciente de los beneficios que te reporta a largo plazo
dicha acción, y de esa manera, sometes al deseo y te haces libre. Puedes dejar
de decir “tengo que ir a trabajar” y puedes empezar a decir “quiero ir a
trabajar”. Porque comprender que tu voluntad es superior al deseo, y sabes que
eres responsable de tu propia felicidad.
Sobre
la teoría, los filósofos occidentales son grandes maestros. Sobre la práctica,
nada como el budismo para aprender a conectar. Y es que todo lo que nos
presentan los anteriores pensadores nos lleva a un punto común, que comienza a
dibujarse como ese espacio imaginario en el que se esconde la felicidad: el
presente.
10
“El
momento presente está lleno de alegría y felicidad, pero no lo ves porque no
estás atento”, escribe el maestro budista Thich Nhat Hanh al
respecto. Aceptar el presente, amar el destino, tomar valor de nuestras
acciones… Todo ello nos lleva directos hacia una verdad poderosa: la felicidad
se encuentra siempre en el presente.
Es
la meditación, la práctica contemplativa, la que nos permite conectar con el
presente en toda su extensión. Y así descubriremos que la felicidad está en el
placer de compartir y experimentar, poniendo los cinco sentidos en ello.
11
Sobre
esta práctica contemplativa nos habla también Byung-Chul Han, a
quien podemos considerar ya como uno de los grandes filósofos de la historia.
En su Vida contemplativa, el pensador arremete contra otra gran filósofa del
pasado, Hannah Arendt. “La felicidad no tiene que ver con una vida activa, como
decía Hannah Arendt, tiene que ver con una vida contemplativa”, sentencia el
surcoreano.
La
vida contemplativa es para Byung-Chul Han una forma de revolución silenciosa en
el presente. En un mundo sobresaturado de acción, información y exigencias,
para huir del deseo y de la cultura del “sí puedo”, que nos vuelve esclavos de
la productividad, el pensador nos propone volver a la contemplación.
La
contemplación es ese tiempo libre de exigencias, ese espacio en el que los
minutos suceden sin que nada los ocupe. Y podría ser el verdadero secreto para
conectar con el presente, para tener el tiempo de tomar conciencia de nuestras
acciones, para amar el destino y, por supuesto, ubicarnos en ese espacio de
aceptación total en el que Confucio afirmaba que podemos ser felices para
siempre.
miércoles, 3 de diciembre de 2025
sábado, 25 de octubre de 2025
JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ:CULTIVADOR DE LA FILOSOFÍA Y LAS ARTES.
JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ:CULTIVADOR
DE LA FILOSOFÍA Y LAS ARTES.
Edgardo Rafael
Malaspina Guerra
1
Afirmaba José Gregorio Hernández que la
cultura espiritual es más necesaria que la cultura intelectual, y explicaba:
“Todo hombre puede vivir sin conocimientos humanos, pero es muy posible que le
desaliente la vida si carece de los rudimentos que le expliquen las razones de
su existencia”.
Hernández otorgaba gran importancia a la
filosofía: “Ningún hombre puede vivir sin tener una filosofía. La filosofía es
indispensable para el hombre, bien se trate de la vida sensitiva, de la vida
moral, y en particular de la vida intelectual”.
2
JGH
Cultivaba también el estudio de las diferentes artes, gusto que le viene desde
muy niño. “No jugaba como los otros de
su edad, tocaba bien el piano y leía a Plutarco y a Kempis”, escribió Juan de
Dios Villegas en 1919. Durante su estadía en París, en los tiempos, durante el
postgrado, de ocio, tocaba el violín y asistía a los conciertos. Luego, al
regresar al país, solía tocar el piano de en vez en cuando. Antes de ese
periodo, en Isnotú, se dedicó a la pintura e hizo varios cuadros.
3
Sus
ideas sobre filosofía y estética las recogió en el libro “Elementos de
filosofía”, publicado en 1912. Por ese motivo, Arturo Ayala escribió: “Cuando
lo suponíamos con la vista fija en la lente del microscopio para arrancarle
los signos característicos de nuestras entidades patológicas, lo vemos ascender
en majestuoso vuelo a las serenas regiones de la filosofía, y en sintético
lenguaje con independencia de criterio que lo honra y revela al hombre de
ciencia, aborda los más abstrusos problemas filosóficos”.
Fray Andrés Mesanza dijo que el texto no
contenía la dialéctica, pero no era escolástico, en cambio, lo consideraba
católico.
4
Ya que
tocamos la religión es bueno hablar de su posición firme, clara y honrada con
respecto al origen de la vida. Era un tema que no podía eludir como
investigador y al cual supo responder con elegancia, argumentando principios,
filosóficos, científicos y religiosos.
JGH
estudió en París con el profesor Mathías Duval, evolucionista difusor de las
ideas de Darwin. Imperaba en Europa, en esa época, el positivismo de Augusto
Comte, y en Venezuela esas nuevas corrientes del pensamiento filosófico eran
difundidas por Adolfo Ernst, Rafael Villavicencio y Luis Razetti.
Se
estableció una polémica en el país sobre el origen de la vida. Hernández
intervino con la siguiente posición: “Hay dos opiniones para explicar la
aparición de los seres en el universo: el creacionismo y el evolucionismo. Yo soy creacionista”. No podía reaccionar de otra manera un hombre con una sólida
formación cristiana como la suya. Sin embargo, como investigador era un
evolucionista que aceptaba el desarrollo de los procesos biológicos. Esta
convicción se desprende de sus razonamientos posteriores: “La segunda
hipótesis es la teoría de la evolución universal, o aplicada especialmente al
hombre, la doctrina de la descendencia. Hipótesis mucho más admirable desde el
punto de vista científico, es decir que tomando en consideración los hechos
observados hoy, explica mejor el encadenamiento de los seres vivos que pueblan
el mundo, su desarrollo embriológico, la existencia de ellos de órganos
rudimentarios, la unidad de estructura y la unidad funcional de los órganos
homólogos; y puede armonizarse perfectamente con la revelación”. ¡Admirable ! El Vaticano, a través de su
Academia de Ciencias, adoptó ese criterio en los años ochenta del siglo pasado.
5
Sobre “Elementos de filosofía” de José
Gregorio Hernández, el Dr. Dominici expresó: “No he leído libro alguno de más terso estilo ni que penetre más
espléndidamente en el corazón”.
En
Elementos de filosofía las definiciones son certeras, precisas. Citamos algunas
entre muchas:
1- La filosofía es el estudio racional del alma,
del mundo, de Dios y de sus relaciones.
2- El sentimiento estético es desinteresado,
universal y necesario.
3- La poesía es de todas las artes la más
excelsa ,es el arte divino. Nada escapa a su jurisdicción; ella expresa en
grado sublime la belleza toda, la belleza natural, la intelectual y la moral.
Su instrumento, que es la palabra, es lo más bello que hay en el universo
después del hombre. La poesía penetra en el fondo del alma humana, pone en
movimiento todas sus actividades, y la engrandece, porque satisface todas sus
aspiraciones artísticas.
4- La música tiene el misterioso poder de
expresar uno a uno todos los sentimientos, todas las pasiones que se anidan en
el corazón del hombre; su lenguaje es entendido por todos en la expresión
sentimental, y alcanza el supremo esplendor en la belleza, al expresar su
sentimiento religioso.
5- La pintura, aunque silenciosa, expresa
elocuentemente la belleza; su jurisdicción no es solamente la belleza sensible,
sino que por medio de ella se levanta hasta la belleza intelectual y moral. Una
obra maestra de pintura es semejante a un poema; contemplándola el alma
experimenta grandes emociones que engendran el verdadero éxtasis estético.
De esta importante obra filosófica de
Hernández , Pedro Pablo Bartola dijo: “Su estilo es propio , terso y expresivo
dentro de una encantadora sencillez de formas y de vocabulario.”
Sobre Hernández y su actividad
en general, Monseñor Antonio Ramón Silva escribió: “Filósofo eximio, poseía
extensos conocimientos en ciencias y artes”.
miércoles, 24 de septiembre de 2025
IA Y FILOSOFÍA.
PENSAR
EN LA ÉPOCA DE LA IA.
Javier
Ors.La Razón
Creada:
21.09.2025 03:17
1
Distintos
pensadores, Irene Ortiz, Paco Calvo y Javier Rueda, los tres participantes del
Festival de las Ideas, reflexionan sobre el impacto de la inteligencia
artificial en la filosofía y el pensamiento, y exponen las ventajas y también
los peligros que entraña
2
La
irrupción de la inteligencia artificial modificará el trabajo, la sociedad, la
cultura, la ciencia y las humanidades, y abre nuevas y apremiantes
interrogantes: ¿Cómo modificará su llegada al pensamiento? ¿Influirá en la
manera de percibir el mundo a nuestro alrededor? ¿Alterará nuestros hábitos?
¿Cambiará la manera que tenemos de relacionarnos? ¿Redistribuirá los espacios
de las ciudades de una manera distinta a las que conocemos actualmente? ¿Cómo
repercutirá la tecnología de algoritmos en todas estas cuestiones?
3
Varios
pensadores, que participan en las jornadas del Festival de las Ideas en Madrid,
reflexionan sobre estas preguntas y tratan de aportar al debate un punto de
vista alejado de tremendismos, optimismos o pesimismos galopantes. Paco Calvo,
autor de «Planta Sapiens» (Seix Barral), se aleja de miradas negativas y
recapacita sobre cómo la inteligencia artificial puede contribuir a abrir
nuevos caminos en la filosofía. «La IA puede abrir nuevas formas de
pensar porque nos ayuda a superar el viejo modelo del ‘‘folio en blanco’’ en el
que parecía que había que empezar siempre desde cero. En este nuevo escenario,
las ideas que surgen dependen de cómo planteamos nuestras preguntas y de cómo
guiamos el intercambio. Así dejamos de ser solo autores aislados y asumimos
también el papel de editores de un pensamiento compartido, que se enriquece con
este diálogo continuo». En el mismo sentido avanza el sociólogo Javier Rueda,
autor de «Utopías de barra de bar», publicado por la editorial ¿Es posible?,
cuando explica que «en el mundo de la producción científica existen unos
estándares sobre los textos. A día de hoy, la IA contribuye al desarrollo de
estos artículos y a la evaluación de ellos por parte de revistas y, en la
cuestión creativa, ayuda a comenzar a pensar, a darle la vuelta a un asunto,
aunque lo que te proponga en un inicio resulte insuficiente o no aporte nada».
4
Pensamiento
repetitivo
Pero
él también llama la atención sobre una importante cuestión: «Las propias
lógicas productivas y del pensamiento que construyan textos sin intervención
humana; en el momento en que se logra un pensamiento repetitivo de un canon,
que reproduce todo y no crea conocimiento nuevo, esto sería negativo. Ahora hay
herramientas que resumen el conocimiento. Pero no es lo mismo que te reduzcan
el argumento de “La colmena”, de Cela, a leer “La colmena”. No es lo mismo. En
el momento en que para construir conocimiento se acuda al resumen de lo
anterior, esto conducirá al empobrecimiento y a cierta miseria intelectual».
5
La
filósofa Irene Ortiz, autora de «El mito de la ciudadanía», pone, antes que
nada, un punto esencial para el debate: «Usamos el término inteligencia, pero
eso no es pensar en el mismo sentido de razonar que tiene el ser humano.
Trazaría una distinción clara entre una máquina que procesa información y la
expone, y el razonamiento del ser humano. Más que la IA, más que tenerla, tiene
sentido pensarla, qué desafío representa para el ser humano, pero tampoco
debería suponer un gran temor».
La
pensadora expone una importante objeción: «El problema es pensar que solo hay
una respuesta para nuestras preguntas y que esa respuesta es la de la IA.
Cuando formamos grupos diferentes de personas, obtenemos siempre distintas
contestaciones para una misma pregunta. Esto ofrece un amplio abanico de
posibilidades. Ahí aprendemos a discernir cuáles son las más razonables, cuáles
nos seducen y a diferenciar entre unas y otras. El problema de la IA es creer
que sus respuestas son las únicas correctas, desestimando el resto del abanico
de respuestas y, esto es crucial, sin tener en cuenta el razonamiento de esa
IA. Por eso me preocupa qué compañías están detrás de ellas, porque eso va a
priorizar unas respuestas sobre otras».
6
Gran
parte de la filosofía es saber hacer preguntas. Las interrogantes son casi más
importantes que las contestaciones que se obtengan. Por eso, Paco Calvo, sobre
este asunto, considera que «es un error plantear nuestra sociedad con el
término de “sociedad de las respuestas’’. Lo que ofrecen las IAs generativas no
son respuestas cerradas, sino la posibilidad de entablar un diálogo continuo.
Si la filosofía siempre se ha basado en hacer preguntas, seguirá siéndolo
también ahora. Todo depende de cómo formulemos esas preguntas y cómo orientemos
la interacción. Al fin y al cabo, ¿qué es el llamado prompt engineering sino el
arte de preguntar bien?».
Por
eso, matiza: «El riesgo no está en la IA, sino en quien decida pasarse el
día hablándole solo a un ordenador. Eso sería como culpar al ábaco
porque alguien en el siglo XIX no hacía otra cosa que mover bolitas. El
problema no es la herramienta, sino el uso que se haga de ella».
7
Proceso
de aceleración
Irene
Ortiz repara en otro asunto que va parejo: la velocidad. «La rapidez de esta
sociedad nos obliga a tener las respuestas ahora, y este proceso de
aceleración, a la hora de hacer filosofía, tiene consecuencias. No sé qué opciones
de tiempo tiene la gente, al salir del trabajo, para pararse a pensar y dedicar
un rato a las preguntas de las que se ha ocupado la filosofía a lo largo de los
siglos. Eso puede ser un problema, pero tengo la esperanza de que el ser humano
encontrará siempre espacios, porque es una forma inherente de hacerse
preguntas, como la pregunta por el sentido de la vida, que estará ahí, siempre,
en cada momento, pero es cierto que disponer de menos tiempo afecta a esa
reflexión pausada». En este debate coincide Paco Calvo, que aprecia que «no nos
engañemos: los grandes temas de la filosofía no caducan. Desde
que el mundo es mundo, seguimos girando en torno a las mismas preguntas
esenciales: el amor y la muerte. Todo lo demás son variaciones sobre ese mismo
fondo».
8
Javier
Rueda remarca otras cuestiones relevantes. «Lo que puede ser peligroso de
una herramienta como la IA son los caminos que establece, porque estaría
marcando cuáles son los caminos que vamos a recorrer. Modelos de lenguaje como
este es reconstruir lo que se ha escrito, redactado o pensado. La IA regurgita
lo que hay. Es un Reader’s Digest de concentración. Cuando vas por un campo y
ves hierba crecida, eliges el camino donde está caída. Con la IA pasa eso:
conforma un camino único».
9
El
principal escollo, para él, descansa en «este pisar fuerte sobre el mismo
camino, que genera la imposibilidad de crear caminos alternativos. Es necesario
pensar más fuera de la IA, para no aletargar la imaginación, más la imaginación
que la inteligencia, y, cuando estemos dentro, a lo mejor deberíamos mirar
caminos que no sean el único, sobre todo en los campos del arte, que es donde
deberían crearse cosas diferentes». Para Javier Rueda, esto tiene una
consecuencia que va más allá y que se traduce en algo tan físico y al alcance
de todos como es la ciudad y la manera de relacionarnos. «Es un tema y tiene
una primera traducción importante. Herramientas como Google Maps ya están
transformando el espacio público a partir del diseño. Si le preguntamos cómo
debe ser a una IA, esta responderá con unas soluciones que, a fuerza de
repetirlas, se impondrán como una normalización. Esta lógica normalizadora
fomentaría que un centro urbano correcto, una periferia o el entorno de un río,
deba responder a unos elementos estéticos: calles adoquinadas, una zona de uso
infantil, una fuente y una zona para terrazas. Y, fíjate, cada vez más nos
parecemos a eso».
10
Pero
para el sociólogo hay más: esto influirá en que, como los algoritmos buscan las
afinidades, las posibilidades de encuentros aleatorios se reducirán y la gente
que pertenezca a un mismo estatus social, unos mismos intereses o unas mismas
pautas tenderá a concentrarse en lugares determinados: la oportunidad de
toparte con personas de distinta procedencia, pensamiento, clase o conciencia
se reducirá. «La filosofía es el arte de cómo formular las preguntas. Si
no tenemos esta manera de preguntar, las respuestas de la IA serán fáciles.
Cuando las preguntas se simplifican hasta la banalización, las respuestas son
de corte de pensamiento mágico. Una buena pregunta nos llevará siempre a
buen sitio, pero si no se plantea así, la respuesta será una porquería. Aparte
de que hoy la información es tan excesiva, que lo importante no es solo la
verdad, sino discernir el trigo de la paja». O, como sostiene Paco Calvo, «la
IA no resuelve problemas por nosotros, pero nos obliga a hacer mejores
preguntas. Y de la calidad de las preguntas depende siempre nuestra capacidad
de pensar».
jueves, 4 de septiembre de 2025
VOLTAIRE
BIOGRAFÍA DE VOLTAIRE (1981)
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
En la biografía de Voltaire (1694’1778) escrita por Haydn Mason se describe su
definición sobre la historia y sus aportes a la misma.
Su verdadero nombre era François-Marie Arouet, y no era ateo, como
piensan mucho, sino deísta. Su lucha contra la iglesia se relacionaba con la
intolerancia. Voltaire aprendió la filosofía de la vida a través de sus
lecturas, escritos y viajes.
Voltaire inventó la leyenda de la manzana de Newton.
1
Para saber dónde comienza la ignorancia
hay que tener gran ciencia.
2
Comía con frugalidad y bebía vino de Tokay.
3
Mis tres diosas son la virtud, el estudio y la alegría.
4
La vida termina imitando al arte.
5
He encontrado pocos hombres y muchos libros.
6
Siempre se puede aprender algo de un canalla. (Federico el Grande sobre
Voltaire).
7
No puedo vivir contigo ni sin ti (Marcial, poeta romano).
8
La salvación está en el cultivo del propio jardín.
9
La naturaleza de una bella pasión dominante es muy duradera.
10
La literatura alimenta el alma, la corrige y la consuela.
11
Soy tan feliz, queme siento avergonzado.
12
Feliz es el que vive tranquilo al borde de su lago, lejos del trono,
lejos de la envidia.
13
La guerra es un laberinto del que solo se puede escapar saltando sobre
cadáveres.
14
La vida de los filósofos es mejor que la de los reyes.
15
Nunca se conseguirá una revolución con veinte volúmenes in folio; el
peligro vendrá de los libros pequeños de bajo precio. Si el evangelio hubiera
costado 1.200 sestercios, nunca hubiera triunfado la religión cristiana.
16
Hay que hacer de la muerte un arte.
17
Muero adorando a Dios, amando a mis amigos, sin odio hacia mis enemigos,
aborreciendo la superstición.
18
Dejadme morir en paz, le dijo a unos curas que le pedían arrepentirse.
19
La historia exige el mismo arte de la tragedia, con una exposición, un
nudo y un desenlace.
viernes, 25 de julio de 2025
sábado, 31 de mayo de 2025
EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO.
EL EVANGELIO SEGÚN
JESUCRISTO (1998)
ERMG
Esta novela es una
biografía ficticia de Cristo y de La Sagrada Familia. El punto central es que
José pudo haber salvado a muchos niños si hubiese comunicado la información que
tenía sobre el plan para asesinar a los niños a otras familias. De esa manera
hubiese podido evitar la masacre de Los Inocentes , planificada por Herodes.
El conocimiento de ese
hecho marca a Jesús con un sentimiento de culpa trágica.
Jesús es presentado con
todos los defectos que acompañan a cualquier humano y con sus mismas pasiones:
es amante de María Magdalena.
FRASES .
1
Quizá los sueños son
recuerdos que el alma tiene del cuerpo.
2
El alma no está presente
en el cuerpo que duerme.
3
El espejo y los sueños
son cosas semejantes, es como la imagen del hombre ante sí mismo.
4
José, María y el burro
han venido atravesando el desierto, que desierto no es aquello que vulgarmente
se piensa, desierto es toda ausencia de hombres, aunque no debamos olvidar que
no es raro encontrar desiertos y secarrales de muerte en medio de multitudes.
5
Como siempre desde que el
mundo es mundo, por cada uno que nace hay otro que agoniza
6
Mil veces la experiencia
ha demostrado, incluso en personas no particularmente dadas a la reflexión, que
la mejor manera de llegar a una buena idea es ir dejando que fluya el
pensamiento al sabor de sus propios azares e inclinaciones, pero vigilándolo
con una atención que conviene que parezca distraída, como si se estuviera
pensando en otra cosa y de repente salta uno sobre el inadvertido hallazgo como
un tigre sobre la presa.
7
A un espíritu volteriano,
irónico e irrespetuoso, aunque nada original, no le escaparía la ocasión de
observar que, vistas las cosas, parece que es condición para el mantenimiento
de la pureza en el mundo que existan en él animales inocentes, sean tórtolas o
corderos.
8
Los niños se parecen a
los viejos: lloran por cualquier cosa.
9
La vida es una sentencia.
La muerte es una justicia.
10
Los pies no perciben
nada, el conocimiento es propio de las manos, cuando tú adoras a Dios no
levantas los pies hacia él, sino las manos, aunque podrías levantar cualquier
parte del cuerpo, hasta lo que tienes entre las piernas, si no eres un eunuco.
PÁRRAFOS
1
EL ACTO SEXUAL DE JOSÉ Y
MARÍA.
María, acostada boca
arriba, estaba despierta y atenta, miraba fijamente un punto ante ella y
parecía esperar. Sin pronunciar palabra, José se acercó y apartó lentamente la
sábana que la cubría. Ella desvió los ojos, alzó un poco la parte inferior de
la túnica, pero sólo acabó de alzarla hacia arriba, a la altura del vientre,
cuando él ya se inclinaba y procedía del mismo modo con su propia túnica y
María, a su vez, abría las piernas, o las había abierto durante el sueño y de
este modo las mantuvo, por inusitada indolencia matinal o por presentimientos
de mujer casada que conoce sus deberes.
Dios, que está en todas
partes, estaba allí, pero, siendo lo que es, un puro espíritu, no podía ver
cómo la piel de uno tocaba la piel del otro, cómo la carne de él penetró en la
carne de ella, creadas una y otra para eso mismo y, probablemente, no se
encontraría allí cuando la simiente sagrada de José se derramó en el sagrado
interior de María, sagrados ambos por ser la fuente y la copa de la vida, en verdad
hay cosas que el mismo Dios no entiende, aunque las haya creado.
Habiendo pues salido al
patio, Dios no pudo oír el sonido agónico, como un estertor, que salió de la
boca del varón en el instante de la crisis, y menos aún el levísimo gemido que
la mujer no fue capaz de reprimir. Sólo un minuto, o quizá no tanto, reposó
José sobre el cuerpo de María.
2
REMORDIMIENTOS
Dijo el ángel, Un hombre
bueno que ha cometido un crimen, no imaginas cuántos hombres buenos lo han
hecho antes que él, porque los crímenes de los hombres buenos no tienen número
y, al contrario de lo que se piensa, son los únicos que no pueden ser
perdonados.
Dijo María, Qué crimen ha
cometido mi marido. Dijo el ángel, Tú lo sabes, no quieras ser tan criminal
como él. Dijo María, Juro. Dijo el ángel, No jures, o, si no, jura si quieres,
que un juramento pronunciado ante mí es como un soplo de viento que no sabe
adónde va. Dijo María, Qué hemos hecho nosotros. Dijo el ángel, Fue la crueldad
de Herodes la que hizo desenvainar los puñales, pero vuestro egoísmo y cobardía
fueron las cuerdas que ataron los pies y las manos de las víctimas. Dijo María,
Qué podía hacer yo. Dijo el ángel, Tú, nada, que lo supiste demasiado tarde,
pero el carpintero podía haberlo hecho todo, avisar a la aldea de que venían de
camino los soldados para matar a los niños, había tiempo suficiente para que
los padres se los llevaran y huyesen, podían, por ejemplo, ir a esconderse en
el desierto, huir a Egipto, a la espera de que muriese Herodes, que poco le
falta ya. Dijo María, No se le ocurrió. Dijo el ángel, No, no se le ocurrió,
pero eso no es disculpa. Dijo María, llorando, tú, que eres un ángel,
perdónalo. Dijo el ángel, No soy ángel de perdones. Dijo María, perdónalo. Dijo
el ángel, Ya te he dicho que no hay perdón para este crimen, antes sería
perdonado Herodes que tu marido, antes se perdonará a un traidor que a un
renegado.
3
EL PASTOR LE ACONSEJA
RECURRIR AL BESTIALISMO EN CASO DE NECESIDAD EXTREMA.
Pastor movió lentamente
la cabeza y dijo, En otras palabras, tu Dios es el único guardián de una
prisión donde el único preso es tu Dios.
Todavía el último eco de
la terrible afirmación vibraba en los oídos de Jesús cuando Pastor, ahora en
tono de falsa naturalidad, volvió a hablar, Escoge una oveja, dijo, Qué,
preguntó Jesús desorientado, Te digo que escojas una oveja, a no ser que
prefieras una cabra, Para qué, Vas a necesitarla, si realmente no eres un
eunuco. La comprensión alcanzó al muchacho con la fuerza de un puñetazo.
Peor, sin embargo, fue el
vértigo de una horrible voluptuosidad que del ahogo de la vergüenza y de la
repugnancia en un instante emergió y prevaleció. Se tapó la cara con las manos
y dijo con voz ronca, {ésta es la palabra del Señor, Si un hombre se une a un
animal, será castigado con la muerte y mataréis al animal, también dijo,
Maldito el que peca con un animal cualquiera, Dijo todo eso tu Señor, Sí, y yo
te digo que te apartes de mí, abominación, criatura que no eres de Dios, sino
del Diablo.
Pastor oyó y no se movió,
como si diera tiempo a que las airadas palabras de Jesús causaran todo su
efecto, fuese el que fuese, terror de rayo, corrosión de lepra, muerte súbita
del cuerpo y del alma.
Nada aconteció. Un viento
sopló entre las piedras, levantó una nube de polvo que atravesó el desierto y
después nada, el silencio, el universo callado contemplando a los hombres y a
los animales, tal vez a la espera, él mismo, de saber qué sentido le atribuyen,
o le encuentran, o le reconocen unos y otros, y en esa espera consumiéndose, ya
rodeado de cenizas el fuego primordial, mientras la respuesta se busca y tarda,
De pronto, Pastor levantó los brazos y clamó, con estentórea voz, dirigiéndose
al rebaño, Oíd, oíd, ovejas que ahí estáis, oíd lo que nos viene a enseñar este
sabio muchacho, que no es lícito fornicaros, Dios no lo permite, podéis estar
tranquilas, pero trasquilaros, sí, maltrataros, sí, mataros, sí, y comeros,
pues para eso os crió su ley y os mantiene su providencia.
4
AMOR CARNAL
Con tantos movimientos y
observaciones, acabó María de Magdala de vendar el dolorido pie de Jesús,
rematando con una sólida y pertinente atadura, Ya está, dijo ella, Cómo puedo
agradecértelo, preguntó Jesús, y por primera vez sus ojos tocaron los ojos de
ella, negros, brillantes como azabache, de donde fluía, como agua que sobre
agua corriera, una especie de voluptuosa veladura que alcanzó de lleno el
cuerpo secreto de Jesús. La mujer no respondió de inmediato, lo miraba, a su
vez, como valorándolo, comprobando qué clase de hombre era, que de dineros ya se
veía que no andaba bien provisto el pobre mozo, al fin dijo, Guárdame en tu
recuerdo, nada más, y Jesús, No olvidaré tu bondad, y luego, llenándose de
ánimo, No te olvidaré, Por qué, sonrió la mujer, Porque eres hermosa, Pues no
me conociste en los tiempos de mi belleza, te conozco en la belleza de ahora.
Se apagó la sonrisa de ella, Sabes quién soy, qué hago, de qué vivo, Lo sé,
Sólo tuviste que mirarme y ya lo supiste todo, No sé nada, Que soy prostituta,
Eso sí lo sé, Que me acuesto con los hombres por dinero, Sí, Eso es lo que te
decía, que lo sabes todo de mí, Sólo sé eso. La mujer se sentó a su lado, le
pasó suavemente la mano por la cabeza, le tocó la boca con la punta de los
dedos, Si quieres agradecérmelo, quédate este día conmigo, NoNo puedo, Por qué,
No tengo con qué pagarte, Gran novedad esa, No te rías de mí, Tal vez no lo
creas, pero más fácilmente me reiría de un hombre que llevara bien llena la
bolsa, No es sólo cuestión de dinero, Qué es, entonces. Jesús se calló y volvió
la cara hacia el otro lado. Ella no lo ayudó, podía haberle preguntado, Eres
virgen, pero se mantuvo callada, a la espera. Se hizo un silencio tan denso y
profundo que parecía que sólo los dos corazones sonaban, más fuerte y rápido el
de él, el de ella inquieto con su propia agitación. Jesús dijo, Tus cabellos
son como un rebaño de cabras bajando por las laderas de las montañas de Galad.
La mujer sonrió y permaneció callada. Después Jesús dijo, Tus ojos son como las
fuentes de Hesebon, junto a la puerta de Bat-Rabin. La mujer sonrió de nuevo,
pero no habló.
Entonces volvió Jesús
lentamente el rostro hacia ella y le dijo, No conozco mujer. María le tomó las
manos, Así tenemos que empezar todos, hombres que no conocían mujer, mujeres
que no conocían hombre, un día el que sabía enseñó, el que no sabía aprendió,
Quieres enseñarme tú, Para que tengas otro motivo de gratitud, Así nunca
acabaré de agradecerte, Y yo nunca acabaré de enseñarte.
María se levantó, fue a
cerrar la puerta del patio, pero primero colgó cualquier cosa por el lado de
fuera, señal que sería de entendimiento para los clientes que vinieran por
ella, de que había cerrado su puerta porque llegó la hora de cantar, Levántate,
viento del norte, ven tú, viento del mediodía, sopla en mi jardín para que se
dispersen sus aromas, entre mi amado en su jardín y coma de sus deliciosos
frutos. Luego, juntos, Jesús amparado, como antes hiciera, en el hombro de
María, prostituta de Magdala que lo curó y lo va a recibir en su cama, entraron
en la casa, en la penumbra propicia de un cuarto fresco y limpio.
La cama no es aquella
rústica estera tendida en el suelo, con un cobertor pardo encima que Jesús
siempre vio en casa de sus padres mientras allí vivió, éste es un verdadero
lecho como aquel del que alguien dijo, Adorné mi cama con cobertores, con
colchas bordadas de lino de Egipto, perfumé mi lecho con mirra, aloes y
cinamomo. María de Magdala llevó a Jesús hasta un lugar junto al horno, donde
era el suelo de ladrillo, y allí, rechazando el auxilio de él, con sus manos lo
desnudó y lavó, a veces tocándole el cuerpo, aquí y aquí, y aquí, con las
puntas de los dedos, besándolo levemente en el pecho y en los muslos, de un
lado y del otro. Estos roces delicados hacían estremecer a Jesús, las uñas de
la mujer le causaban escalofríos cuando le recorrían la piel, No tengas miedo,
dijo María de Magdala.
Lo secó y lo llevó de la
mano hasta la cama, Acuéstate, vuelvo en seguida. Hizo correr un paño en una
cuerda, nuevos rumores de agua se oyeron, después una pausa, el aire de repente
pareció perfumado y María de Magdala apareció, desnuda. Desnudo estaba también
Jesús, como ella lo dejó, el muchacho pensó que así era justo, tapar el cuerpo
que ella descubriera habría sido como una ofensa. María se detuvo al lado de la
cama, lo miró con una expresión que era, al mismo tiempo, ardiente y suave, y
dijo, Eres hermoso, pero para ser perfecto tienes que abrir los ojos. Dudando
los abrió Jesús, e inmediatamente los cerró, deslumbrado, volvió a abrirlos y
en ese instante supo lo que en verdad querían decir aquellas palabras del rey
Salomón, Las curvas de tus caderas son como joyas, tu ombligo es una copa
redondeada llena de vino perfumado, tu vientre es un monte de trigo cercado de
lirios, tus dos senos son como dos hijos gemelos de una gacela, pero lo supo
aún mejor, y definitivamente, cuando María se acostó a su lado y, tomándole las
manos, acercándoselas, las pasó lentamente por todo su cuerpo, cabellos y
rostro, el cuello, los hombros, los senos, que dulcemente comprimió, el
vientre, el ombligo, el pubis, donde se demoró, enredando y desenredando los
dedos, la redondez de los muslos suaves, y mientras esto hacía, iba diciendo en
voz baja, casi en susurro, Aprende, aprende mi cuerpo. Jesús miraba sus propias
manos, que María sostenía, y deseaba tenerlas sueltas para que pudieran ir a
buscar, libres, cada una de aquellas partes, pero ella continuaba, una vez más,
otra aún, y decía, Aprende mi cuerpo, aprende mi cuerpo, Jesús respiraba
precipitadamente, pero hubo un momento en que pareció sofocarse, eso fue cuando
las manos de ella, la izquierda colocada sobre la frente, la derecha en los
tobillos, iniciaron una lenta caricia, una en dirección a la otra, ambas
atraídas hacia el mismo punto central, donde, una vez llegadas, no se
detuvieron más que un instante, para regresar con la misma lentitud al punto deAhora
María de Magdala le enseñaba, Aprende de mi cuerpo, y repetía, pero de otra
manera, cambiándole una palabra, Aprende tu cuerpo, y él lo tenía ahí, su
cuerpo, tenso, duro, erecto, y sobre él estaba, desnuda y magnífica, María de
Magdala, que decía, Calma, no te preocupes, no te muevas, déjame a mí, entonces
sintió que una parte de su cuerpo, esa, se había hundido en el cuerpo de ella,
que un anillo de fuego lo envolvía, yendo y viniendo, que un estremecimiento lo
sacudía por dentro, como un pez agitándose, y que de súbito se escapaba
gritando, imposible, no puede ser, los peces no gritan, él, sí, era él quien
gritaba, al mismo tiempo que María, gimiendo, dejaba caer su cuerpo sobre el de
él, yendo a beberle en la boca el grito, en un ávido y ansioso beso que
desencadenó en el cuerpo de Jesús un segundo e interminable estremecimiento.
Durante
todo el día nadie llamó a la puerta de María de Magdala. Durante todo el día,
María de Magdala sirvió y enseñó al muchacho de Nazaret que, sin conocerla ni
para bien ni para mal, llegó hasta su puerta pidiéndole que lo aliviara de los
dolores y curase de las llagas que, pero eso no lo sabía ella, nacieron de otro
encuentro, en el desierto, con Dios. Dios le dijo a Jesús, A partir de hoy me
perteneces por la sangre, el Demonio, si lo era, lo despreció, No aprendiste
nada, vete, y María de Magdala, con los senos cubiertos de sudor, el pelo
suelto que parecía echar humo, la boca túmida, ojos como de agua negra, No te
unirás a mí por lo que te enseñé, pero quédate esta noche conmigo. Y Jesús,
sobre ella, respondió, Lo que me enseñas no es prisión, es libertad. Durmieron
juntos, pero no sólo aquella noche.
CANTAR DE LOS CANTARES
Cuando despertaron alta
ya la mañana, y después de que, una vez más, sus cuerpos se buscaran y se
hallaran, María miró la herida del pie de Jesús, Tiene mejor aspecto, pero
todavía no deberías irte a tu tierra, te va a dañar el camino con ese polvo, No
puedo quedarme, y si tú misma dices que estoy mejor, Puedes quedarte, el caso
es que quieras, en cuanto a la puerta del patio, va a estar cerrada todo el
tiempo que lo deseemos, Tu vida, Mi vida, ahora, eres tú, Por qué, Te
responderé con palabras del rey Salomón, mi amado metió su mano en la abertura
de la puerta y mi corazón se estremeció, Y cómo puedo ser yo tu amado si no me
conoces, si soy sólo alguien que vino a pedirte ayuda y de quien tuviste pena,
pena de mis dolores y de mi ignorancia, Por eso te amo, porque te he ayudado y
te he enseñado, pero tú no podrás amarme a mí, pues no me enseñaste ni me
ayudaste, No tienes ninguna herida, La encontrarás si la buscas, Qué herida es,
Esa puerta abierta por donde entraban otros y mi amado no, Dijiste que soy tu
amado, Por eso se cerró la puerta después de que tú entraras, No sé qué puedo
enseñarte, a no ser lo que de ti he aprendido, Enséñame también eso, para saber
cómo es aprenderlo de ti, No podemos vivir juntos, Quieres decir que no puedes
vivir con una prostituta, Sí, Mientras estés conmigo, no seré una prostituta,
no lo soy desde que aquí entraste, en tus manos está el que siga siéndolo o no,
Me pides demasiado, Nada que no puedas darme por un día, dos días, el tiempo
que tu pie tarde en curarse, para que después se abra otra vez mi