FILOSOFÍA

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martes, 11 de febrero de 2025

RECUERDO, SUEÑOS Y PENSAMIENTOS.

 

RECUERDOS, SUEÑOS Y PENSAMIENTOS (1961)

 Edgardo R Malaspina Guerra


1

Recuerdos, sueños y pensamientos (1961) es un relato autobiográfico de Carl Jung, escrita con la ayuda de su secretaria, la psicóloga Aniela Jaffé. Sus recuerdos más lejanos son de cuando tenía dos años. Hay un eje transversal a lo largo de toda la obra: los sueños:Un sueño sirvió a Jung para elegir su profesión, y con muchos otros sueños diseñó todas sus teorías.

Jung habla de su relación con Freud, la cual fue cambiando de naturaleza en la medida que se su amistad se profundizaba. Primero fue un vínculo entre el alumno y el profesor. Luego, adquirió la tonalidad de padre-hijo. Freud, en un momento dado, consideró a Jung, el heredero de su legado intelectual. Soñaba (solo sueños) con que Jung continuara con su tesis de que el sexo es la piedra angular de todos los fenómenos psíquicos. Cuando Jung formuló sus propias teorías sobre la mente, Freud le retiró su amistad, y hasta sufrió de ataques histéricos.

2

Jung se creía un hombre de otra época. Cuando construyó su casa, se negó a instalar luz eléctrica. Encendía velas en las noches. Aquí recordé a mi abuela Matilde, que también rechazaba la luz eléctrica y encendía mechurrios al oscurecer, faena en la cual yo la ayudaba.

3

Jung amaba la soledad, los viajes, los diarios, las anotaciones minuciosas de todo lo que observaba. Dormía con una libreta en la cama para anotar sus sueños. Era un místico, un supersticioso que decía que todos tenemos supersticiones; y más las tienen los que dicen no tenerlas.

4

Hace comentarios sobre el inconsciente individual y colectivo, los arquetipos, la sincronicidad, la extroversión-introversión, la proyección, la transferencia, los complejos, la inmortalidad, los muertos, los antepasados, la vida después de la muerte, los mitos, los mitologemas, la parapsicología, los presentimientos, el origen del mal, el karma, etc.

 

FRASES Y PÁRRAFOS  QUE ME LLAMARON LA ATENCIÓN.

1

Mi vida es la historia de la autorrealización de lo inconsciente. Todo cuanto está en el inconsciente quiere llegar a ser acontecimiento, y la personalidad también quiere desplegarse a partir de sus condiciones Inconscientes y sentirse como un todo.

2

Lo más difícil en la configuración de una autobiografía consiste en que no se posee ninguna medida, ningún terreno objetivo desde el cual juzgar. No hay posibilidad de comparación. Yo sé que en muchas cosas no soy como los demás, pero no sé, sin embargo, cómo soy yo realmente.

3

Mis recuerdos se remontan aproximadamente a los dos o tres años. Recuerdo la casa del párroco, el jardín, los libros infantiles, la iglesia, el castillo, la cascada del Rin, el castillo de Worth y la finca de Messmer. Son islas de recuerdo que flotan en un mar indeterminado, aparentemente sin relación alguna.

4

La filosofía crítica del siglo XVIII no la entendí en principio por razones comprensibles. Hegel me intimidaba por su tan difícil como altanero lenguaje, al que consideraba con franca desconfianza. Me parecía como quien se encontrase prisionero de su propia dialéctica de palabras y se deshiciera en gestos arrogantes en su propia cárcel. Pero el gran descubrimiento de mi investigación fue Schopenhauer. Era el primero que hablaba del sufrimiento del mundo, que nos envuelve de modo invisible y avasallador, de la confusión, de la pasión, y del mal, que los demás parecían apenas observar y que querían resolver en armonía y claridad.

5

En esta época tuve un sueño inolvidable que al mismo tiempo me aterrorizó y estimuló. Era de noche en un lugar desconocido y solo penosamente avanzaba yo contra un poderoso huracán. Además, se extendía densa niebla. Yo sostenía y protegía con ambas manos una pequeña luz, que amenazaba con apagarse a cada instante. Pero todo dependía de que yo mantuviese viva esta lucecita. De pronto tuve la sensación de que algo me seguía. Miré hacia atrás y vi una enorme figura negra que avanzaba tras de mí. Pero en el mismo momento me di cuenta —pese a mi espanto— de que debía salvar mi pequeña luz, ajeno a todo peligro, a través de la noche y de la tormenta. Cuando me desperté, en seguida lo vi claro: era el «espectro», mi propia sombra sobre la niebla, arremolinándose cansado por la pequeña luz que llevaba ante mí. Sabía también que la lucecita era mi conciencia; es la única luz que tengo. Mi propio conocimiento es el único y el máximo tesoro que poseo. Cierto que es infinitamente pequeño y frágil frente al poder de las tinieblas, pero una luz al fin y al cabo, mi propia luz. Este sueño significó para mí una gran revelación: ahora sabía que la número 1 era la que llevaba la luz, y que la número 2 le seguía como una sombra. Mi tarea consistía en conservar la luz y no mirar atrás a la vita peracta, que evidentemente era un reino prohibido de luz de otro tipo. Yo debía avanzar contra la tormenta que trataba de hacerme retroceder y entrar en la infinita oscuridad del mundo, donde no se ve nada ni se percibe nada más que la superficie de profundos misterios. Como la número 1 debía progresar en la carrera, en las necesidades económicas, en los compromisos, complicaciones, confusiones, errores, humillaciones y fracasos. La tormenta que yo afrontaba era la época que sin cesar desemboca en el pasado que, también constantemente, me pisaba los talones. En un remolino poderoso que con avidez arrastra consigo a todo cuanto existe y al que sólo se sustrae por algún tiempo quien se esfuerza por avanzar. El pasado es inmensamente real y actual y atrapa a todo aquel que no logra redimirse mediante una respuesta satisfactoria.

6

Mis obras pueden considerarse como etapas de mi vida, son expresión de mi desarrollo interior, puesto que el ocuparse de los temas del inconsciente forma al hombre y provoca sus cambios. Mi vida es mi quehacer, mi trabajo espiritual. Una cosa no puede separarse de la otra.

7

No fueron sólo mis propios sueños, sino también a veces los de otros, los que me formaron en la creencia sobre una vida posterior a la muerte, me la hicieron revisar o me la confirmaron. Fue de especial significado para mí el sueño que tuvo una muchacha de dieciséis años, dos meses antes de su muerte: llegaba al otro mundo. Allí había un aula en la que estaban sentadas, en los primeros bancos, sus amigas muertas. Reinaba expectación general. Buscó con la mirada el maestro o encargado de la clase, pero no halló a nadie. Se le indicó que ella misma era la encargada, pues todos los muertos inmediatamente después de morir debían entregar un informe sobre todas sus experiencias de la vida.

8

Ciertamente, la muerte es una terrible brutalidad —no hay que dejarse engañar acerca de esto— no sólo como acontecimiento físico, sino mucho más aún como psíquico: un hombre es destrozado y lo que permanece es el glacial silencio de la muerte. Ya no existe más esperanza de relación alguna, pues todos los accesos se han roto. Hombres a los que se desearía una larga vida desaparecen a mitad de su vida y hombres inútiles alcanzan una avanzada edad. Esto es una cruel realidad que no debe paliarse. La brutalidad y arbitrariedad de la muerte puede amargar a los hombres hasta el punto de que concluyan que no existe Dios misericordioso alguno, ni justicia ni bondad.

9

No se pueden dominar las pasiones si no se ha pasado por el infierno.

10

Todos tenemos algún tipo de neurosis.

 

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