FILOSOFÍA

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viernes, 25 de septiembre de 2020

HEIDEGGER

 



HEIDEGGER . PRIMERA CONFERENCA DEL PORFESOR DARIN McNABB.

Edgardo Rafael  Malaspina Guerra.

 

 

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Los postulados y tesis de Heidegger han tenido una enorme influencia para el desarrollo de la filosofía contemporánea. Pueden considerarse como sus acólitos de alguna manera: Merleau-Ponty, Gadamer, Ricoeur , Sartre, Levinas, Derrida, Foucault y otros.

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 Foucault : "Para mí Heidegger siempre ha sido el filósofo esencial. . . Todo mi desarrollo filosófico fue determinado por mi lectura de Heidegger".

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Habermas : “El ser y el tiempo es "probablemente el giro más profundo en la filosofía alemana desde Hegel".

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 Bertrand Russell (Historia de la filosofía occidental): “La obra de Heidegger es excéntrica y oscura […] una psicología existencialista disfrazada de lógica”.      

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J. Ayer :Heidegger es un charlatán.

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Roger Scruton:   El ser y el tiempo es “sumamente difícil, al menos que sea una total galimatías, en cual caso es irrisoriamente fácil”.

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Heidegger afirma que desde los Antiguos Griegos conocemos los objetos del mundo como si estuvieran detrás de una vitrina.  Por un lado, de la vitrina está el objeto y por el otro el sujeto. La postura teorética parte de esta distinción entre sujeto y objeto, entre una dimensión interior y una exterior que se vincula mediante la representación. Esto se encuentra en Platón en su distinción entre las esferas de lo inteligible y lo sensible, pero se vuelve mucho más agudo en el dualismo cartesiano. Con Descartes se inicia la larga tradición moderna que se centra en la epistemología, en la correcta representación o mediación entre lo interno y lo externo.

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El problema que Heidegger tiene con esta postura teorética y su lenguaje de sujeto y objeto, interior/exterior, es que conduce a una descripción distorsionada de nuestra experiencia, cosa que se refleja precisamente en los distintos esquemas ontológicos de la tradición. Para Heidegger, empezando con Platón y Aristóteles y posibilitada por la postura teorética, la pregunta por el ser en Occidente ha sido respondida con algún tipo de objeto o “ente”, sea algo material o espiritual, mundano o divino. Vemos esto en el significado de la propia palabra “ontología”. Viene del griego “on” que significa “es”. “To on” significa “aquello que es”. Su construcción genitiva nos da “ontos” y esto junto con “logia” hace que la ontología sea “el estudio de aquello que es”.

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 En Platón, aquello que es en el sentido más básico son las Ideas, en

 

Aristóteles es la sustancia primaria, en el cristianismo es Dios, en Descartes es res extensa y res cogitans (es decir, sustancia material y mental), en Kant el noumeno, y en la ciencia moderna son cosas físicas como los átomos. A pesar de la variedad que encontramos en estos planteamientos, lo que tienen en común es la concepción del ser como algún ente o sustancia, sea el átomo, las Ideas o Dios.

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Para Heidegger, estas ontologías de la sustancia, por así decirlo, están a la base de todas las dicotomías que desde Descartes definen la discusión filosófica: el debate realismo/idealismo (todo es material o todo es mental), el debate empirismo/racionalismo (la base del conocimiento está en lo empírico o en lo racional), la cuestión de si hay valores objetivos o si todo es permitido, etc. En resumen, tu opinión con respecto a qué tipo de ente constituye lo real determina en buena medida la posición que tomas en estos debates.

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Para Heidegger, la filosofía ha oscilado entre estas dicotomías de manera tediosa e infructuosa, y con El ser y el tiempo pretende acabar con ello, acabar con la idea de que la realidad debe pensarse en términos de sustancias o entes. ¿Qué ofrece en su lugar? Pues Heidegger empieza su obra citando al diálogo platónico El Sofista.

Dice: “Pues evidentemente estáis hace ya mucho familiarizados con lo que queréis decir propiamente cuando usáis la expresión ‘ente’, mientras que nosotros creíamos antes comprenderla, mas ahora nos encontramos perplejos”. A lo largo de su obra, Platón

 

responde a esa perplejidad y la disipa con su doctrina de las Ideas. Desde entonces, dice Heidegger, hemos olvidado esta pregunta primordial por el ser. La pregunta es sencilla: ¿en qué consiste el ser de los entes? Sea lo que sea, no puede ser un ente más porque de ese ente podríamos hacer el mismo cuestionamiento. La pregunta sólo se desplazaría sin responderse. Encontramos en esta reflexión una distinción muy básica con la que su investigación parte, una que Heidegger llama “la diferencia ontológica”, es decir, la diferencia entre el ser y el ente. Los dos no deben confundirse, “El ser de los entes”, dice Heidegger, “no ‘es’ él mismo un ente”. ¿Qué es el ser entonces? Pues de eso se trata el resto del libro.

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De aquí en adelante vamos a ver un análisis filosófico del ser, pero primero conviene esclarecer una cuestión lingüística sobre este término. En el título del libro la palabra “ser” es un sustantivo: El ser y el tiempo. En el texto, lo que se traduce como “el ser” es el término alemán “das Sein”. Es importante entender que ese sustantivo se deriva del verbo “sein”. En el alemán, se puede tomar el infinitivo de un verbo y convertirlo en sustantivo. Por ejemplo, el verbo “rauchen”, que significa “fumar”, puede convertirse en sustantivo, das Rauchen, y así se puede decir algo como “Das Rauchen ist verboten”. Traducido al español, sería “El fumar es prohibido”, pero decimos simplemente “Es prohibido fumar”, expresión en la que el verbo se conserva, pero en el alemán es muycomún que el verbo se pierda, convirtiéndose en sustantivo.

¿Por qué es importante esto? Porque al ver la palabra “ser” expresada como sustantivo, uno podría pensar que Heidegger está hablando del ser como una sustancia, un ente. Pero no. Precisamente esa idea es la que está criticando. ¿Sabes cuál es el verbo más común, al menos en los lenguajes indo-europeos? El verbo “ser”. Las únicas personas que hablan del ser como sustantivo son los filósofos que escriben tratados sobre ontología.

Los demás no hablamos así, sino que usamos el verbo; “Juan es alto”, “Está lloviendo”, “Quiero ser maestro”. Si tenemos en cuenta este detalle lingüístico, no estaremos tentados a pensar en el ser como algo místico flotando en algún éter platónico. Se trata de un verbo, y los verbos no actúan solos. Como dice Heidegger: “El ser es siempre el ser de un ente”.  Si vamos a volver a la pregunta por el ser, tendrá que ser a través de la interrogación de un ente. Como veremos más adelante, ese ente somos tú y yo, cosa al que Heidegger se refiere con el término “Dasein”.

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Su análisis fenomenológico de Dasein, repleto de reflexiones sobre la muerte, la angustia, la culpa y la autenticidad, es la parte más célebre del libro. Pero hay mucho que tenemos que discutir antes de llegar ahí. Por ejemplo, ¿Por qué es un análisis fenomenológico? ¿Qué es la fenomenología? ¿Cómo se distingue esta manera de abordar el ser de la tradición que Heidegger critica?

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 Heidegger una vez dijo que antes de leer a Nietzsche y para comprenderlo bien, uno debería pasar 10 ó 15 años leyendo a Aristóteles. Podríamos decir lo mismo con respecto a leer a Heidegger. Conviene primero conocer muy bien a Aristóteles, y también a Husserl.

 

(Apunte tomado de la conferencia 1Heidegger: El ser y el tiempo” del profesor Darin McNabb)

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