FILOSOFÍA

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lunes, 17 de febrero de 2025

SINCRONICIDAD COMO PRINCIPIO DE CONEXIONES ACAUSALES.

 

 

SINCRONICIDAD COMO PRINCIPIO DE CONEXIONES ACAUSALES (1952)

ERMG







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Ahora, me gustaría prevenir un malentendido que puede producir el término “sincronicidad”. Elegí esta palabra porque la sucesión simultánea de dos acontecimientos significativos no relacionados causalmente me pareció un criterio esencial. Estoy, por ello, utilizando el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia en el tiempo de dos o más sucesos no relacionados causalmente, que tienen el mismo significado o similar, contrastando con el “sincronismo” que manifiesta simplemente el acontecimiento simultáneo de dos sucesos.

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Sincronicidad significa, por tanto, el acontecimiento simultáneo de un cierto estado psíquico con uno o más sucesos externos que aparecen como paralelos significativos en el estado subjetivo momentáneo —y viceversa en algunos casos.

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El principio de causalidad afirma que la relación entre causa y efecto es algo necesario, mientras el principio de sincronicidad asegura que los términos de una coincidencia significativa están relacionados por la simultaneidad y por el significado.

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Hipócrates dice:“Hay una corriente común, una respiración común, todo está en simpatía. El organismo en pleno y cada una de sus partes trabajan conjuntamente con el mismo propósito ...el gran principio llega hasta la parte más remota y de ésta regresa al gran principio, a la naturaleza única, que es y no es”.

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El microcosmos que contiene “las imágenes de toda la creación” sería el inconsciente colectivo.

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Para la mente primitiva la sincronicidad es un hecho evidente en sí mismo; en consecuencia, no hay azar. Ningún accidente, ninguna enfermedad, ninguna muerte es fortuita o atribuible a causas “naturales”. Todo se debe de alguna forma a la influencia mágica.

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Fueron la psicología y la parapsicología las que demostraron que la causalidad no explica cierta clase de acontecimientos y que en tal caso hemos de considerar la existencia de un factor formal, la sincronicidad, como principio de explicación.

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Debemos abandonar por completo la idea de que la psiquis es algo relacionado de alguna forma con el cerebro, y recordar el comportamiento “significativo” o “inteligente” de los organismos inferiores, que no tienen cerebro.

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El principio de sincronicidad tiene propiedades que podrían ayudar a esclarecer la relación cuerpoalma. El hecho de orden no causal, o mejor, de ordenación significativa, es, sobre todo, el que puede arrojar luz sobre el paralelismo psicofísico.

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La sincronicidad no es una opinión filosófica, sino un concepto empírico que plantea un principio intelectualmente necesario.

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ACAUSALIDAD.

Si la ley natural fuera una verdad absoluta, entonces lógicamente no podría haber ningún proceso que se saliese de ella. Pero, dado que la causalidad es una verdad estadística, se mantiene como tal a nivel medio, y, por consiguiente, da lugar a excepciones que de alguna forma han de poder experimentarse, es decir, han de ser reales. Intento considerar los sucesos sincronísticos como excepciones acausales de este tipo, que se manifiestan relativamente independientes del espacio y del tiempo; relativizan el espacio y el tiempo en cuanto que el espacio no presenta en principio ningún obstáculo a su paso y la secuencia de acontecimientos en el tiempo está invertida, por eso parece como si un suceso quetodavía no ha ocurrido estuviera causando una percepción en el presente. Pero si el espacio y el tiempo son relativos, entonces la causalidad pierde también su validez, ya que la secuencia causa-efecto está relativizada O suprimida.

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SINCRONICIDAD.

A pesar de mi aviso previo, veo que los críticos han confundido este concepto con sincronismo. Por sincronicidad entiendo la ocurrencia de una coincidencia temporal significativa. Puede adoptar tres formas:

a) La coincidencia de un estado psíquico con su proceso objetivo correspondiente, cuyo acontecer tiene lugar simultáneamente.

b) La coincidencia de un estado psíquico subjetivo con un fantasma (sueño o visión) que más tarde aparece como reflejo más o menos fehaciente de un suceso “sincronístico” objetivo que tuvo lugar más o menos simultáneamente, aunque a distancia,

c) Lo mismo, salvo que el evento percibido tiene lugar en el futuro y está representado en el presente sólo por un fantasma que se corresponde con él.

Mientras que en el primer caso un suceso objetivo coincide con un contenido subjetivo, la sincronicidad en los otros dos casos sólo puede comprobarse después, aunque el suceso sincronístico como tal esté constituido por la coincidencia de un estado psíquico neutro con un fantasma (sueño o visión).

 

 

 

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