FILOSOFÍA

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viernes, 21 de junio de 2019

SOBRE EL LIBRO DE FEUERBACH “LA CUESTIÓN DE LA INMORTALIDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA ANTROPOLOGÍA”.


SOBRE EL LIBRO DE FEUERBACH “LA CUESTIÓN DE LA INMORTALIDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA ANTROPOLOGÍA”. (1843-1846)
(Después de la muerte seguimos viviendo en nuestras ideas)

Edgardo Malaspina
1
Feuerbach dedicó tres trabajos a este tema:
I.                 Pensamiento sobre la muerte y la inmortalidad (1830)
II.               El escritor y el hombre (1834)
III.             La cuestión de la inmortalidad desde el punto de vista de la antropología.
Esta última obra es un intento más maduro de enfocar este problema filosófico. Según el propio Feuerbach el primer libro sobre esta materia lo escribió como filósofo, el segundo como humorista, y el tercero como persona, como humano.
2
Se hace un análisis de las distintas creencias sobre la inmortalidad entre muchos pueblos.
3
La creencia general en la inmortalidad , siendo una expresión necesaria, no falsa y sin artificios del hombre, refleja no otra cosa que la verdad y el hecho, reconocido incluso por los ateos, consistente  en que el hombre perdiendo su existencia corporal no pierde su existencia en el alma, los recuerdos y la conciencia de los vivos.
4
Si los pueblos estuviesen convencidos firmemente  de que existe otra vida después de la muerte, por lo general mejor, entonces no llorarían  a sus muertos como habitualmente lo hacen.
5
Si la creencia en la inmortalidad  se encuentra verdaderamente  en la naturaleza humana, entonces ¿para qué el hombre construye mausoleos? ¿Para qué se recuerda a los muertos cada año? Respuesta: para crear un sustituto de la persona muerta.
6
La existencia de los muertos depende de los vivos.
7
Las almas inmortales se diferencian unas de otras, así como se diferencian los vivos: las hay de ricos y pobres, fuertes y débiles, feas y bonitas; y como esto se asocia a la felicidad  y la infelicidad, entonces se le agregan cualidades humanas: buenas y malas. De aquí el origen de ciertas costumbres: se les entierra con sus cosas preferidas, se les lleva comida.
8
La creencia en otra vida no es más que la creencia en esta vida. El hombre, a pesar de los sufrimientos, ama la vida y está conforme con este mundo, y de tal manera que no se imagina su fin. No quiere aceptar que algún día la vida tendrá su final.
9
El hombre no entiende a la muerte. Está muy ocupado con la vida que no quiere ver la otra cara de la moneda.
10
Como no sabemos qué hay después de la vida, todos nos imaginamos cosas diferentes.
11
Todas las personas creen en Dios, la diferencia está en los conceptos y suposiciones que de Él se tienen, y cómo se cree en Él.
12
Al principio Dios es una cualidad, un predicado: bueno, terrible. Lo nominal pertenece a la naturaleza, el predicado al hombre. Por eso los dioses son tan diferentes, como diferentes son las impresiones  que tiene el hombre sobre la naturaleza y sobre Dios.
13
Cristianos, si ustedes piensan que es inhumano quitarle al hombre “el más allá”, la inmortalidad, sean humanos con los paganos e idólatras  y no les quiten “su más allá”, ya que ellos no quieren otra cosa en el otro mundo, excepto las que conocen en este.
14
Creer en la inmortalidad es una necesidad subjetiva.
La creencia en la inmortalidad  tiene por objeto no la perfección, sino la autoconservación: el hombre no quiere perder lo que tiene y quiere que lo que él ama exista eternamente.
15
“No podemos- dice Fichte- querer ninguna cosa si no es eterna”.
Yo no puedo construir una casa si sé que mañana será destruida, no tendría ánimos para construirla.
Si yo sé  que moriré  en lo más fructífero de mi vida; esta idea es terrible y por eso debo imaginar y creer en la inmortalidad
16
La inmortalidad en sí es una tarea para los ociosos. El hombre activo, ocupado en los quehaceres de la vida no tiene tiempo para pensar en la muerte, y por eso no tiene necesidad de la inmortalidad.
17
El hombre en cualquier caso no debe pensar en su fin; por lo menos si esta idea amarga su vida.
Es tonto y dañino prometer al hombre una mejor vida después de la muerte, ya que lo mejor es el peor enemigo de lo bueno.
18
La idea sobre la eterna vida es una necesidad  para el hombre cuando supone que la vida es corta. Pero esta última idea contradice la realidad. La vida es larga, pero la imaginamos corta. ¿Por qué? Porque no contamos el pasado. El ente pasado lo igualamos al no-ente y sólo vemos el futuro. Es como un avaro que teniendo mucho dinero en sus cofres, llega a creer que tiene poco y quiere más porque la imaginación es  infinita. Por eso la idea del más allá  tiene como origen psicológico la necesaria idea del futuro.
El futuro siempre lo imaginamos mejor. Igualmente  la vida en el más allá la imaginamos mejor.
19
La creencia  de que no existe ninguna diferencia (en muchos pueblos) entre los vivos y los muertos es la única verdadera y normal creencia  en la inmortalidad.
20
Después de la muerte seguimos viviendo en nuestras ideas.



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