PIENSA
COMO UN EMPERADOR ROMANO
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
Donald
Robertson en “Piensa como un emperador romano” (2020) hace un repaso de la
historia del estoicismo , desde sus primeros representantes hasta otros muy
prominentes figuras de esta filosofía;
no obstante, se detiene en la de Marco
Aurelio para darle cuerpo a su libro y esbozar sus puntos de vista y consejos.
Habla también de cómo practicar el
estoicismo en las condiciones del mundo actual, convulsionado por el inmenso
flujo de información estresante.
FRASES
Y PÁRRAFOS QUE ME GUSTARON
1
El
valor potencial del estoicismo me llegó de golpe de inmediato al descubrir ¿Qué
es la filosofía antigua? (1998) y Filosofía como forma de vida (2004), del
experto francés Pierre Hadot. Como sugiere el segundo título, Hadot
exploró a profundidad la idea de que las filosofías occidentales antiguas de
hecho abordaban la filosofía como una forma de vida.
2
En
Estados Unidos, el comercializador y empresario Ryan Holiday acogió
el estoicismo en El obstáculo es el camino (2014) y Estoicismo cotidiano (2016,
en coautoría con Stephen Hanselman). Más tarde, en el Reino Unido, el
ilusionista y celebridad televisiva, Derren Brown, publicó un libro
llamado Feliz (2017), que se inspiraba en los estoicos. Estos autores estaban
llegando a toda una nueva audiencia que iba más allá de la academia y a la que
le presentaban el estoicismo como una forma de autoayuda y una filosofía de
vida. El científico escéptico y profesor de filosofía Massimo Pigliucci
publicó Cómo ser un estoico en 2017. Ese mismo año, el político republicano Pat
McGeehan lanzó El estoicismo y la casa del Estado. El estoicismo
también era usado en el ejército, como parte del Entrenamiento de Resiliencia
del Guerrero, del coronel Thomas Jarrett. El ejecutivo de la NFL
y antiguo entrenador de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Michael Lombardi, lo
acogió también, y la filosofía comenzó a ganar más y más adherentes en el mundo
de los deportes.
3
Galeno,
había observado que las víctimas morían inevitablemente cuando sus heces se volvían
negras, una señal de sangrado intestinal.
4
Sócrates
solía decir que la muerte es como un bromista con una máscara atemorizante,
vestido como un ser aterrador para asustar a los niños pequeños. El hombre
sabio remueve la máscara con cuidado y, al mirar tras ella, descubre que no hay
por qué temer.
5
Marco
escribió que nadie es tan afortunado como para no tener a una o dos personas
junto a su lecho de muerte que reciban con satisfacción su deceso. Dice que en
su propio caso, como emperador, puede pensar en cientos de individuos con
valores que entran en conflicto con los suyos,
quienes
estarían más que felices de verlo muerto.
6
Los
estoicos enseñaron que el hombre sabio siente una inclinación natural a
escribir libros que ayuden a otras personas.
7
Aaron
T. Beck, fundador de la terapia cognitiva, aconsejaba a sus
pacientes que sufrían de ansiedad escribir «guiones descatastrofizadores», en
los cuales describían eventos angustiantes de forma factual, sin juicios de
valor duros ni lenguaje emotivo: «Perdí mi empleo y ahora debo buscar un nuevo»
en vez de: «Perdí mi trabajo y no hay nada que pueda hacer al respecto; ¡es un
total desastre!».
8
Cuando
era joven, Galeno se preguntó por qué la máxima del Oráculo de Delfos, «conócete
a ti mismo», debía tenerse en tan alta estima. ¿Acaso no todos se conocen ya a
sí mismos? Pero de a poco llegó a darse cuenta de que solo los más sabios
llegan a conocerse a sí mismos de verdad. Los demás, observó Galeno, tendemos a
caer en una trampa de suponer que estamos del
todo libres de defectos o que estos son pocos, leves e infrecuentes.
9
El
término mentor proviene de la Odisea de Homero. Atenea, la diosa de la sabiduría
y la virtud, se disfraza como un amigo de Odiseo, llamado Mentor, para
aconsejar a su hijo Telémaco, quien se encuentra en gran peligro. Ella permanece
junto a ambos durante la batalla final contra los enemigos de Odiseo, alentando
al héroe hacia la victoria.
10
A
menudo, escribir hace más vivida y memorable una imagen. Los estoicos
consideraban esta práctica como una fuente de alegría sana. Escribir tus
pensamientos sobre lo que hace admirable a otra persona, reflexionar sobre
ellos y reconsiderarlos te da la oportunidad de procesarlos.
11
Los
estoicos escribieron muchos libros en los que describieron su psicoterapia de las
pasiones, incluyendo uno escrito por Crisipo, el tercer líder de la escuela, titulado
Terapéutica. Por desgracia, ninguno de ellos llegó hasta nuestros días, pero sí
sobrevivió un tratado titulado De las pasiones y los errores del alma, escrito
por el célebre médico de Marco, Galeno. Erudito con un gusto ecléctico por la
filosofía, Galeno había estudiado en un inicio con un estoico llamado
Filopáter, y se basó en la filosofía estoica temprana, citando a Zenón, para su
propia versión del diagnóstico y cura de pasiones nocivas.
12
SOBRE
EL DOLOR
En
Meditaciones vuelve en muchas ocasiones a las enseñanzas de Epicuro concernientes
al dolor y la enfermedad. En particular le interesa una de las máximas de
Epicuro más famosas, o Doctrinas principales, que contiene un consejo para
afrontar el dolor. Debemos recordarnos a nosotros mismos, según expresaba
Epicuro, que el dolor siempre es soportable porque es o agudo o crónico, pero
nunca ambos. El padre de la Iglesia Tertuliano resumió la misma idea de manera
clara al decir que Epicuro acuñó la máxima «un dolor pequeño es desdeñable, uno
grande no es duradero». Por
tanto,
podemos lidiar con un dolor al decirnos a nosotros mismos que no será duradero
si es severo o que somos capaces de soportar algo mucho peor si el dolor es
crónico. A menudo, las personas objetan al decir que su dolores tanto crónico
como severo, sin embargo, en las primeras páginas deMeditaciones, Marco
parafrasea la misma cita de Epicuro de la siguiente manera: «Sobre el dolor: si
es insoportable, nos hace fallecer; si persiste, podemos soportarlo».12 El
punto es que el dolor crónico que está más allá de nuestra habilidad para
resistir nos mataría, por lo que el hecho de permanecer vivos prueba que somos
capaces de soportar aún más. Aunque puede ser difícil de aceptar para algunas
personas, algunos participantes de mis cursos por internet, quienes han sufrido
durante muchos años de dolor crónico, han reportado que esta máxima epicúrea
les ha sido de gran ayuda, tal como lo fue para mucha gente a lo largo de los
siglos pasados. Pero debemos practicar para seguir viendo las cosas de esta
forma, tal como debemos practicar para superar hábitos y deseos nocivos. ¿Por
qué, con exactitud, las personas de la Antigüedad encontraron útil esta
estrategia como un modo de lidiar con el dolor? Cuando la gente de verdad tiene
dificultades, se enfoca en su inhabilidad para afrontar y en la sensación de
que el problema se está saliendo de control: «¡Ya no puedo soportarlo más!».
Esta es una forma de catastrofización: enfocarse demasiado en el peor escenario
y sentirse abrumado. Sin embargo, lo que Epicuro quería decir es que al
enfocarnos en los límites del dolor, ya sea en términos de duración o severidad,
podemos desarrollar un estado mental más orientado al afrontamiento y que se
abruma menos por las preocupaciones o las emociones negativas respecto a
nuestra condición A Marco también le resultó útil pensar que su dolor estaba
confinado en una zona particular del cuerpo en lugar de consumirse imaginándolo
como algo más penetrante. El dolor quiere dominar tu mente y volverse toda tu historia.
Sin embargo, por lo general, las personas que afrontan bien el dolor lo ven con
objetividad, como algo más limitado en su naturaleza, lo cual hace más sencillo
que se visualicen afrontándolo de formas diversas. Ciertamente, en otras partes
de Meditaciones, agrega un giro estoico al dicho de Epicuro. «El dolor no es ni
insoportable ni eterno si estás al tanto de sus límites y no le agregas nada de
tu propia imaginación». Lo que Marco quiso expresar es que el dolor es
tolerable si recordamos que es nuestra actitud hacia él lo que en realidad
determina lo alterados que nos sentimos. Los estoicos indicarían que lo que nos
altera no son nuestros dolores o enfermedades, sino nuestros juicios respecto a
ellos. Esta es una de las principales herramientas terapéuticas en el arsenal
del tratamiento del dolor estoico.
13
Entender
es perdonar.
14
El
hombre sabio se siente agradecido por los regalos que la vida le ha dado, pero
también se recuerda a sí mismo que son un mero préstamo; todo cambia y nada
dura para siempre.
15
Puedes
adaptar esta rutina diaria para que se vea así:
1. Meditación matutina. Piensa en
el sol naciente, las estrellas y tu pequeño espacio dentro de todo el cosmos.
Ensaya mentalmente los eventos clave del día, imaginando cómo lidiarían con los
hábitos y deseos Sócrates, Zenón, Marco Aurelio o tu propio modelo a seguir.
Imagina cómo planeas lidiar con cualquier reto o qué recursos y virtudes
internos puedes emplear.
2. Durante el día. Practica la
conciencia estoica prestando atención a las señales de alerta temprana de los
hábitos o deseos que quieres superar. Intenta atraparlas cuando comienzan y
córtalas de raíz. Haz una pausa y practica aceptar cualquier sentimiento de
incomodidad con indiferencia estoica. Adquiere distancia cognitiva de tus
pensamientos y abstente de actuar de acuerdo con tus sentimientos. Lleva a cabo
comportamientos sustitutos sanos en su lugar, los cuales contribuirán a un
sentido genuino de satisfacción. También puedes mantener un registro por
escrito o una lista de ciertos hábitos, como se describió en este capítulo.
3. Meditación vespertina. Al final nal
del día, revisa qué tan bien te fue en términos de actuación en concordancia
con tus valores, es decir, con tus virtudes. En relación con los deseos,
considera lo que hiciste bien, lo que hiciste mal y lo que podrías hacer de
otro modo al siguiente día. Si te ayuda, imagina responder estas preguntas ante
un mentor estoico sabio, o incluso un panel de sabios, y considera qué consejos
podrían darte. Usa lo que aprendas para prepararte para la meditación matutina
del siguiente día.
16
Distanciamiento
cognitivo: La
estrategia de manejo del dolor más importante que mencionan Epicteto y Marco es
la que hemos llamado «distanciamiento cognitivo». Se resume en una frase que ya
te es familiar: «Lo que nos altera no son los eventos, sino nuestros juicios
respecto a ellos».
17
Para
Marco, lo que importa es dejar de mirar el dolor y la enfermedad a través de la
lente del daño. Esos juicios se originan dentro de nosotros y se proyectan
hacia el exterior sobre sensaciones corporales y otros eventos externos.
18
Dejemos
que la parte del cuerpo afectada se queje si es necesario, dice. La mente no
necesita estar de acuerdo ni seguirle la corriente juzgando la sensación como
muy mala y dañina.29 Piensa en el dolor en tu cuerpo como si fuera el ladrido
de un perro enfurecido; no debes ladrar junto al perro al quejarte de tu propio
dolor.
19
Aceptación
estoica: Epicteto también decía que debemos
aceptar de manera activa la enfermedad y los sentimientos dolorosos si nos
ocurren («aceptación estoica»). Indicaba que si nuestros pies
tuvieran mente propia, irían voluntariamente al lodo con cada paso que damos,
aceptándolo como una parte necesaria de su función natural. Con ello,
evoca la vieja metáfora estoica del perro que sigue un carruaje. Un perro atado
a un carruaje en movimiento puede jalar su correa y ser arrastrado a la fuerza,
o puede aceptar su destino y correr junto al carruaje con suavidad.
Ciertamente, una de las de niciones estoicas más antiguas de la meta natural
del hombre es que consiste en una vida « uida», libre de luchas innecesarias.
El concepto de aceptar radicalmente sentimientos desagradables también se ha
convertido en parte central de la terapia cognitivo-conductual moderna. El
dolor se vuelve más doloroso cuando luchamos contra él, pero paradójicamente a
menudo la carga se aligera si aceptamos la sensación y nos relajamos ante ella
o la recibimos de buena fe. Luchar para reprimir, controlar o eliminar
sentimientos desagradables agrega otra capa a nuestra miseria y, con frecuencia,
resulta contraproducente al empeorar el problema original.
20
Marco
imagina a la naturaleza misma como un médico, como Asclepio, el dios de la
medicina, prescribiéndole dificultades a modo de remedios dolorosos.Para tomar
de manera apropiada la medicina de la naturaleza debemos aceptar nuestro
destino y responder de manera virtuosa, con fortaleza y disciplina, para
mejorar así nuestro carácter. Por ello, Marco ve la aceptación voluntaria de
las di cultades como una psicoterapia de las pasiones. Debemos tragar las
amargas píldoras del destino y otros síntomas desagradables de enfermedad
cuando nos ocurren.
21
Cuando
comenzaba a sentirse frustrado por los eventos, Marco se recordaba: «Esto no es
una desgracia, soportarlo con nobleza en realidad es buena fortuna».
22
El
sabio ve la vida y la muerte como dos lados de una misma moneda.
23
Esperar
que las personas malas no hagan cosas malas es una locura, pues es desear lo
imposible.
Desear
que los hombres malos nunca hagan algo incorrecto es tonto . Más aún, aceptar sus
malas acciones hacia otros mientras esperamos que nunca nos hagan mal a
nosotros es desconsiderado y estúpido. (Marco Aurelio)
24
El
antídoto principal contra la ira, para él, es la virtud estoica de la bondad,
que de la mano con la equidad conforman la virtud social cardinalnde la
justicia. Mientras los estoicos veían a la ira como el deseo de dañar a otros,
la bondad es en esencia lo opuesto: buena voluntad hacia otros y deseo de
ayudarlos.
25
Marco
usó estos diez obsequios de Apolo para afrontar la ira. A lo largo de
Meditaciones, vuelve una y otra vez a esta lista:
Es
peculiar al hombre amar incluso a quienes hacen lo indebido. Y esto ocurre si
cuando hacen el mal te das cuenta de que son congéneres, y de que hacen el mal
por ignorancia y sin intención, y de que pronto ambos morirán; y, sobre todo,
de que el malhechor no te ha hecho daño, pues no ha hecho [el carácter de tu
mente] peor de lo que era antes.
Es
claro que se trata de una táctica derivada de los diez obsequios de Apolo, al
igual que la siguiente:
¿Con
qué te sientes disgustado? ¿Con la maldad de los hombres? Toma esta conclusión
con seriedad, que las criaturas racionales han sido hechas las una para la
otras; que la tolerancia es parte de la justicia; que los actos indebidos son
involuntarios; piensa en cuántos antes de hoy, luego de pasar su vida con
hostilidad, sospecha y odio implacables, con dagas empuñadas en contra de
otros, han sido sepultados y se han convertido en polvo; piensa en esto, y pon
n a tu preocupación de una vez.
Sin
embargo, la estrategia en la que más se apoya cuando afronta la ira es el primer
obsequio de Apolo y sus musas: se recuerda ver a los demás como sus congéneres,
hermanos o hermanas, y que la naturaleza de las personas es trabajar juntas.
I
Debemos
ver a nuestros enemigos como parte de nuestra familia. Es nuestro deber
aprender a vivir en armonía con ellos de modo que nuestra vida avance sin
problemas, incluso si alguien intenta oponérsenos.
II
Empatía.
Ponerse en los zapatos del otro.
III
Nadie
quiere hacer el mal intencionalmente.
IV
Todos
tenemos defectos,
V
No
sabemos las causas que mueven a los otros en sus actuaciones.
VI
Recuerda el “Memento mori”.
VII
Aplicar
la dicotomía del control.
VIII
La
ira sólo provoca daños en nosotros.
IX
Esperar
que las personas malas no hagan cosas malas es una locura, pues es desear lo
imposible.
X
En
la Naturaleza encontramos los recursos para enfrentar la ira.
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