FILOSOFÍA

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sábado, 24 de noviembre de 2018

GÓGOL









GÓGOL
Edgardo Malaspina
1
En el 2009 con motivo de cumplirse 200 años del nacimiento de Nikolái Gógol (1809-1852) en Rusia hubo una especie de gogolomanía: se publicaron sus libros, se presentaron sus obras de teatro (sobre todo “El inspector”) y su casa-museo fue un sitio muy visitado.
2
Cuando estudiaba bachillerato en mi pueblo natal, Las Mercedes del Llano, tenía un amigo poeta llamado José Barreto. Se sentaba en las aceras por las tardes y leía en voz alta para su público, conformado por muchachos más jóvenes que él, y entre quienes me contaba. Un día dijo: voy a leerles un poema llamado Almas Muertas de un ruso: Gógol. Luego explicó muchas cosas y terminó diciendo que era un libro de protesta. Barreto tenía ideas comunistoides, y a todas sus lecturas le buscaba un lado revolucionario. Aquella vez entendí muy poco de lo que hablaba porque no conocía el sistema de propiedad de la tierra en Rusia con sus siervos, denominados simplemente “almas”. No obstante, esa velada me sirvió para interesarme por este escritor; y cuando llegué a Moscú me leí Tarás Bulba y sus novelas satíricas de Petersburgo.
3
En una reunión invernal y con unos tragos de vodka  en 2009 la conversación giró hacia Gógol, por supuesto. “Estaba loco y se la pasaba rezando en sus últimos años”, dijo alguien. Luego, caminando por las calles de Moscú compré una especie de biografía espiritual de Gógol, y empecé a leerla.
4

Gógol era un fanático religioso. Rezaba mucho, asistía a misa todos los días y visitaba los monasterios y otros lugares sagrados a pie. Daba limosnas a los mendigos, y cuando no tenía dinero prometía traerlo al día siguiente.
5
Tenía 16 años cuando murió su padre: desde entonces pensaba en la muerte con claros síntomas de tanatofobia: “Uno debe pensar cada minuto en la muerte para no pecar”. Le diagnosticaron “una enfermedad nerviosa” en momentos cuando pensaba que la mejor vida es la del monje (por eso nunca quiso tener relaciones sexuales con mujeres). Leía sólo libros religiosos. Llenaba cuadernos con oraciones y cantos litúrgicos. Componía sus propios rezos.
6
Gógol era un andariego compulsivo por eso llevaba siempre su biblioteca ambulante: notas de los libros leídos. Era tan introvertido y estaba siempre sumido en sus pensamientos que su cara tenía aspecto de filósofo, decían. Turguenev lo catalogó de genio pero con un toque de locura.
7
Gógol dormía en sillas o muebles, pero no en la cama. Incluso no se quitaba la ropa ni el calzado. Unos afirman que temía morir en la cama, pero otros creen que lo hacía por motivos religiosos: practicaba una especie de mortificación corporal para sacrificarse y agradar a Dios.
8
En mi práctica médica he visto pacientes que evitan dormir en la cama porque creen que allí los puede sorprender la muerte. Prefieren dormir sentados “para evitar que la sangre se vaya a la cabeza”. Eso es tanatofobia.

sábado, 17 de noviembre de 2018

CHEJOV SEGÚN CHEJOV


CHEJOV SEGÚN CHEJOV       
Edgado Malaspina
1
Así se llama el libro de Sophie Laffitte sobre el médico y escritor ruso Antón Chejov, padre del cuento corto. La sensibilidad mostrada por Chejov en sus relatos le viene desde la infancia cuando no soportaba la crueldad hacia los animales. Al llegar a una ciudad visitaba primero los cementerios y los circos. Leía  a Marco Aurelio y escuchaba a Chopin y a Beethoven.
2
Algunas frases extraídas del libro:
-Los enamorados se comprenden mejor cuando callan (“Me gustas cuando callas porque estás como ausente”, escribió Neruda)
-Sólo en el mar y en la estepa, durante una noche de luna, puede apreciarse la infinidad e inconmensurabilidad profundidad del cielo. Es terriblemente tierno y bello.
-Lo importante es ser justo y todo lo demás vendrá por sí mismo.
-La vida es difícil para quien tiene quienes tienen la audacia de ser los primeros en tomar un rumbo desconocido.
-Solo los imbéciles y los charlatanes  lo saben todo.
-Qué música maravillosa es el silencio de la noche.
- Cuando escucho la Sonata del claro de luna me parece que mi vida no es tan desgraciada y que todavía tengo la posibilidad de rehacerla por entero.
- La felicidad y la alegría no están ni en el dinero ni en el amor, sino en la verdad.
- Amo la naturaleza y la literatura, amo a las mujeres bonitas  y odio la rutina y el despotismo.
-Cuando la humanidad aprenda verdaderamente  a aliviar sus sufrimientos con pastillas y gotas .dejará a un lado fatalmente la religión y la filosofía.
-Entre decir “Dios existe” y “Dios no existe” se extiende un campo inmenso que apenas el sabio verdadero es capaz de atravesar.
-No me permitas, Dios mío, juzgar a nadie o hablar de lo que nada sé.
- Cuando el alma está atormentada. ¡Qué triste resulta estar solo!
-El hombre de bien puede sentirse avergonzado incluso delante de un perro.


lunes, 5 de noviembre de 2018

LA ENFERMEDAD


Libros y comentarios

LA ENFERMEDAD

Edgardo Malaspina
1

Con “La enfermedad”,de Alberto Barrera Tizka, hemos recordado a varios escritores que han abordado el tema médico: Moliere, Kafka, Hasek, Pasternak, García Márquez, Otero Silva, Díaz Rodríguez y muchos otros. Los más connotados en este peculiar subgénero de la literatura, en mi opinión, se encuentran en las letras rusas: Tostoy (La muerte de Iván Ilich), Chéjov (La sala número seis) y Bulgakov (Notas de un médico novel).
2
 Barrera Tyszka, que de alguna manera se había acercado al tema en su poesía ( La sesión del martes, Abril en Lima, y Balada –en un pasillo de un hospital-), con pinceladas frescas y magistrales nos recuerda la fragilidad de la existencia y nos invita a reflexiones que van más allá de lo puramente médico y filosófico(para Aristóteles los dos términos eran uno solo en muchas circunstancias).
3
¿Hay que decirle toda la verdad al paciente?  Se afirma que el cirujano Pirogov al saber que padecía cáncer decayó anímicamente y se preparó para morir pronto; pero  vivió más tiempo porque lo convencieron sus colegas de que ese no era el diagnóstico (pero era cáncer).
4
 Con  La Enfermedad, por ejemplo, podemos hablar de etiopatología , historia de la medicina y ética. En la novela el Dr. Miranda se enfrenta a un dilema: decirle el diagnóstico fatal a su padre o callar. Además, el paciente Ernesto Durán, enfermo imaginario, piensa que  sólo Miranda puede curarlo.


sábado, 3 de noviembre de 2018

LA SALA NÚMERO SEIS



La Sala Número Seis     
Edgardo Malaspina
1
Chejov escribió muchos relatos relacionados con la medicina: La Boticaria, Cirugía, Asclépiades de pueblo, Formación General, Un caso práctico, y muchos más. El relato La Sala Número Seis ha sido catalogado como uno de los mejores por su profundidad filosófica.
2
El Dr. Raguin trabaja de director en un hospital de provincia.  En un principio lo hace con mucho entusiasmo para vencer las dificultades producto de las carencias de un hospital de pueblo.  Luego, ante la indiferencia de quienes lo rodean y sintiéndose incomprendido, se dedica a sus libros y a tomarse una cerveza de vez en cuando.  La lectura, la filosofía y las cavilaciones acaparan su tiempo.
3
Distraídamente empieza a conversar con Grómov, un loco recluido en la sala número seis del hospital por manía persecutoria.  Hablan sobre la inmortalidad y otros temas elevados.  Raguin se siente bien: Por lo menos puede tratar con ese loco sobre cosas sublimes.  El subdirector del hospital, que se quiere quedar con el cargo de Raguin, difunde la especie de que éste está loco.
4
Raguin es internado en la sala número seis.  Es maltratado como cualquier loco y entonces cae en la cuenta de lo injusto del sistema terapéutico para tratar enfermos mentales.  Del sufrimiento Raguin muere en esa sala de locos.
5
Se dice que este relato lo escribió Chejov bajo la influencia de las ideas de los filósofos  estoicos, especialmente de Marco Aurelio.  Particularmente pienso que allí queda retratada la tragedia de la  mayoría de los médicos de pueblo: En un principio se trabaja con ánimo.  Luego el medio adverso, el tremedal de  la indiferencia y los salarios de miseria le hacen perder la capacidad de lucha.  En una esquina, con una cerveza en la mano, hablará de la vida, las dificultades, los libros y el progreso.  Entonces los envidiosos y chismosos dirán que es un borracho, que está loco y que no sirve para nada.