ENSAYO SOBRE
CIORAN (1992)
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
El joven Fernando Savater empezó a escribir sobre Emil
Cioran, y la critica le respondió que ese era un filósofo inexistente, producto
de la imaginación de Savater. Cioran respondió: ¡Por favor, no desmienta ese
rumor!
En el prólogo del ensayo, Savater afirma que le
desagradan la seriedad académica de los profesores de su filosofía. Una manera
de sugerir que su trabajo tratará de ser lo más esclarecido posible. La
enseñanza es más que la transmisión de órdenes y supersticiones.
En la carta prefacio, Cioran afirma que ha leído muchos
autores por no haber practicado ningún oficio, y continúa:
—Todo lo que he descrito es el fruto de las
circunstancias, de azares, de conversaciones, de rumias nocturnas, de crisis,
de batimiento más o menos cotidianas, de obsesiones intolerables.
—Mi estado de salud, afortunadamente malo, es
responsable de mis pensamientos.
—Le debo todo a una catástrofe: el insomnio. Tuve la
suerte de no poder dormir.
—¿Quién es filósofo? El primero que llegué roído por
interrogaciones esenciales.
—El mayor filósofo que conocí fue un mendigo. Se hacía
preguntas sobre la vida, el mal, Dios...
—La ventaja de no tener domicilio es desaparecer sin
dejar huellas. Ese es el privilegio del mendigo.
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