[28]LA CONSOLACIÓN DE LA FILOSOFÍA.
I
La
Consolación de la Filosofía (523) es un diálogo entre el autor, Torcuato
Severino Boecio (Roma, c. 480 – Pavía, 524) condenado a muerte, y la Filosofía
, materializada en forma de mujer: “Su vestido lo formaban
finísimos hilos de materia inalterable, con exquisito primor entretejidos; ella
misma lo había hecho con sus manos, según más adelante me hizo saber”.
[La
Filosofía]
En
La consolación de la Filosofía hay prosa alternada con la poesía, audacia,
resignación ante la inminente muerte, pero también ironía y humor: genio y
figura hasta la sepultura. La obra muestra la gran erudición del autor, sus
gustos literarios y preferencias por algunos destacados pensadores: a lo largo
del texto se hace un recorrido por la historia de la ideas filosóficas y sus
propulsores.
La
Consolación de la Filosofía es un análisis del papel de Dios en el origen del
bien y del mal y el peso de la Fortuna o la suerte a la hora de marcar el sendero
de nuestras vidas.
¿Qué nos ayuda más ante las adversas
circunstancias la razón o la fe ?
Hay
un debate sobre la justicia, los hombres virtuosos y los malvados.
“En
La consolación subyace una estructura que podríamos llamar emocional. Boecio, que
tanto había trabajado en el aristotelismo, echa mano del inagotable repertorio
de consuelo que ofrecían Platón y los estoicos en el momento de encontrarse
ante una “situación límite” por excelencia, como es la situación ante su muerte
próxima”. (Alfonso Castaño Piñán).
II
Ignatius,
el personaje principal de La conjura de los necios (1980) ,escrita por John
Kennedy Toole, tiene como punto de referencia para todos sus actos “La
consolación de la filosofía”. Especialmente Ignatius pone especial atención a
la Fortuna (diosa) por su papel preponderante en el destino de los hombres.
III
Frases:
1
“Yo
pienso que mucho más aprovecha a los humanos la fortuna que es contraria, que
no la muy prosperada. La próspera, siempre con especie de felicidad, pareciendo
blanda, miente; la adversa es verdadera, mostrando con su mudanza cuán poca
constancia tiene.
2
¿Por
qué buscáis la felicidad, ¡oh mortales, fuera de vosotros, cuando la tenéis
dentro de vosotros mismos?”.
3
La
gloria humana no es otra cosa que un gran rumor de viento en los oídos.
4
¿Quién
posee una felicidad tan completa que no tenga algún motivo para estar
descontento de su estado?
5
En
toda adversidad es género de infortunio el más desgraciado, el haber sido
feliz.
6
Si
hay un Dios, ¿de dónde proceden los males? . Y si no existe, ¿de dónde se
originan los bienes?
7
¿Crees
que sea ésta la primera vez que una sociedad depravada pone a prueba la
sabiduría? ¿Acaso entre los antiguos, anteriores a la época de mi discípulo Platón,
no he tenido que sostener duros combates contra los desatinados ataques de los
necios? Y viviendo Platón, ¿no triunfó su maestro Sócrates, gracias a mi
asistencia, de una muerte injusta?
8
Solamente
hay una cosa que pueda seducir a ciertos espíritus superiores que no han
llegado aún a la posesión perfecta de las virtudes, a saber, el deseo de la
gloria.
9
Si
algo bueno tiene la nobleza, es esto solamente: el que impone sobre los que son
nobles la necesidad de no desmerecer de las virtudes de sus antepasados.
10
Exclusión
de la poesía en la vida de los hombres, tal como lo hace Platón:
Y
cuando vio a mi cabecera a las musas de la poesía dictándome las palabras que
traducían mi dolor, conmovióse de pronto; y luego, lanzando por sus ojos miradas
fulminantes, indignada exclamó:
–
¿Quién ha dejado acercarse hasta mi enfermo a estas despreciables cortesanas de
teatro, que no solamente no pueden traerle el más ligero alivio para sus males,
sino que antes bien le propinarán endulzado veneno?
¿Son,
pues, éstas [(as Musas) las que con las infructuosas espinas de los afectos
matan la cosecha de la razón, rica en frutos, ¿y en vez de libertar al espíritu
del hombre lo acostumbran a padecimientos enfermizos?
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