Hegel,
el filósofo indispensable: "La vejez natural es debilidad, pero la vejez
espiritual es su madurez perfecta"
Hegel,
uno de los grandes pensadores, nos invita a hacer una segunda lectura de
nuestra propia vida. La vida interior no tiene que hundirse al mismo ritmo que
el cuerpo se deteriora. Al contrario, en la madurez alcanza su plenitud.
Pablo
Cubí del Amo
Periodista
especializado en actualidad, bienestar y estilo de vida
12
de diciembre de 2025 · 20:00
Hegel
Si
te hablan de Hegel, quizá pienses en tomos imposibles, frases interminables y
una fama de filósofo duro. Hegel no es un autor fácil, eso no lo va a negar
nadie. Sin embargo, en medio de toda esa maquinaria conceptual, hay también
reflexiones sencillas e inspiradoras.
Entrar
a fondo en la obra de este filósofo alemán, figura clave del idealismo, no es
tarea de este artículo. Pero vamos a abordar una de sus grandes obsesiones, el
espíritu, porque nos da consejos muy útiles de crecimiento personal.
No
es el espíritu entendido como espectro o alma, sino como la suma de nuestra
vida consciente, nuestra cultura y nuestra historia. Es decir, vamos a hablar
de quiénes somos en verdad. Para él, el espíritu tiene infancia, juventud,
madurez y vejez. Es como el cuerpo. Pero funciona a un ritmo muy diferente.
Hegel
y la historia del hombre
Por
aportar una pincelada histórica, diremos que Hegel, que vivió la revolución
francesa, las guerras napoleónicas y la reorganización de Europa, se hizo
famoso por aportar la idea de conflicto a la filosofía.
Su
manera de entender la realidad como un proceso: nada está quieto, todo se mueve
dialécticamente, a través de conflictos y superaciones. La famosa idea de
dualidad hegeliana.
Respecto
al espíritu del hombre, el geist alemán, plantea que es una entidad que va
creciendo en nosotros, pero no en la misma forma que lo hace el cuerpo. Es al
contrario.
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Thich
Nhat Hanh, filósofo y maestro budista: “Para ser feliz tienes que dejar de
culpar a los demás de lo que te pasa".
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"La
vejez natural es debilidad, pero la vejez espiritual es su madurez perfecta",
nos dice. Esta frase, que se ha hecho célebre, procede de Lecciones sobre la
filosofía de la historia. No es una obra escrita por él en sí, sino que son
apuntes que recogieron estudiantes y que se publicaron tras su muerte.
Hegel
lo utilizaba para hablar de historia. Creía que el momento del mundo
germánico-cristiano, en el que vivía, había llegado por fin a su plenitud. Tras
guerras e imperios, el hombre ata cabos y se entiende mejor a sí mismo.
La
sabiduría que hay en la vejez
Si
lo traducimos a lenguaje de ahora, Hegel nos está diciendo que el cuerpo
envejece y se debilita. Eso es inevitable: tenemos menos energía, nos duelen
las articulaciones, perdemos vista. Nada de eso tiene por qué pasar en la
“vejez de espíritu”.
En
la vejez podemos encontrar los momentos de mayor lucidez, cuando todo lo vivido
encaja de otra manera. Todos vamos acumulando años, cicatrices, cambios de
opinión.
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Qué
quería decir el filósofo David Hume al afirmar: "La razón debe ser esclava
de las pasiones"
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La
idea hegeliana sugiere que ahí puede haber algo más que desgaste: la
posibilidad de una segunda lectura de nuestra propia vida, más serena, más
integrada, menos esclava del “tengo que demostrar cosas”.
Lo
importante no es solo cuánto aguanta el cuerpo, sino qué haces con todo lo que
has vivido. Puedes alcanzar una comprensión más honda de todo el camino
recorrido.
Europa
como reserva moral
Vamos
al sentido original de la frase. Hay que recordar que Hegel nos hablaba desde
la historia. Hegel decía que también las sociedades tienen edad. El filósofo
hacía su análisis para explicar una vieja Europa en declive. ¿Te suena actual
la definición?
Sin
embargo, esa Europa podía haber llegado a su apogeo “espiritual”, es decir,
moral. La historia no le dio la razón. Europa volvió a caer en guerras
fratricidas. Pero hoy nos vuelve a apelar. ¿Es esta “vieja Europa” el último
baluarte de la moral, de los derechos humanos, de la democracia? Somos lo que
Ghandi en India.
Francesc
Miralles: "La mayoría de nuestras preocupaciones son fantasías dolorosas
sobre lo que podría pasar"
Francesc
Miralles
Cuando
discutimos sobre si Europa o todo Occidente está en decadencia, repetimos el
debate hegeliano. Para él, las culturas pasan por fases: entusiasmo
juvenil, rigidez imperial, crisis… La cuestión es si ese ocaso es pura
ruina o puede ser una oportunidad para volverse más consciente y más libre.
Solo
la misma Historia podrá contestar con el tiempo si somos mejores que
imperialismos, dirigentes dictatoriales y el poder del más fuerte. O, por el
contrario, nuestro espíritu colectivo de democracia y respeto a los derechos
humanos era una hipocresía y nuestra moral no es mejor que la de otros pueblos.
Cómo
aplicar esa “vejez espiritual”
Pero
vamos a pensar de una manera más práctica y personal en la frase de Hegel. Si
seguimos saliendo del siglo XIX y lo miramos desde hoy, el mensaje se puede
leer casi como un consejo vital:
No
todo declive es pura pérdida. Hegel nos apunta que hay etapas en las que, desde
fuera, todo parece “a la baja”, pero que pueden ser también momentos de
claridad. La pregunta no es solo “cuánto aguantamos”, sino “qué hemos
aprendido”.
Madurar
no es repetir la juventud con canas. La “vejez
espiritual” no consiste en intentar ser eternamente joven, sino en integrar la
propia historia, con sus fracasos, culpas y decisiones. Hegel diría que el
espíritu madura cuando no huye de sus contradicciones, sino que las asume y las
transforma.
Quedémonos
con estas ideas. Y en cuanto a la historia, apliquémonos en votar en conciencia
a quien creamos que representan mejor esos valores morales de Europa.