HEIDEGGER
. PRIMERA CONFERENCA DEL PORFESOR DARIN McNABB.
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra.
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Los
postulados y tesis de Heidegger han tenido una enorme influencia para el
desarrollo de la filosofía contemporánea. Pueden considerarse como sus acólitos
de alguna manera: Merleau-Ponty, Gadamer, Ricoeur , Sartre, Levinas, Derrida,
Foucault y otros.
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Foucault : "Para mí Heidegger siempre ha
sido el filósofo esencial. . . Todo mi desarrollo filosófico fue determinado
por mi lectura de Heidegger".
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Habermas
: “El ser y el tiempo es "probablemente el giro más profundo en la
filosofía alemana desde Hegel".
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Bertrand Russell (Historia de la filosofía
occidental): “La obra de Heidegger es excéntrica y oscura […] una psicología
existencialista disfrazada de lógica”.
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J.
Ayer :Heidegger es un charlatán.
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Roger
Scruton: El ser y el tiempo es
“sumamente difícil, al menos que sea una total galimatías, en cual caso es
irrisoriamente fácil”.
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Heidegger
afirma que desde los Antiguos Griegos conocemos los objetos del mundo como si
estuvieran detrás de una vitrina. Por un
lado, de la vitrina está el objeto y por el otro el sujeto. La postura
teorética parte de esta distinción entre sujeto y objeto, entre una dimensión
interior y una exterior que se vincula mediante la representación. Esto se
encuentra en Platón en su distinción entre las esferas de lo inteligible y lo
sensible, pero se vuelve mucho más agudo en el dualismo cartesiano. Con
Descartes se inicia la larga tradición moderna que se centra en la
epistemología, en la correcta representación o mediación entre lo interno y lo
externo.
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El
problema que Heidegger tiene con esta postura teorética y su lenguaje de sujeto
y objeto, interior/exterior, es que conduce a una descripción distorsionada de
nuestra experiencia, cosa que se refleja precisamente en los distintos esquemas
ontológicos de la tradición. Para Heidegger, empezando con Platón y Aristóteles
y posibilitada por la postura teorética, la pregunta por el ser en Occidente ha
sido respondida con algún tipo de objeto o “ente”, sea algo material o
espiritual, mundano o divino. Vemos esto en el significado de la propia palabra
“ontología”. Viene del griego “on” que significa “es”. “To on” significa
“aquello que es”. Su construcción genitiva nos da “ontos” y esto junto con
“logia” hace que la ontología sea “el estudio de aquello que es”.
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En Platón, aquello que es en el sentido más
básico son las Ideas, en
Aristóteles
es la sustancia primaria, en el cristianismo es Dios, en Descartes es res
extensa y res cogitans (es decir, sustancia material y mental), en Kant el
noumeno, y en la ciencia moderna son cosas físicas como los átomos. A pesar de
la variedad que encontramos en estos planteamientos, lo que tienen en común es
la concepción del ser como algún ente o sustancia, sea el átomo, las Ideas o
Dios.
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Para
Heidegger, estas ontologías de la sustancia, por así decirlo, están a la base
de todas las dicotomías que desde Descartes definen la discusión filosófica: el
debate realismo/idealismo (todo es material o todo es mental), el debate
empirismo/racionalismo (la base del conocimiento está en lo empírico o en lo
racional), la cuestión de si hay valores objetivos o si todo es permitido, etc.
En resumen, tu opinión con respecto a qué tipo de ente constituye lo real
determina en buena medida la posición que tomas en estos debates.
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Para
Heidegger, la filosofía ha oscilado entre estas dicotomías de manera tediosa e
infructuosa, y con El ser y el tiempo pretende acabar con ello, acabar con la
idea de que la realidad debe pensarse en términos de sustancias o entes. ¿Qué
ofrece en su lugar? Pues Heidegger empieza su obra citando al diálogo platónico
El Sofista.
Dice:
“Pues evidentemente estáis hace ya mucho familiarizados con lo que queréis
decir propiamente cuando usáis la expresión ‘ente’, mientras que nosotros
creíamos antes comprenderla, mas ahora nos encontramos perplejos”. A lo largo
de su obra, Platón
responde
a esa perplejidad y la disipa con su doctrina de las Ideas. Desde entonces,
dice Heidegger, hemos olvidado esta pregunta primordial por el ser. La pregunta
es sencilla: ¿en qué consiste el ser de los entes? Sea lo que sea, no puede ser
un ente más porque de ese ente podríamos hacer el mismo cuestionamiento. La
pregunta sólo se desplazaría sin responderse. Encontramos en esta reflexión una
distinción muy básica con la que su investigación parte, una que Heidegger
llama “la diferencia ontológica”, es decir, la diferencia entre el ser y el
ente. Los dos no deben confundirse, “El ser de los entes”, dice Heidegger, “no
‘es’ él mismo un ente”. ¿Qué es el ser entonces? Pues de eso se trata el resto
del libro.
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De
aquí en adelante vamos a ver un análisis filosófico del ser, pero primero
conviene esclarecer una cuestión lingüística sobre este término. En el título
del libro la palabra “ser” es un sustantivo: El ser y el tiempo. En el texto,
lo que se traduce como “el ser” es el término alemán “das Sein”. Es importante
entender que ese sustantivo se deriva del verbo “sein”. En el alemán, se puede
tomar el infinitivo de un verbo y convertirlo en sustantivo. Por ejemplo, el
verbo “rauchen”, que significa “fumar”, puede convertirse en sustantivo, das
Rauchen, y así se puede decir algo como “Das Rauchen ist verboten”. Traducido
al español, sería “El fumar es prohibido”, pero decimos simplemente “Es
prohibido fumar”, expresión en la que el verbo se conserva, pero en el alemán
es muycomún que el verbo se pierda, convirtiéndose en sustantivo.
¿Por
qué es importante esto? Porque al ver la palabra “ser” expresada como
sustantivo, uno podría pensar que Heidegger está hablando del ser como una
sustancia, un ente. Pero no. Precisamente esa idea es la que está criticando.
¿Sabes cuál es el verbo más común, al menos en los lenguajes indo-europeos? El
verbo “ser”. Las únicas personas que hablan del ser como sustantivo son los
filósofos que escriben tratados sobre ontología.
Los
demás no hablamos así, sino que usamos el verbo; “Juan es alto”, “Está
lloviendo”, “Quiero ser maestro”. Si tenemos en cuenta este detalle
lingüístico, no estaremos tentados a pensar en el ser como algo místico
flotando en algún éter platónico. Se trata de un verbo, y los verbos no actúan
solos. Como dice Heidegger: “El ser es siempre el ser de un ente”. Si vamos a volver a la pregunta por el ser,
tendrá que ser a través de la interrogación de un ente. Como veremos más
adelante, ese ente somos tú y yo, cosa al que Heidegger se refiere con el
término “Dasein”.
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Su
análisis fenomenológico de Dasein, repleto de reflexiones sobre la muerte, la
angustia, la culpa y la autenticidad, es la parte más célebre del libro. Pero
hay mucho que tenemos que discutir antes de llegar ahí. Por ejemplo, ¿Por qué
es un análisis fenomenológico? ¿Qué es la fenomenología? ¿Cómo se distingue
esta manera de abordar el ser de la tradición que Heidegger critica?
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Heidegger una vez dijo que antes de leer a
Nietzsche y para comprenderlo bien, uno debería pasar 10 ó 15 años leyendo a
Aristóteles. Podríamos decir lo mismo con respecto a leer a Heidegger. Conviene
primero conocer muy bien a Aristóteles, y también a Husserl.
(Apunte
tomado de la conferencia 1 “Heidegger: El ser y el tiempo” del
profesor Darin McNabb)
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