FILOSOFÍA

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jueves, 6 de marzo de 2025

EL HOMBRE Y SUS SÍMBOLOS.

 

1964

EL HOMBRE Y SUS SÍMBOLOS.

ERMG


 

1

El hombre y sus símbolos (1964) fue iniciado por Jung, y continuado por sus colaboradores Joseph L. Henderson, Marie-Louise von Franz, Aniela Jaffé, Jolande Jacobi.

Los ensayos son los siguientes:

1.     Acercamiento al inconsciente, Carl Gustav Jung.

2.      Los mitos antiguos y el hombre moderno, Joseph L. Henderson.

3.     El proceso de individuación, Marie-Louise von Franz.

4.     El simbolismo en las artes visuales, Aniela Jaffé.

5.     Símbolos en un análisis individual, Jolande Jacobi.


FRASES

1

Como hay innumerables cosas más allá del alcance del entendimiento humano, usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Esta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes.

2

Freud hizo la sencilla, pero penetrante observación de que si se alienta al soñante a seguir hablando acerca de las imágenes de su sueño  y los pensamientos que les suscitan en su mente, se traicionara y revelara la fonda inconsciente de sus dolencias, tanto en lo que dice como en lo que admite deliberadamente.

3

Un hombre que es distraído o abstraído cruza la habitación para ir a coger algo. Se detiene aparentemente perplejo; se ha olvidado de lo que iba a buscar. Sus manos tantean entre los objetos de la mesa como si fuera un sonámbulo; se ha olvidado de su primitiva intención; sin embargo, inconscientemente va guiado por ella. Luego se da cuenta de lo que quería. Su inconsciente se lo ha apuntado.

4

Hay muchas causas por las cuales olvidamos cosas que hemos sabido o vivido; y, del mismo modo, hay otras tantas formas por las que pueden ser recordadas. Un ejemplo interesante es el de la criptomnesia, o "memoria oculta". Un autor puede estar escribiendo con soltura sobre un plan preconcebido, trazando un argumento o desarrollando el esquema de un relato, cuando, de repente, se desvía tangencialmente. Quizá se le ha ocurrido una nueva idea o una imagen diferente o toda una trama distinta. Si se le pregunta que le sugirió la digresión, no sabrá decirlo. Incluso puede no haberse dado cuenta del cambio, aunque lo que ha escrito es completamente nuevo y, en apariencia, le era desconocido antes.

Sin embargo, a veces puede demostrarse de forma convincente que lo que escribió tiene un asombroso parecido con la obra de otro autor, una obra que él cree no haber vista jamás.

Encontré acerca de eso un ejemplo curiosísimo en el libro de Nietzsche Así hablo Zaratustra, en el que el autor reproduce, casi palabra por palabra, un suceso relatado en un diario de navegación del año 1686. Por mera casualidad él relata del marino en un libro publicado hacia 1835 (medio siglo antes de que Nietzsche escribiera); y cuando encontré el pasaje análogo en Así hablo Zaratustra, me asombró su estilo peculiar, que era diferente al lenguaje usual de Nietzsche. Quede convencido de que Nietzsche también tuvo que conocer el viejo libro, aunque no lo menciona. Escribí a su hermana, que aún vivía, y me confirmó que su hermano y ella habían leído el libro juntos cuando él tenía once años. Pienso, por lo dicho, que es inconcebible que Nietzsche tuviera idea alguna de estar plagiando aquel relata. Creo que cincuenta años después; se deslizó inesperadamente bajo el foco de su mente consciente.

5

El autor inglés Robert Louis Stevenson había pasado años buscando un argumento que se adaptara a su "fuerte sensación del doble ser del hombre", cuando la trama de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde se le reveló repentinamente en un sueño.

6

Por desgracia, los sueños son difíciles de entender. Como ya señalé, el sueño no es nada parecido a una historia contada por la mente consciente. En la vida diaria se piensa lo que se desea decir, se escogen las formas más eficaces para decirlo y se intenta que los comentarios tengan coherencia lógica. Por ejemplo, una persona culta tratará de evitar el empleo de una metáfora confusa porque darla una impresión equivoca de su punto de vista. Pero los sueños tienen una estructura diferente.

Imágenes que parecen contradictorias y ridículas, se apilan sobre el soñante, se pierde el normal sentido del tiempo y las cosas corrientes pueden asumir un aspecto fascinante o amenazador.

7

La función general de los sueños es intentar  restablecer nuestro equilibrio psicológico, produciendo material onírico que restablezca, de forma sutil, el total equilibrio psíquico. Eso es lo que llamo el papel complementario (o compensador) de los sueños en nuestra organización psíquica. Eso explica por qué gente que tiene ideas nada realistas o un concepto demasiado elevado de misma o que hace planes grandiosos y desproporcionados con sus verdaderas posibilidades, tiene sueños de volar o caer. EI sueño, compensa las deficiencias de su personalidad y, al mismo tiempo, le advierte los peligros de su vida presente. Si se desdeñan las advertencias de los sueños, pueden ocurrir verdaderos accidentes. La víctima puede caerse por las escaleras o tener un accidente automovilístico.

8

Siempre me impresionó el hecho de que hubiera un número sorprendente de individuos que jamás utilizaban la mente, si podían evitarlo, y un número igual que la utilizaban, pero en una forma asombrosamente estúpida. También me sorprendió encontrar muchas personas inteligentes y muy despiertas que vivían (en lo que se podía apreciar) como si nunca hubieran aprendido a utilizar los sentidos: no veían las cosas que tenían ante los ojos, no oían las palabras dichas ante sus oídos ni sentían las casas que tocaban o saboreaban. Algunas vivían sin enterarse del estado de su cuerpo.

9

El mito del héroe es el mito más común y mejor conocido del mundo. Lo encontramos en la mitología clásica de Grecia y Roma, en la Edad Media, en el lejano Oriente y entre las contemporáneas tribus primitivas. También aparece en nuestros sueños. Tiene un evidente  atractivo dramático y una importancia psicológica menos obvia pero profunda.

10

Por medio de los sueños podemos entrar en conocimiento de los aspectos de nuestra personalidad, que por diversas razones hemos preferido no contemplar muy de cerca. Eso es lo que Jung llamó "percepción de la sombra". (Empleó la palabra "sombra" para esa parte inconsciente de la personalidad porque, en realidad, con frecuencia aparece en los sueños en forma personificada.)

11

Sabemos que aun las piedras sin labrar tuvieron un significado muy simbólico para las sociedades antiguas y primitivas. Se creía con frecuencia que las piedras bastas y naturales eran la morada de espíritus o de dioses, y se utilizaron en las culturas primitivas como lápidas sepulcrales, amojonamientos u objetos de veneración religiosa.

12

La gente que confía totalmente en su pensamiento racional y desecha o reprime toda manifestación de su vida psíquica, con frecuencia, tiene inclinación, casi inexplicable, hacia la superstición.

13

Las poderosas fuerzas del inconsciente aparecen con mayor frecuencia, no en el material clínico, sino también en el mitológico, religioso, artístico y todas las demás actividades culturales con las que se expresa el hombre.

 

 

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