FILOSOFÍA

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domingo, 14 de julio de 2019

MEMORIAS DEL SUBSUELO


MEMORIAS DEL SUBSUELO
Edgardo Malaspina
1
Memorias del subsuelo es una novela corta escrita por Dostoievski en 1864 , quien se encontraba atravesando una situación difícil que lo somete a un estado depresivo: su esposa, María Dmitrevna Isaeva, ha muerto; un hermano, también; el gobierno le censura y cierra sus revistas; tiene problemas financieros por culpa de su adicción al juego; y encima de todo eso está enfermo de hemorroides.
2
La novela, de corte filosófico, se divide en dos partes: la primera se denomina El subsuelo (once capítulos), mientras que  la segunda se llama A propósito de la nieve derretida (nueve capítulos).
3
El subsuelo es el monólogo de un funcionario marginal sin nombre. También puede entenderse como un diálogo con el lector. El funcionario siente que debe vengarse de todos. Planifica la venganza pero no la lleva a cabo. Sabe que es un ser insignificante, tiene problemas con su conciencia. Quiere actuar de manera malévola e indigna y luego se arrepiente.  El funcionario es un indeciso, un nihilista. Todos en lo más profunda de nuestras almas somos sucios. El que se crea libre de pecados que lance la primera piedra. “No me cuido, ni nunca me he cuidado, por más que profeso estimación a la Medicina y a los médicos, pues soy sumamente supersticioso, por lo menos lo bastante para tener fe en la Medicina. (Mi ilustración me permitiría no ser supersticioso, y, sin embargo, lo soy…”.
4
El funcionario es un resentido social: “Ahora termino mis días en un rincón, con ese maligno y vago consuelo de que un hombre inteligente no puede lograr abrirse camino y que sólo los necios lo consiguen”.
5
Hay que hacer las cosas a su debido tiempo: “Tengo cuarenta años, y cuarenta años son  toda la vida…¡vivir más sería indecoroso, despreciable, inmoral! ¿Quién podría vivir más de cuarenta años…Yo os lo diré: lo necios o los malvados”.
El escritor venezolano Argenis Rodríguez (fue mi paciente), representante de la corriente literaria denominada “Realismo sucio” (https://es.wikipedia.org/wiki/Realismo_sucio) se tomó muy en serio el tope de los cuarenta años. Citaba constantemente esa frase del personaje de Memorias del subsuelo, y llegó a una conclusión: hay que revisar nuestra vida a los cuarenta años, y si creemos que no hemos hecho nada, entonces debemos suicidarnos.
Rodríguez le dio muchas vueltas a ese asunto y terminó colgándose.
6
El hombre que conoce las causas de los fenómenos es un sufrido: “Os juro, señores , que una conciencia demasiado lúcida es una enfermedad”. “Soy culpable porque soy más inteligente que cuantos me rodean”. “El hombre normal es estúpido…” “He dicho, y repito, que las personas que se salen de lo vulgar y todos los hombres de acción son precisamente tales porque son estúpidos”.
7
Nietzsche afirmaba que para entender verdaderamente el sentido de la vida era necesario vivir en la ladera de un volcán. Dostoievski dice: “Es indudable que los más intensos placeres se los debemos a la desesperación, sobre todo si tenemos la conciencia integra  de hallarnos en un callejón sin salida”.
8
El valor del ocio para la creatividad lo vemos aquí: Cierto que el tedio fomenta la imaginación…”
9
“Conservando la razón es imposible desear”.
10
 Sobre la ingratitud: la mejor definición que del hombre pudiera darse es esta: ser bípedo e ingrato.
11
El hombre se distingue de los demás animales porque tiene el privilegio de maldecir.
12
El hombre es destructor por naturaleza: Que esté bien o esté mal, lo cierto es que a veces resulta grato quebrar alguna cosa.
13
El personaje de Dostoievski es bipolar: Ocurrían cosas contradictorias. Como la oficina acababa por asquearme, no pocas veces volvía del trabajo enfermo. Más pronto sin causa ni motivo, iniciábase en mí una fase de escepticismo e indiferencia (todo lo mío era así en fases), y al punto me ponía a burlarme de mi intolerancia y repulsión y a recriminarme por mi romanticismo. Tan pronto me daba me daba por no hablar con nadie como me ponía, no sólo a hablar, sino hasta bromear amistosamente con todos”.
14
Es también masoquista: “Cierta vez, al pasar de noche junto a una tabernucha, pude ver, a unos jugadores de billar que se sacudían el polvo con los tacos y concluyeron por tirar a uno por la ventana…hube de sentir envidia del hombre que habían arrojado por la ventana, hasta el punto que empujé la puerta de la taberna y penetré hasta la sala del billar: puede-decía para mí-que me tiren también por la ventana”
“Pero yo no codiciaba su cariño, sino que, por el contrario, ansiaba que me despreciasen”.
15
El personaje tiene un carácter epileptoide, y no es casualidad: Dostoievski era epiléptico:  planifica detalladamente golpear con el hombro a un oficial a quien cedía el paso en la acera. No quería cederle el paso, pero no tenía el valor y por eso tenía insomnio. Le daba fiebre, delirio, palpitaciones.
16
Obraba compulsivamente haciendo  cosas que sabía estaban equivocadas.
17
El hombre gusta de contar sus pesares no sus alegrías.
18
Sobre la tuberculosis: La tisis no es una enfermedad como la fiebre. El enfermo conserva la esperanza hasta el último instante, y asegura que se encuentra bien. Se hace ilusiones sobre su verdadero estado.
19
Lo que pensaba en la noche, al día siguiente lo consideraba un absurdo.
20
Amar es sinónimo de tiranizar.



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