SOBRE
EL LIBRO DE FEUERBACH “LA CUESTIÓN DE LA INMORTALIDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA
DE LA ANTROPOLOGÍA”. (1843-1846)
(Después
de la muerte seguimos viviendo en nuestras ideas)
Edgardo
Malaspina
1
Feuerbach
dedicó tres trabajos a este tema:
I.
Pensamiento sobre la muerte y la
inmortalidad (1830)
II.
El escritor y el hombre (1834)
III.
La cuestión de la inmortalidad desde el
punto de vista de la antropología.
Esta
última obra es un intento más maduro de enfocar este problema filosófico. Según
el propio Feuerbach el primer libro sobre esta materia lo escribió como
filósofo, el segundo como humorista, y el tercero como persona, como humano.
2
Se
hace un análisis de las distintas creencias sobre la inmortalidad entre muchos
pueblos.
3
La
creencia general en la inmortalidad , siendo una expresión necesaria, no falsa
y sin artificios del hombre, refleja no otra cosa que la verdad y el hecho,
reconocido incluso por los ateos, consistente
en que el hombre perdiendo su existencia corporal no pierde su
existencia en el alma, los recuerdos y la conciencia de los vivos.
4
Si
los pueblos estuviesen convencidos firmemente
de que existe otra vida después de la muerte, por lo general mejor,
entonces no llorarían a sus muertos como
habitualmente lo hacen.
5
Si
la creencia en la inmortalidad se
encuentra verdaderamente en la
naturaleza humana, entonces ¿para qué el hombre construye mausoleos? ¿Para qué
se recuerda a los muertos cada año? Respuesta: para crear un sustituto de la
persona muerta.
6
La
existencia de los muertos depende de los vivos.
7
Las
almas inmortales se diferencian unas de otras, así como se diferencian los
vivos: las hay de ricos y pobres, fuertes y débiles, feas y bonitas; y como
esto se asocia a la felicidad y la
infelicidad, entonces se le agregan cualidades humanas: buenas y malas. De aquí
el origen de ciertas costumbres: se les entierra con sus cosas preferidas, se
les lleva comida.
8
La
creencia en otra vida no es más que la creencia en esta vida. El hombre, a
pesar de los sufrimientos, ama la vida y está conforme con este mundo, y de tal
manera que no se imagina su fin. No quiere aceptar que algún día la vida tendrá
su final.
9
El
hombre no entiende a la muerte. Está muy ocupado con la vida que no quiere ver
la otra cara de la moneda.
10
Como
no sabemos qué hay después de la vida, todos nos imaginamos cosas diferentes.
11
Todas
las personas creen en Dios, la diferencia está en los conceptos y suposiciones
que de Él se tienen, y cómo se cree en Él.
12
Al
principio Dios es una cualidad, un predicado: bueno, terrible. Lo nominal pertenece
a la naturaleza, el predicado al hombre. Por eso los dioses son tan diferentes,
como diferentes son las impresiones que
tiene el hombre sobre la naturaleza y sobre Dios.
13
Cristianos,
si ustedes piensan que es inhumano quitarle al hombre “el más allá”, la
inmortalidad, sean humanos con los paganos e idólatras y no les quiten “su más allá”, ya que ellos
no quieren otra cosa en el otro mundo, excepto las que conocen en este.
14
Creer
en la inmortalidad es una necesidad subjetiva.
La
creencia en la inmortalidad tiene por
objeto no la perfección, sino la autoconservación: el hombre no quiere perder
lo que tiene y quiere que lo que él ama exista eternamente.
15
“No
podemos- dice Fichte- querer ninguna cosa si no es eterna”.
Yo
no puedo construir una casa si sé que mañana será destruida, no tendría ánimos
para construirla.
Si
yo sé que moriré en lo más fructífero de mi vida; esta idea es
terrible y por eso debo imaginar y creer en la inmortalidad
16
La
inmortalidad en sí es una tarea para los ociosos. El hombre activo, ocupado en
los quehaceres de la vida no tiene tiempo para pensar en la muerte, y por eso
no tiene necesidad de la inmortalidad.
17
El
hombre en cualquier caso no debe pensar en su fin; por lo menos si esta idea
amarga su vida.
Es
tonto y dañino prometer al hombre una mejor vida después de la muerte, ya que
lo mejor es el peor enemigo de lo bueno.
18
La
idea sobre la eterna vida es una necesidad
para el hombre cuando supone que la vida es corta. Pero esta última idea
contradice la realidad. La vida es larga, pero la imaginamos corta. ¿Por qué?
Porque no contamos el pasado. El ente pasado lo igualamos al no-ente y sólo
vemos el futuro. Es como un avaro que teniendo mucho dinero en sus cofres,
llega a creer que tiene poco y quiere más porque la imaginación es infinita. Por eso la idea del más allá tiene como origen psicológico la necesaria
idea del futuro.
El
futuro siempre lo imaginamos mejor. Igualmente
la vida en el más allá la imaginamos mejor.
19
La
creencia de que no existe ninguna
diferencia (en muchos pueblos) entre los vivos y los muertos es la única
verdadera y normal creencia en la
inmortalidad.
20
Después
de la muerte seguimos viviendo en nuestras ideas.
https://drive.google.com/file/d/1IhrczTHKOSj60M-mckP9r3ZWz3M1Y9SU/view?usp=sharing
No hay comentarios:
Publicar un comentario