SOBRE
LA CUÁDRUPLE RAÍZ DEL PRINCIPIO DE LA
RAZÓN SUFICIENTE
Edgardo
Malaspina
1
Fue
la tesis doctoral de Arthur Schopenhauer publicada en 1813. El
principio de razón suficiente es un principio filosófico según el cual todo lo
que ocurre tiene una razón suficiente para ser así y no de otra manera, o en
otras palabras, todo tiene una explicación suficiente.
2
Schopenhauer
habla de cuatro razones para explicar el
Principio de la razón suficiente:
1. NECESIDAD
FÍSICA: La razón según la cual todo lo que pasa en los objetos físicos o
materiales puede explicarse.
2. NECESIDAD
LÓGICA: La razón según la cual hay una razón por la que una determinada
proposición sea verdadera.
3. NECESIDAD
MATEMÁTICA: La razón según la cual toda propiedad relativa a números o figuras
geométricas es explicable en términos de otras propiedades.
4. NECESIDAD
MORAL: La razón según la cual alguien hace lo que hace.
3
Explicación
detallada de Wikipedia:
1.
Principio de razón suficiente del devenir: Solo con la combinación de tiempo y
espacio la realidad es perceptible por el sujeto, lo que permite las ideas de
percepción y proporciona el sustrato de los juicios. Aquí radica la ley de la
causalidad que, considerada subjetivamente, proporciona un conocimiento
intelectual y apriorístico. Todos los posibles juicios que son inferencias de
una causa y un efecto –estado físico que un sujeto infiere como causado por
otro estado físico, o viceversa– parten de este fundamento para la posibilidad
de tales juicios. Las ciencias naturales operan dentro de este aspecto del
principio. Schopenhauer propuso una prueba de la aprioridad de la causalidad
(es decir, que el universo, de hecho, opera, al menos en general, como causal
en lugar de simplemente ser percibido solo a posteriori debido a la
repetibilidad de las secuencias) que es diferente de la de Kant. La prueba se
basa en la intelectualidad de las cosas percibidas (representaciones) –estas
son producidas por "la proyección de la causalidad hacia atrás en el
tiempo", a partir de excitaciones físicas de las células y los nervios
(este es el papel de la inteligencia o el cerebro)– y aparentemente está
influenciada por el filósofo medieval Witelo y sus investigaciones sobre óptica
y psicología de la percepción visual.
Regula
las relaciones entre las cosas naturales y determina la sucesión necesaria del
efecto a la causa. Esta forma delimita las representaciones intuitivas,
completas y empíricas: esto es, de las cosas o de los cuerpos naturales. En los
diversos aspectos de esta forma de causalidad se funda la diferencia entre el
cuerpo orgánico, la planta y el animal: el cuerpo orgánico es determinado en
sus cambios por causas (en el sentido restringido de la palabra); la planta,
por estímulos; el animal, por motivos.
2.
Principio de razón suficiente del conocer: Esta clase de objetos subsume todos
los juicios o conceptos abstractos, que un sujeto elabora a través de la razón
conceptual y discursiva, que es la base de todo conocimiento. Las otras tres
clases de objetos son representaciones inmediatas, mientras que esta clase se
compone de representaciones de representaciones. Por lo tanto, el valor de
verdad de los conceptos abstraídos de cualquiera de las otras tres clases de
objetos se basa en su referencia a algo fuera del concepto. Los conceptos son
juicios abstractos basados en intuiciones del tiempo y el espacio, las ideas de
la percepción (causalidad aparente en el mundo exterior), o los actos de
voluntad (causalidad experimentada desde dentro). Esta clase de objetos hace el
lenguaje (en forma de juicios abstractos comunicables) posible y, como
consecuencia, todas las ciencias.
Regula
las relaciones entre juicios y hace depender la verdad de la conclusión de las
premisas. Esta forma de principio delimita aquella clase de conocimientos que
tan solo posee el hombre, es decir, los conocimientos racionales verdaderos y propios.
3.
Principio de razón suficiente del ser: Tiempo y espacio comprenden campos
independientes del ser. Estas formas a priori (previas a la experiencia)
proporcionan al sujeto respectivamente un sentido temporal "interno"
y un sentido espacial "externo". Subjetivamente, éstas son las formas
de la sensibilidad pura, es decir, que hacen las sensaciones posibles para el
sujeto. La primera hace posible la aritmética, y se presupone para todas las
otras formas del principio de razón suficiente; la otra hace posible la
geometría. El tiempo es unidimensional y puramente sucesivo; cada momento
determina el siguiente; en el espacio, cualquier posición se determina solo en
sus relaciones con el resto de posiciones dentro de un sistema, por tanto,
finito y cerrado. Así, las intuiciones de tiempo y espacio proporcionan los
motivos del ser que hacen posibles los juicios aritméticos y geométricos, que
también son válidos para la experiencia.
Regula
las relaciones entre las partes del tiempo y del espacio, y por eso mismo
determina la concatenación lógica de los entes aritméticos y geométricos. Por
tanto, en él se funda la verdad de los conocimientos matemáticos.
4.
Principio de razón suficiente del obrar o querer: Es posible para un sujeto de
saber conocerse a sí mismo directamente como "voluntad". El sujeto
conoce sus actos de voluntad solo después de los hechos en el tiempo. La
acción, entonces, encuentra su raíz en la ley de la motivación, el terreno de
la actuación, que es la causalidad, pero vista desde el interior. En otras
palabras, el sujeto no solo conoce su cuerpo en tanto que objeto de los
sentidos externos en el espacio, sino también con un sentido interno, en el
tiempo; el sujeto tiene conciencia de sí mismo además de conocer su cuerpo como
idea de la percepción. ¿Por qué un sujeto actúa como lo hace? Cuando un motivo
suficiente aparece en la forma ya sea de una intuición, percepción o una
concepción abstracta, el sujeto actuará de acuerdo con su carácter o
"voluntad". Por ejemplo, a pesar de todos los planes en sentido
contrario, cuando llega el momento real de actuar, lo hacemos dentro de los
constituyentes de la situación retórica (las diversas representaciones
presentes en la experiencia del sujeto), y a menudo nos sorprendemos por lo que
realmente decimos y hacemos. Las ciencias humanas encuentran su campo de
estudio en este aspecto del principio de razón suficiente.
Regula
las relaciones entre las acciones y las hace depender de sus motivos. La
motivación es, por ello, una clase particular de la causalidad y, precisamente,
la causalidad vista desde el interior mismo del sujeto agente.7
Según
Abbagnano, «estas cuatro formas del principio de causalidad constituyen cuatro
formas de necesidad que dominan todo el mundo de la representación: la
necesidad lógica según el principio de la ratio cognoscendi [razón del
conocimiento]; la necesidad física según la ley de la causalidad; la necesidad
matemática según el principio de la ratio essendi [razón del ser], y la
necesidad moral, según la cual todo hombre, como todo animal, debe cumplir la
acción sugerida por el motivo, cuando este motivo se le ha presentado. Esta
última forma de necesidad excluye, evidentemente, la libertad de la voluntad
humana, que de hecho no existe, según Schopenhauer. El hombre, como
representación, es solamente un fenómeno entre otros fenómenos, y está sometido
a la ley general de los fenómenos mismos, que es la causalidad, en la forma
específica que le es propia, la de la motivación».
Conclusión
Diferentes
reglas gobiernan las posibles explicaciones para las representaciones de las
cuatro clases y «toda explicación dada de acuerdo con esta línea de pensamiento
es meramente relativa. [El principio de razón suficiente] explica las cosas en referencia
a otras, pero siempre deja algo inexplicable que se presupone», y las dos cosas
que son absolutamente inexplicables son el principio en sí mismo y "la
cosa en sí", que Schopenhauer relaciona con la voluntad de vivir. El
principio, desde otro punto de vista, posibilita la forma general de cualquier
perspectiva dada, presuponiendo sujeto y objeto. La cosa en sí misma, sin
embargo, más allá de sujeto y objeto, permanece para siempre incognoscible
desde cualquier perspectiva, ya que cualquier cualidad que se le atribuya no se
basa más que en percepciones, es decir, constructos de la mente a partir de
sensaciones dadas en el tiempo y el espacio.9
Los
conceptos que nos formamos partiendo de nuestras percepciones no pueden en modo
alguno referirse verosímilmente a nada que se halle más allá de estos límites
de la experiencia, y ya antes que para Schopenhauer caían bajo la navaja
crítica de Kant por ejemplo todas las pruebas de la existencia de Dios o
cualquier cosa más allá de una posible experiencia. Kant denominó a su método
idealismo crítico o trascendental. Pero importa tener en cuenta aquí que
"trascendental" no se refiere al conocimiento de lo incognoscible,
sino a las condiciones intelectuales a priori necesarias para la experiencia.
Esta intuición del conocimiento a priori es el antecedente de la expresión
posmoderna "de antemano" [always already, en inglés]: solo un
"tiempo" y un "espacio" dados determinan la posibilidad de
la experiencia. Schopenhauer distingue, por otra parte, en este punto lo que él
llama los "falsos a priori": la perspectiva cultural (ideología) en
que uno se ha formado determina su relación con la experiencia, además de las
mencionadas formas a priori de espacio y tiempo. Él los considera falsos a
priori porque es posible investigar y descubrir sus motivos, lo que lleva a una
reorientación que se refiere a los fenómenos de la experiencia como fuente de
nuevos conocimientos, distinguiéndolos de los meros prejuicios "de
antemano" de cada cual sobre los fenómenos.
Resumen
de E. F. J. Payne
En
el prólogo a su traducción al inglés de El mundo como voluntad y representación
de Schopenhauer, E. F. J. Payne resume concisamente Sobre la cuádruple raíz:
Nuestra
mente cognoscente […] es divisible únicamente en sujeto y objeto. Ser objeto
para el sujeto y ser nuestra propia representación o imagen mental son una y la
misma cosa. Todas nuestras representaciones son objetos para el sujeto, y todos
los objetos del sujeto son nuestras representaciones. Estas se distinguen entre
sí dentro de un esquema regulado en forma determinable a priori, y en virtud de
este esquema nada existente por sí mismo, nada independiente, único o aparte,
puede convertirse en objeto para nosotros. […] El primer aspecto de este
principio es el del "devenir", en que este aparece como la ley de la
causalidad y se aplica únicamente a los cambios. Así, dada una causa concreta,
el efecto debe necesariamente seguirse de ella. El segundo aspecto se refiere a
conceptos o representaciones abstractas, que a su vez se han extraído de las
representaciones de la percepción intuitiva, y aquí el principio de razón
suficiente establece que, dadas ciertas premisas, la conclusión debe seguirse
de ellas. El tercer aspecto del principio tiene que ver con el estar en el
espacio y el tiempo, y muestra que la existencia de una relación implica
inevitablemente la existencia de otra, por lo que la igualdad de los ángulos de
un triángulo implica necesariamente la igualdad de sus lados, y viceversa. Por
último, el cuarto aspecto se refiere a los actos, y el principio aparece como
la ley de la motivación, que establece que una secuencia de acción definida
sobreviene inevitablemente a un carácter y motivo determinados
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