EMILIO
O DE LA EDUCACIÓN (1762)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
Emilio
de Juan Jacobo Rousseau es un tratado filosófico sobre la educación , la
política, la historia , la sociedad y la naturaleza en general. Consta de cinco
libros que abarcan la infancia y a adolescencia del pupilo. El último libro
está dedicado a la mujer: Sofía, la futura compañera de Emilio. Las ideas
revolucionarias planteadas en el Emilio resultaron tan innovadoras como incomprendidas:
fue la inspiración de los sistemas educativos mundiales después d a Revolución
francesas, pero antes fue quemado públicamente en diferente ciudades europeas.
LIBRO
I
(Hasta
los dos años de edad)
Emilio
en sus primeras líneas es un tratado de puericultura, higiene , nutrición ,
psicología infantil y hasta de pediatría.
Rechazo
hacia la medicina y los médicos:
-La
medicina está de moda entre nosotros, y tiene que ser así. Es el
entretenimiento de las gentes ociosas y desocupadas, que, no sabiendo cómo
emplear el tiempo, lo emplean en conservarse. Si hubieran tenido la desgracia
de nacer inmortales, serían los más miserables de los seres: una vida que no
tuvieran jamás miedo de perderla, tampoco tendría para ellos valor alguno. Esta
gente necesita médicos que los amenacen para halagarles y que les den cada día
el único placer que son capaces de apreciar: el de no estar muertos.
-
Yo no deseo extenderme aquí sobre la vanidad de la medicina. Mi objetivo no es
otro que el de considerarla bajo su aspecto moral. Yo no puedo por lo tanto
privarme de observar que los hombres incurren sobre su uso en los mismos
sofismas que los que se refieren a la búsqueda de la verdad. Suponen siempre
que se trata a un enfermo que le curan, y que cuando se busca una verdad se
encuentra. No se dan cuenta de que al contrapesar las ventajas de una curación
que el médico ha realizado, quedan los cien enfermos que mata, y la ventaja de
una verdad descubierta no compensa el daño que producen los errores en que caen
al mismo tiempo.
-
La ciencia que instruye y la medicina que cura son muy buenas, sin duda, pero
la ciencia que engaña y la medicina que mata son funestísimas.
-Si
supiéramos ignorar la verdad, nunca nos seduciría la mentira; si no nos
quisiéramos curar a despecho de la naturaleza, no moriríamos jamás a manos del
médico; estas dos abstenciones serían razonables y ganaríamos evidentemente
sometiéndonos a ellas. No discuto que la medicina no sea útil a algunos
hombres, pero digo que es funesta para el género humano.
-Se
me dirá, como se hace continuamente, que las faltas son del médico, pero que la
medicina en sí misma es infalible. Enhorabuena, y que venga ella sin el médico,
pues mientras vengan juntos habrá cien veces más riesgo en los errores del
artista que esperanza de socorro en el arte.
-Este
arte mentiroso, hecho más por los males del espíritu que por los del cuerpo, no
es más útil para los unos que para los otros; nos guarece menos nuestras
dolencias y nos imprime el terror hacia ellas; retrasa menos la muerte y nos la
hace sentir anticipadamente; gasta la vida en lugar de prolongarla, y aun
cuando lo hiciera, sería todavía en perjuicio de la especie, puesto que nos
desprende de la sociedad por los afanes que nos impone, por nuestras
obligaciones y por los sustos que nos produce.
-¿Queréis
encontrar hombres de verdadero coraje? Buscadlos en los lugares donde no hay
médicos, donde son ignoradas las consecuencias de las enfermedades y donde se
piensa poco en la muerte.
-El
hombre sabe sufrir constantemente y muere en paz. Son los médicos con sus
recetas, los filósofos con sus preceptos, los sacerdotes con sus exhortaciones,
los cuales le envilecen el corazón y le hacen despreocupar por la muerte.
-El
sabio Locke, quien había pasado una parte de su vida en el estudio de la
medicina, recomendaba muchísimo que jamás se recetase a los niños por
precaución o por ligeras incomodidades. Yo iría más lejos, y pido que no llamen
a los médicos por mí; yo no les llamaría jamás para mi Emilio, a menos que su
vida no esté en un peligro evidente, ya que entonces no pueden hacerle otro
daño que matarle.
-Yo
sé perfectamente que el médico no dejará de sacar ventaja de esta dilación o
tardanza. Si el niño muere, se le habrá llamado demasiado tarde; si se
restablece, será él quien le habrá salvado. Pues que el médico triunfe, pero
sobre todo que no sea llamado hasta el último extremo.
-La
única parte útil de la medicina es la higiene; aunque la higiene no es una
ciencia, sino una virtud. La templanza y el trabajo son los dos verdaderos
médicos del hombre: el trabajo estimula su apetito, y la templanza le impide
los abusos.
-Ha
vivido más el hombre que vive veinte años sin médico que el que ha vivido
treinta años siendo su víctima. Habiendo realizado una y otra prueba, me creo
con más derecho que nadie para legar a esta conclusión.
Frases:
-Como
el primer estado del hombre es la miseria y la debilidad, sus primeras voces
son el quejido y el llanto.
-La
educación nos viene de la naturaleza, de los hombres o de las cosas.
-Si
queréis formaros una idea de la educación pública, leed la República, de
Platón. No es, pues, una obra de política, como piensan los que juzgan los
libros por su título, sino es el más excelente tratado de educación que se haya
escrito.
-La
palabra educación tenía antiguamente un significado que ya ha desaparecido;
quería decir alimento. Educit obstetrix, dice Varrón; educat nutrix, instituit
paedagogus, docet magister.
-El
hombre que más ha vivido no es el que tiene más años, sino el que más aprovechó
la vida.
-Siempre
lo bastante, nunca demasiado.
-Nadie
se mata por los dolores de gota; solamente los del ánimo nos producen la
desesperación.
-Hay
que endurecer el cuerpo de los niños contra los rigores del clima y otras
necesidades corporales (hambre, sed, cansancio, etc.).
-Todo es perfecto cuando deja las manos del
creador de todo, todo degenera en las manos del hombre.
-Toda
sociedad tiene que elegir entre crear un buen ciudadano educado o dejar solo al
hombre natural.
Sobre
el que abandona a sus hijos (¿Arrepentimiento?)
-No
hay ni pobreza, trabajos ni respetos humanos que le dispensen de mantener a sus
hijos y de educarlos por sí mismo. Lectores, me podéis creer. Yo pronostico que
a cualquiera que tenga entrañas y abandone tan sacrosantos deberes, derramará
durante mucho tiempo amargas lágrimas por su error y jamás hallará consuelo.
-Como
el primer estado del hombre es la miseria y la debilidad, sus primeras voces
son el quejido y el llanto.
LIBRO
II
(Hasta
los doce años de edad)
-La
primera educación debe ser, pues, puramente negativa, la cual no consiste en
enseñar ni la virtud ni la verdad, sino en librar de vicios el corazón y el
espíritu del error.
-El
niño rico es más fácil de educar.
-
La educación en el campo es más sana que la de la ciudad.
-
Se habla de cómo evitar las manipulaciones por parte de los niños a través del
llanto y sus rabietas.
-Las
lecturas deben ser escogidas para no aburrir y confundir como en el caso de las
fábulas. -Al exigir la verdad a un niño de manera inadecuada y desde posiciones
de fuerza se le puede enseñar a mentir.
-Vislumbra
un método para estudiar lenguaje musical para los ciegos recurriendo al sentido
del tacto.
-Propone
premios para estimular al niño cada vez que demuestre un buen comportamiento en
el aprendizaje.
Sobre
la vacuna contra la viruela
¿cómo
nos conduciremos con nuestro alumno en cuanto al peligro de las viruelas? ¿Se
las inocularemos en su infancia o esperaremos que se le contagien naturalmente?
El primer partido, más conforme con nuestra práctica, garantiza el peligro de
esta edad en que la vida es más hermosa, a riesgo de la que menos lo es, si
puede calificarse de riesgo una inoculación bien dosificada. Sin embargo, la
segunda está más de acuerdo con mis principios generales; dejar obrar en todo a
la naturaleza, en los cuidados con que ella protege y que abandona así que el
hombre trata de intervenir. El hombre de la naturaleza siempre está preparado;
dejemos, pues, que ella le inocule, que elegirá mejor que nosotros el momento
más adecuado.
No
se deduzca de aquí que censuro la inoculación, porque el razonamiento en virtud
del cual eximo de ella a mi alumno no es aplicable a los vuestros. Vuestra
educación los prepara a que no escapen de la pequeña viruela en el momento que
sean atacados; si dejáis que se contagien al azar, es probable que mueran.
Observo que cuanto más necesaria es la inoculación en algunos países tanto más
se resisten a ella, y la razón se deduce fácilmente. Apenas me dignaré tratar
de esta cuestión referente a mi Emilio. Será inoculado o no lo será, según los tiempos,
los lugares y las circunstancias, lo que es casi indiferente para él. Si le
inoculamos las viruelas, obtendremos la ventaja de prever y conocer la
enfermedad por anticipado, que ya es algo, pero si se contagia naturalmente, le
habremos preservado del médico, que aún, es más.
Frases
-Si
nosotros fuésemos inmortales, seríamos los seres más miserables.
-La
razón es el freno de la fuerza.
-Haz
todo lo contario de lo que se acostumbra y acertarás.
-Los
desventurados necesitan consuelo, no limosnas.
-Quien
pega de chico, matará cuando sea grande.
-La
educación debe ser más acción que discurso.
-Los
pensamientos más brillantes se pueden encontrar en el cerebro de un niño.
-Se
logra con éxito lo que se hace sin prisa.
-Para
fortalecer el alma hay que robustecer los músculos.
-La
felicidad del hombre en este mundo no es otra cosa que un estado negativo; se
la debe medir por la menor cantidad de males que se sufren.
-El
mundo real tiene sus límites y el imaginario es infinito; no pudiendo ensanchar
el uno, estrechamos el otro, ya que sólo de su diferencia nacen todas las penas
que nos hacen verdaderamente desgraciados.
-¡Hombre!,
encierra tu existencia dentro de ti, y no serás desgraciado.
-El
hábito mata la imaginación.
-La
victoria nos hace generosos.
-Hay
que instruir de manera amena y divertida.
-El
mejor médico es el apetito.
LIBRO
III
(Hasta
los quince años)
Aunque
hasta llegar a la adolescencia el curso de la vida es época de debilidad,
durante esta primera edad hay un punto en que el progreso de las fuerzas ha
dejado paso al de las necesidades; aunque el animal que crece es débil aún en
un sentido absoluto, en el relativo es fuerte.
Rousseau
habla de todos los avances de las ciencias de aquel tiempo y de cómo llevar
esos adelantos hasta los pupilos.
Hay
que explicar al pupilo la utilidad de los conocimientos. Las ciencias, tales
como la física, la química o la astronomía, se entiende mejor con la práctica.
Hay que hablar con las acciones. Se enseña primero el uso y después el abuso.
Robinson Crusoe enseña más que un libro de filosofía. Con caminatas un lección
es más amena. Hay que enseñar los oficios, los trabajos artesanales.
Frases:
-Hay
que trabajar como un rústico y pensar como un filósofo.
-Mientras
sabe el hombre, menos entiende.
-La
flaqueza del hombre, ¿de dónde proviene? De la diferencia entre su fuerza y sus
deseos.
-El
espíritu de mi sistema no es enseñar muchas cosas al niño, sino el de no
permitir que se metan en su cerebro otras ideas que las justas y claras.
-Aborrezco
los libros porque sólo enseñan a hablar de lo que uno no sabe.
-Robinson
Crusoe, solo en su isla; privado del auxilio de sus semejantes y de los
instrumentos de todas las artes, procurándose, no obstante, su alimento y
conservación, y logrando hasta una especie de bienestar, es un objeto que a
cualquier edad interesa, y existen mil medios de hacerlo grato a los niños.
-Los
peores historiadores para un joven son los que juzgan.
-Rousseau
habla extensamente de las ciencias de su tiempo y la manera más práctica y
amena de enseñarlas a Emilio. Especialmente habla de la Historia y los autores
de la Antigüedad como Plutarco y Tucídides. También se refiere a la forma más
adecuada ecuánime de corregir los
errores del pupilo: constructivamente y sin ofender. No se debe decir todo, hay
que sugerir para que Emilio imagine el final de un argumento y haga sus propias
conclusiones. Se incluye párrafos
pertenecientes a la propia vida de Rousseau: los coloca como ejemplo de cómo
debe educarse a un joven.
-Sufrir
con paciencia la adversidad es un arte.
-El
infierno está en el corazón de la gente mala.
-Solamente
a la experiencia conviene la filosofía en máximas.
-Ciertamente,
con las naturales disposiciones del alumno, si el maestro escoge con un poco de
tacto y prudencia sus lecturas y le sugiere un poco las reflexiones que de
ellas ha de sacar, este ejercicio será para él un curso de filosofía práctica,
mejor y más acertado que las vanas especulaciones con que embrollan en las
aulas el entendimiento de la juventud.
-Los
filósofos no son en verdad los que mejor conocen a los hombres, pues únicamente
los miran a través de los prejuicios de la filosofía, y no sé de estado alguno
en el que haya tantos.
-Lección
que repugna no aprovecha.
-El
talento de instruir consiste en que el discípulo adquiera gusto por la instrucción,
y para ello no ha de quedar de tal manera pasiva su inteligencia en todo cuanto
le digáis, que nada tenga que hacer para entenderos.
-Uno
debe hacerse entender, pero no siempre lo ha de decir todo, pues el que lo hace
dice muy poco, debido a que nadie le escucha
-No
me cansaré de repetirlo; todas las lecciones que deis a la juventud debéis
reducirlas a ejemplos y nunca a razones; no deben aprender en los libros lo que
les puede enseñar la experiencia.
-Extendamos
el amor propio a todos los demás seres y lo convertiremos en virtud, pues no
hay corazón humano que no tenga su raíz.
-Para
creer en Dios hay que renunciar a la razón.
-Para
evitar que la piedad degenere en flaqueza, es necesario generalizarla y
extenderla a todo el género humano.
LIBRO
IV
(Hasta
los 20 años de edad)
Después
de los primeros 15 años los diferentes signos anuncian la pubertad: la
inquietud de las pasiones; los cambios de humor; se altera la fisionomía, se
puebla de barba, cambia la voz; por los ojos se asoma al exterior el
encendimiento del alma; la cercanía de una mujer produce ahora un estado de
turbación y timidez.
Profesión
de la fe del vicario saboyano.
Por
esta parte el libro fue prohibido y quemado porque supuestamente propone una
religión natural que excluye a la iglesia. Rousseau basa en el amor en el
respeto mutuo. Para amar no necesariamente se debe ser creyente.
Rechazo
a la educación religiosa.
Se
puede ser bueno sin saber nada de Dios.
El
conocimiento de Dios excede la capacidad de los jóvenes, nada es más inútil que
enseñarles el catecismo.
Los
niños no necesitan creer en Dios para salvarse
Si
se les habla de Dios antes de tiempo se formarán una idea falsa.
Frases
-La
hora de la muerte tiene de bello el estar alejada de la del nacimiento, y la
vida es siempre muy corta cuando este espacio está mal llenado.
-La
debilidad del hombre es lo que hace que sea sociable; nuestras comunes miserias
son las que excitan nuestros corazones al ser humanos, y nada le deberíamos si
no fuéramos hombres.
-Todo
afecto es signo de insuficiencia; si cada uno de nosotros no tuviera necesidad
de los demás, jamás pensaría en unirse a ellos.
-Si
nuestras necesidades comunes nos unen por interés, nuestras miserias comunes
nos unen por afecto.
-El
aspecto de un hombre feliz inspira a los demás menos amor que envidia.
-Dulce
es la piedad, porque identificándonos con el que padece, sentimos, no obstante,
el consuelo de no sufrir como él, y amarga es la envidia, porque el aspecto de
un hombre feliz se convierte en una tortura y le desconsuela la mente ajena.
LIBRO
V
(Edad
adulta. Sofía: La compañera de Emilio.)
Este
parte está dedicado a Sofía, a futura esposa de Emilio. Rousseau habla de las
similitudes y diferencias entre el hombre y la mujer. Describe las tareas y
funciones de una mujer, sus gustos, tendencias, trabajos , vestidos y
ornamentos corporales. En todo caso Sofía debe prepararse para ser la compañera
inseparable de Emilio, para servirle en todo momento.
Frases
-
La mujer está hecha para someterse al hombre, incluso para soportar sus
injusticias.
-Sofía
es de índole apacible, tiene buen natural y el corazón muy sensible, y esa
excesiva sensibilidad algunas veces agita tanto su imaginación que no es fácil
moderarla.
-Sofía
debe ser mujer como Emilio es hombre, o sea, que debe poseer todo lo que
conviene a la constitución de su sexo y su especie con el fin de ocupar el
puesto adecuado en el orden físico y moral.
-Las
criaturas de uno y otro sexo tienen muchas cosas comunes, y así debe ser. ¿No
los tienen también cuando son mayores? Tienen otros gustos peculiares que las
distinguen. Los muchachos anhelan estrépito y bullicio, tambores, peonzas,
carricoches; las muchachas gustan más de lo que da en los ojos y sirve de adorno;
espejos, sortijas, trapos y, sobre todo, muñecas, que es la diversión peculiar
del sexo; aquí tenemos determinado con toda evidencia su gusto por su destino.
En el adorno está cifrado lo físico del arte de agradar y lo físico es todo lo
que de este arte pueden cultivar las criaturas.
-Las
hijas deben ser siempre sumisas, pero las madres no pueden ser siempre
inexorables. Para hacer dócil a una joven, no es necesario hacerla infeliz, ni
es preciso entontecerla para que sea modesta; por el contrario, no me parecería
mal que alguna vez le dejasen hacer uso de su habilidad, no para eludir el
castigo de su desobediencia, sino para eximirse de que la
hicieran
obedecer.
-Por
lo demás, si hay figuras que necesitan adornos, no hay ninguna que exija ricos
atavíos. Los costosos adornos son una vanidad de la clase y no de la persona, y
dependen únicamente de la preocupación. La coquetería a veces es rebuscada,
pero jamás es ostentosa, y Juno se engalanaba con mayor riqueza que Venus. “No
pudiendo hacerla hermosa, la haces rica#, decía Apeles a un mal pintor que
pintaba a Elena cargada de adornos. También he podido darme cuenta de que las
alhajas más preciosas eran llevadas por mujeres feas; no es posible tener una
vanidad más desgraciada. Procurad que una joven tenga gusto y desprecie la moda,
cintas, gasas, muselina y flores, y sin diamantes, dijes ni encajes, va a idear
un traje que dé cien veces más realce a su hermosura que todos los brillantes
harapos de la modista más encopetada.
-La
esperanza es más dulce que la posesión.
-
Mejor que ella filosofarán ellos acerca del corazón humano, pero ella leerá
mejor en el corazón de los hombres.
-
El mundo es el libro de las mujeres, y cuando ellas lo lean mal, suya es la culpa,
porque acaso alguna pasión las ciega.
-
Los conventos son verdaderas escuelas de hipocresía.
-
El imperio de la mujer es un imperio de dulzura, de habilidad y
condescendencia; sus órdenes son los halagos y sus amenazas los llantos. Debe
reinar en casa como un ministro en la nación, procurando que le manden lo que
quiere hacer.
-
El pensar es un arte que se aprende al igual que los demás, pero con mayor
dificultad.
-
El más ilustrado de los filósofos es la conciencia; no necesita saber los
Oficios, de Cicerón, para ser un hombre de bien.
Las
caminatas. Los viajes a pie.
-
Un solo modo concibo de viajar más agradablemente que a caballo, y es ir a pie.
Uno sale cuando quiere, se para cuándo se le antoja, anda mientras le apetece.
Observa el país, ahora a la izquierda y luego a la derecha, mira lo que le
interesa, se detiene donde el paisaje le gusta. Si veo un río, sigo su
corriente; si un espeso bosque, disfruto de su sombra; si una gruta, la visito;
si una cantera, observo los minerales. Donde me divierto me paro, y en cuanto
me aburro, me voy. No dependo ni de caballos ni de postillón; no necesito
atajos ni caminos fáciles; por donde puede pasar un hombre, paso yo; todo lo
que puede ver un hombre, lo veo yo, y dependiendo sólo de mí mismo, disfruto de
la mayor libertad. Si me detiene el mal tiempo y me canso de esperar, pido
caballos.
-Viajar
a pie es viajar como Tales, Platón y Pitágoras. Apenas puedo comprender cómo un
filósofo viaja de otro modo, y sin ver las riquezas que tiene a sus plantas y
que la prodiga la naturaleza.
-
¿Quién que tenga inclinación por la historia natural puede pasar por un terreno
sin examinarlo, ver una roca sin descantillarla, montes sin herborizar, pedregales
sin buscar fósiles? Vuestros filósofos de estrado estudian la historia natural
en gabinetes; entienden de esto y de lo otro y no tienen la menor idea de la
naturaleza.
-¡Cuántos
placeres diferentes se reúnen con ese agradable modo de viajar! Sin contar que
se fortalece la salud y el buen humor es mejor cada vez.
-Siempre
he visto que los que viajaban en buenos y cómodos coches iban pensativos,
tristes, regañones y nerviosos, y los que van a pie siempre alegres, ágiles y
satisfechos… ¡Cómo se ensancha el corazón cuando se llega a la posada! ¡Qué
sabrosa es la vulgar comida! ¡Con qué satisfacción se sienta uno a la mesa!
¡Qué bien se duerme en un duro lecho! El que sólo quiere llegar, puede correr a
la posta, pero el que quiere viajar, debe ir a pie.
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