EN EL LOBO ESTEPARIO : UN LIBRO FILOSÓFICO
Edgardo
Malaspina
1
El
lobo estepario (1927) de Hermann Hess (1877-1962) es una reflexión filosófica
sobre nuestra personalidad, la cual se mueve entre la bondad y la maldad. Somos
potencialmente un lobo para el hombre (Homo
homini lupus, según Plauto) y sólo el amor y la sociedad pueden limar esa
aspereza.
Nuestros pensamientos en solitario pueden
apartarse de la realidad y ser muy feroces y en contra de los demás, pero al
diluirnos en la sociedad podemos contrastar nuestras ideas y llegar a la conclusión que la vida debe
continuar porque todos somos pasajeros de un mismo tren.
2
El
hombre solitario piensa en el suicidio,
pero al contactar con otros hombres puede abandonar esta idea. El amor puede
ser la llave que abre otras posibilidades. Si el mundo te es adverso puedes
construir un mundo propio.
Las
cosas menudas tienen importancia en nuestras vidas.
3
“Se
debería estar orgulloso del dolor, cada dolor es un recuerdo de nuestro elevado
rango”.
4
“La
mayoría de los hombres no quieren nadar antes de saber nadar”.
5
Hay
que odiar lo normal, lo mediocre, lo corriente.
6
La
soledad es necesaria para comprenderse uno mismo. Quien no ama su soledad es
como si se odiara. “La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila,
maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en el que
se mueven las estrellas.”
7
La
tristeza nos lleva hasta nuestra animalidad.
8
No
hay que tomarse la vida demasiado en serio. Hay que cultivar el desprendimiento.
“No le pidas permiso a nadie para divertirte”.
9
“Una
vida fácil, un fácil amor, una muerte fácil, no eran cosas para mí.”
“El
hombre encierra todo lo espiritual, todo lo sublimado o cultivado que se
encuentra en sí, y en el lobo, todo lo instintivo, salvaje y caótico”
“Nuestro
mundo cultural era un cementerio, aquí estaban Jesucristo y Sócrates, aquí
estaban Mozart y Haydin , Dante y Goethe…”.
10
Somos
la combinación de por lo menos dos personalidades. Dentro de nosotros conviven el yin y el yang, el doctor Jekyll y el señor
Hyde. La compasión hará que superemos el
conflicto a favor de lo humano, que reine el equilibrio, que todo fluya y nada
influya.
En
el lobo estepario está nuestra naturaleza apolínea y también la dionisíaca como
la entendía Nietzsche.
11
El
lobo estepario odiaba los cargos que se rigen por horarios estrictos, bebía
coñac y fumaba tabacos. Odiaba la guerra. Tenía libros hasta en el suelo y
escuchaba música clásica. Pensaba suicidarse a los cincuenta años, pero el amor
lo salvó.
“Hay
que hacer las cosas a su debido tiempo: Tengo cuarenta años, y cuarenta años
son toda la vida…¡vivir más sería
indecoroso, despreciable, inmoral! ¿Quién podría vivir más de cuarenta años…Yo
os lo diré: lo necios o los malvados”. (Dostoievski en Memorias del subsuelo).
12
“El
verdadero padecer, el verdadero infierno de una vida humana está allí donde se separan dos épocas, dos culturas
o dos religiones”.
13
“…Tenía
en el bolsillo los cientos de miles de figuritas del juego de la vida,
sospechaba emocionado el sentido, tenía
la intención de iniciar de nuevo el juego, de volver a saborear sus tormentos,
de volver a estremecerme ante sus desatinos, de volver a recorrer el infierno
de mi interior una y otra vez”.
14
Con
El lobo estepario aprendí amar a los libros, la música clásica, la meditación,
escribir a la luz de una vela y caminar
bajo la lluvia.
Quien
dedica hermosos versos a la lluvia, y
cuando llueve sale corriendo, no es ningún poeta. Lo poético es seguir el rumbo y disfrutar la melancolía del paisaje
nublado.
15
Una
vez en la universidad me dirigía a dar clases. Un profesor me detuvo y me dijo
que en la pared del urinario y en los pasillos habían dibujado dos caricaturas
mías. Entré al salón y pude ver que sobre la mesa estaban copias de los dos dibujos:
en una caricatura yo era un ángel o un dios. En otra yo era un demonio o el
propio diablo. Así me veían los muchachos: unos me catalogaban de estricto y
exigente y por lo tanto bueno: otros, en cambio me consideraban malo, por las
mimas razones. Sonreí. Los muchachos soltaron la carcajada, pero jamás le dije que
yo estaba pensando en el lobo estepario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario