FAUSTO
O EL ETERNO PROBLEMA FILOSÓFICO ENTRE EL BIEN Y EL MAL.
(Si
Fausto hubiese conocido la viagra, no le hubiese vendido el alma al Diablo)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
1
Fausto
(1808-1832) de Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) trata de dilucidar la
relación entre el bien y el mal. El bien se asocia a Dios ,¿y el mal? Los ateos
dicen que los creyentes inventaron a Satanás para tener a quien echarle la
culpa del mal. La realidad es binaria: el mal existe porque existe el bien, y
viceversa. La idea de un mundo sin el mal es una utopía porque el desarrollo
material o espiritual es producto del enfrentamiento de fuerzas contrarias.
Dialéctica hegeliana, pues. En una de las novelas inspiradas en Fausto de
Goethe, El Maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov(escrita entre 1928 y 1940,
pero publicada en 1966) hay
una conversación entre dos de los personajes de la obra, Leví Mateo y el Diablo,
para ventilar el problema filosófico fundamental, el del bien y el mal.
Leví
Mateo llama al Diablo “espíritu de mal y dueño de las sombras”, a lo que
Satanás responde:
“Has
pronunciado las palabras como si no reconocieras la existencia del mal y de las
sombras. Por qué no eres un poco amable y te detienes a pensar en lo
siguiente:¿qué haría tu bien si no existiera el mal y qué aspecto tendría la
tierra si desaparecieran las sombras? Los hombres y los objetos producen
sombras. Esta es la sombra de mi espada. También hay sombras de árboles y seres
vivos. ¿No querrás raspar toda la tierra, arrancar los árboles y todo lo vivo
para gozar de la luz desnuda? Eres un necio”.
De
otra manera: si Dios creó al mundo, creó el bien y también el mal.
2
Las
dos partes del Fausto son muy confusas, hasta el punto que Harold Bloom en su
polémica obra El canon occidental(1994) dice que Heidegger escribe clarísimo en
comparación con Goethe. La primera parte es entendible, pero la segunda es
laberíntica, grotesca y alocada, tal vez
por aquello que dijo Cervantes cuando supo sobre la publicación del Quijote de
Avellaneda: “Segundas partes nunca fueron buenas”. José Ingenieros afirma que
eso se debe a la edad: esa parte fue escrita cuando Goethe ya era un anciano, y
tenía una manera apocalíptica de ver el mundo.
“El
genio -entiéndase bien- nunca es tardío, aunque pueda revelarse tardíamente su
fruto; las obras pensadas en la juventud y escritas en la madurez, pueden no
mostrar decadencia, pero siempre la revelan las obras pensadas en la vejez
misma. Leemos la segunda parte del Fausto por respeto al autor de la primera…”
(El hombre mediocre,1913).
3
Fausto
quiere sentir nuevamente la pasión que solo otorga la juventud , y por eso le
vende su alma a Mefistófeles a través de un pacto firmado con sangre; y cuando se enamora locamente de Margarita,
se aferra más a Satanás para conquistar a la niña. En la segunda parte, Fausto ,
con casi cien años de edad, se enamora de Helena; y entiende que necesita mucho
más de los recursos potenciadores de Mefistófeles. Es claro que, si en aquel
tiempo hubiese existido la viagra, Fausto no le hubiese vendido su alma al
Diablo. En todo caso, en el último instante, al enterarse de la existencia de
la píldora azul, hubiese ido por ella hasta la
buhardilla de un alquimista ,para luego hacer añicos el infausto pacto.
Al
inicio Fausto es un pensador de alto vuelo que diserta así: “¡Ah!
Filosofía, jurisprudencia, medicina y hasta teología, todo lo he profundizado
con entusiasmo creciente, y ¡heme aquí, pobre loco, tan sabio como antes!”.
Pero luego pierde la cabeza por las mujeres.
Camus
dice: “La inquietud metafísica
se pierde con la primera amante”. (La caída,1956).
He
escuchado un refrán ruso que dice: "Se empieza bajo el manto de los
ideales y se termina bajo una sábana".
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